|
Esta vez las balas mataron sin rodeos. Fue ayer, durante la madrugada en un hotel en pleno microcentro porteño. El conserje y el mozo del Hotel Waldorf, de Paraguay al 400, fueron encontrados sin vida en un sector del sótano vecino a las calderas. Eran las únicas personas de guardia. �Fue un hecho de violencia inusitada, con verdadera saña�, dijeron los investigadores a este diario, cuando aún estaban tratando de definir si los responsables actuaron como organización o fueron simples bandidos. Poco antes de las seis de la mañana, dos turistas llegaron al hotel de tres estrellas de Paraguay 450. A los pasajeros les extrañó que nadie saliera a recibirlos. Insistieron hasta que optaron por consultar a un policía que estaba de guardia en la esquina de Maipú y Marcelo T. de Alvear. El oficial fue quien entró al Waldorf y comenzó la búsqueda de los dos empleados. �Estaban en el subsuelo con profundas heridas en la cabeza�, indicó una fuente de la comisaría 15ª. Ni el conserje ni el mozo tenían en el cuerpo signos que indicaran que hubiesen resistido un asalto. Los cuerpos quedaron extendidos en el sótano, rodeados por nafta y cercanos a un bidón con combustible. �Probablemente los habrían amenazado con quemarlos o generar algún tipo de incendio, pero nada indica que algo de eso haya ocurrido�, continuó la fuente. Se encontró la caja de seguridad forzada, sin el dinero que se guarda allí. Faltaron además dos computadoras, pero los asaltantes no se llevaron ningún objeto de valor de los empleados. La saña con la que fueron atacados los empleados no fue vinculada a las heridas que recibieron sino a algo que extrañó a los policías. �No se entiende bien que hayan entrado y disparado así: fue casi matar por matar�, explicaron. La causa quedó asentada en el Juzgado Criminal de Instrucción a cargo de Gabriel Jarazzo. Mientras se intentaba deducir el número de asaltantes, se descartaba ya que se haya tratado de una banda.
Ocupación y desalojo Tuvo que intervenir el cuerpo de Infantería de la Policía Bonaerense, un helicóptero y algunas decenas de policías rasos para disolver la plebeyada: cien personas se plantaron ayer en un terreno de Avellaneda para anunciar su ocupación. Por varias horas consiguieron alentar la toma en reclamo de viviendas. Antes del desalojo forzado, las familias pudieron presentar el reclamo formalmente ante el intendente Oscar Laborde que, asustadísimo, negoció recibirlos el lunes en su oficina.
|