Por
Felipe Yapur
La lucha por la sucesión de la presidencia provisional del
Senado, cargo al que renunció el radical José Genoud el
domingo, generó expectativas y hasta operaciones tanto en el bloque
oficialista como en el justicialismo. Anoche, los senadores radicales
debatieron largamente el nombre del virtual número dos de Fernando
de la Rúa. Al cierre de esta edición, la reunión
se había trasladado hasta el comité nacional de la UCR donde
se encontraban reunidos el jefe del bloque, Mario Losada, y el presidente
del radicalismo, Raúl Alfonsín.
Aunque parezca una obviedad, el reemplazante de Genoud importa a todos.
Los justicialistas desesperan por saber quién será el elegido,
y pretenden influir en la designación. Es por ello
que no dudaron en difundir las razones por las que aceptarían o
rechazarían a tal o cual senador radical. Entre los radicales también
hubo negociaciones, conversaciones y, por qué no, operaciones.
La lucha, como reconocieron varios operadores, fue cordial
pero también intensa en la pelea por ser el elegido para secundar
al Presidente.
Fue así que ambos bloques mantuvieron durante la tarde de ayer
extensas reuniones por separado. El único punto que los encontró
coincidiendo fue que el tratamiento de la renuncia de Carlos Chacho
Alvarez a la vicepresidencia sea tratada en sesiones por separado. Ni
uno ni otro ven conveniente una asamblea legislativa porque, como reconoció
un senador del PJ, sería menos traumática y no queremos
que se haga un show.
De la reunión justicialista surgió otro punto que calmó
los espíritus radicales. El titular del bloque del PJ, José
Luis Gioja, aseguró que el puesto de Genoud será ocupado
por otro radical, pero advirtió que es imprescindible
conformar una mesa de diálogo y consenso político.
Otro senador, cuya opinión pesa a la hora de las definiciones,
dijo que el PJ quiere alguien que sirva de interlocutor con el Ejecutivo
y que conozca el manejo de la cámara. De hecho, estas frases
suenan a anuncios sobre el poder de veto que puede llegar
a ejercer la oposición ante un candidato que no guste a las bancas.
Por otra parte, en el PJ saben que deben aprovechar una oportunidad que
no se da todos los días como es la de poder cambiar la conducción
de la Cámara. Es por ello que no sólo pretenderán
eyectar de la vicepresidencia primera del cuerpo al bonaerense Antonio
Cafiero autoexcluido del bloque desde que confirmó sus certezas
sobre la existencia de sobornos en el cuerpo ganándose la enemistad
de la bancada, sino que también quieren para sí la
secretaría Parlamentaria o Administrativa del Senado. Esta posibilidad
se incrementó luego de que presentaron sus renuncias los secretarios
administrativo, Ricardo Mitre (el hombre de Alvarez en ese cargo) y parlamentario
Mario Pontaquarto (un incondicional de Genoud).
Pero mientras el PJ se encerraba a discutir sobre los pasos a seguir,
Genoud relataba a la prensa las razones de su dimisión. No
dejé mi cargo apenas se conoció la renuncia de Alvarez porque
se hubiera hecho cargo del Senado un miembro de la oposición,
dijo antes de recordar con cierta ironía que cuando fue elegido
titular de bloque y luego presidente provisional no hubo manifestaciones
en contra por parte del vicepresidente.
En tanto, los miembros del bloque radical recién se encontraron
una vez que concluyó la reunión de Gabinete. Allí
se analizaron los posibles reemplazos de Genoud. Tras algo más
de dos horas de debate no alcanzaron un acuerdo lo que obligó a
Losada a dirigirse al Comité Nacional de la UCR con la intención
de que Alfonsín ayude a destrabar la definición.
Los cuatro candidatos del radicalismo estuvieron en la boca de todos los
legisladores y fueron objetos de operaciones a favor y en contra.
José María
García Arecha: no niega lo bien que le cae esta posibilidad.
Su amistad con De la Rúa es uno de los puntos que exhibe como capital
a su favor. Pero el justicialismo ya le sacó bolilla negra. Ni
siquiera tiene trato con nosotros. Cómo podemos saber que tiene
capacidad para dirigir la Cámara, se quejó un influyente
integrante de esa bancada.
Luis Molinari Romero:
El principal defecto que le atribuyen al representante por
Córdoba es la cercanía que mantendría con Chacho.
Rechazamos todo lo que tenga olor a Alvarez, dijo un justicialista.
Sus compañeros de bancada, buscando ser más benévolos,
le achacan cierta tendencia a candidatearse a cuanto cargo vacante
hay en la Cámara.
Pedro Villarroel: el
nombre del catamarqueño sonó con mucha insistencia y hasta
se lo dio como número puesto. Pero Villarroel reconoció
a Página/12 que nadie me ofreció nada y aseguró
que no lo llamó ni De la Rúa ni Alfonsín. Me
enteré de mi nominación en el aeródromo de Catamarca.
Es un cargo difícil, pero yo no vine acá porque era fácil
la tarea, señaló. Desde el PJ se escucharon fuertes
críticas, primero lo sindicaron como miembro del influyente grupo
Sushi. Luego deslizaron que fue funcionario de la dictadura. Fuentes
cercanas al catamarqueño consideraron como disparatado lo primero
y ridículo lo segundo: Durante la dictadura defendió
presos políticos, dijeron.
Mario Losada: el titular
del bloque radical es el único candidato que recibió el
apoyo del justicialismo. Durante toda la tarde senadores de la oposición
resaltaron off the record las condiciones de Losada. Este
inusitado respaldo generó en el entorno del senador
misionero desconfianza y desagrado. Creen ver una operación en
su contra. Y no es para menos. La gente del senador teme que se reedite
la situación de Genoud, quien contó con la preferencia y
el apoyo del entonces jefe del bloque del PJ, Augusto Alasino. Pero este
no es el único punto que juega en contra de las aspiraciones de
Losada, quien no oculta su deseo por ser el segundo hombre en la línea
de sucesión presidencial. El problema que tiene el misionero es
su reemplazo en la titularidad del bloque. No hay entre los senadores
radicales uno que concite la adhesión de la mayoría. Por
eso, la definición del nuevo presidente provisional se demorará
al menos 24 horas más.
OPINION
¿Dirigentes
o dirigidos?
Por
Luis Zamora
|
Miro a Alvarez
renunciando desde el Castelar. Denuncia la crisis terminal de una
forma inmoral de hacer política vinculada con el poder económico
y alejada de la gente. Señala que no puede continuar luchando
desde el poder para no avalar que se siga promocionando a los corruptos.
Seguirá luchando, afirma, pero desde el llano. Paradójicamente
asegura que continuará fortaleciendo a la Alianza. Me surgen
infinidad de interrogantes: ¿Y Fernández Meijide, Ibarra,
Alessandro, Bravo, etc.? ¿Por qué se quedan? ¿Por
qué el mismo Alvarez les exige quedarse? ¿Por qué
ellos sí estarían en condiciones de seguir peleando
desde sus cargos contra esa forma vergonzosa de hacer políticas
y Alvarez no?
¿Por qué irse priorizando lo que le conviene o
no a su imagen diciéndole al pueblo que siga esperando
y soportando poderes políticos inmorales, gobiernos para pocos,
ajustes y pobreza para muchos? ¿Por qué renunciar y
sólo mostrar como camino el confiar en Alvarez, u otros honestos
como él, votándolos dentro de uno, dos, tres o más
años? ¿No hubiera sido más ético
proponerle al pueblo que confíe en sus fuerzas rodeando, por
ejemplo, al Congreso, hasta que todo el Senado se vaya o, a la Rosada,
hasta que los sospechados en vez de ser ascendidos tuvieran que irse?
No se trata de que un dirigente pelee, por más honesto
o heroico que se crea, sino que sea el pueblo el que tome
en sus manos la defensa de sus derechos.
Alvarez no lo propuso. Allá él. Pero el desafío
está igualmente planteado. No se trata de seguir buscando al
dirigente honesto que nos cambie la vida agobiante y angustiosa que
sufrimos. Como dice Dardo Scavino eso no es democracia. La espera
del dirigente honesto para que nos gobierne bien es propio de la aristocracia,
el gobierno de los virtuosos, de unos pocos elegidos.
Para ello se proponía De la Rúa antes, Alvarez ahora.
La democracia es, por el contrario, el gobierno del pueblo, de todos
nosotros. No se trata de buscar dirigentes que nos pretendan dirigir
sino dirigentes que acepten ser dirigidos... por nosotros, por el
pueblo. En la nueva Yugoslavia cuando la población salió
a la calle no hubo tanques ni dictadores que pudieran frenarla. Hace
pocos años, en Santiago del Estero, los santiagueños
dieron al país un ejemplo similar. Que otros se resignen o
esperen a los iluminados. Si rodeamos el Congreso y les
impedimos funcionar hasta que se vayan empezaremos a cambiar la historia
que nos agobia todos los días. Tato Pavlovsky nos viene diciendo
que se están gestando nuevas formas de justicia creando un
murmullo inaudible y ensordecedor. Estaremos construyendo nuestra
historia con la alegría y el entusiasmo de la solidaridad,
de lo colectivo, del codo a codo. Equivocándonos, acertando,
aprendiendo, pero nosotros en defensa de nosotros mismos. |
|