Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

Caballeros de la Quema que brindan con razón

La banda que lidera Iván Noble presentó su nuevo cd y dio lugar a un contundente veredicto popular sobre el comentado episodio de �Sábado Bus�.

Por Roque Casciero

t.gif (862 bytes)  Hace poco más de un año, los Caballeros de la Quema llegaban por primera vez al estadio Obras, gracias al éxito de su quinto disco, La paciencia de la araña, y en especial al hit crossover “Avanti, morocha”, que los puso en todas las radios y les permitió acceder al público más numeroso de su carrera. De aquel concierto quedó el registro de un álbum doble que salió en edición limitada para no molestar al quinto disco de estudio de la banda, el reciente Fulanos de nadie. Para presentar éste fue que los Caballeros volvieron al viejo templo del rock argentino. Al contrario de lo que sucedió en aquella noche consagratoria, Obras no estaba lleno: populares y pullman lucían bastante completos, pero apenas estaba cubierto el cincuenta por ciento del campo. De todos modos, el show le sirvió al grupo para mostrar cada uno de los temas de su flamante trabajo y testear el humor de “la monada” (como el cantante Iván Noble denomina cariñosamente a su público), darse una idea de cuáles serán los próximos hits (“Sapo de otro pozo” y “Fulanos de nadie” corren con ventaja) y volver a congregar a buena cantidad de sus fans para cantar hasta la disfonía los inspirados versos callejeros (clásicos, a esta altura) de “Patri” y “Carlito”.
El comienzo del show fue una sorpresa por la imagen del grupo, de riguroso traje gris a excepción del tecladista Ariel Garfield Caldara, con su habitual remera de Superman en versión lentejuelas y una peluca de gigantesco peinado afro. El mismo look que en la tapa del disco: “Ahora que nos vendimos, tenemos vestuarista”, ironizó Noble. De todos modos, el traje le duró un tema y medio, pero, en lugar de aquellos deshilachados shorcitos que parecían pegados a su cuerpo hace un año, eligió pantalones de cuero y musculosa negra. Todo un estilo.
La sobriedad no se trasladó a la música de los Caballeros, enjundiosa incluso cuando las canciones aconsejarían más tranquilidad. Fulanos de nadie no marca demasiadas diferencias sonoras con su antecesor, por lo que no hubo muchas sorpresas en ese sentido. Para bien y para mal, la banda parece conocer bien sus límites y no sentir el mínimo deseo de desafiarlos. Sabe cómo facturar rocanroles “de estadio” –fáciles de corear y con estribillos pegadizos–, algunos reggaes un poco desprolijos y ciertos talking blues urbanos que les deben tanto a Lou Reed y Tom Waits como a los Rolling Stones. La influencia de Sumo y los Redondos continúa sobrevolando las melodías del grupo; Noble lanza mejor –aunque nunca será Sinatra y lo reconoce– sus habituales metáforas futbolero-barriales; las chicas siguen enamoradas de su estampa rea y burlona (le tiraron un corpiño y él se lo puso por encima de la remera); a veces la banda se acelera tanto que se va de ritmo.
Un par de novedades fueron unos inaudibles coros femeninos “made in casa” (además de Celsa Mel Gowland, cantaron Coti Maginot y Loly Méndez, esposas de los guitarristas Pablo Guerra y Martín Méndez, respectivamente) y una sección de vientos y un bandoneón también postergados en la consola de sonido. Los sensuales movimientos de tango for export de la bailarina Mora Godoy en “Fulanos de nadie” terminaron con unos pasos junto a Noble quien, con justicia, dijo después: “Mamá, la próxima vez que nazca, enseñame a bailar”.
Después de una semana en la que se comentó bastante su participación en el programa “Sábado bus” que conduce Nicolás Repetto, Noble se dio unpequeño gusto. El sábado pasado, desde la pantalla de Telefé, había brindado por “un buen cáncer en los huevos para los Galtieri y para los Massera”, como dice su canción “Rómulo y Remo” (inspirada, precisamente, en los insípidos brindis del ciclo televisivo). “Y también para los Videla”, agregó el vocalista. Enseguida aparecieron un par de caras largas y se armó un minidebate por el tema. En Obras, “la monada” dio su veredicto gritando esos versos más fuerte que cualquiera en toda la noche. Cuando terminó la canción, un envalentonado y feliz Iván Noble se despachó a gusto. “Un cáncer no, quince”, gritó.

 

PRINCIPAL