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EL GOBIERNO NEGOCIARA CAMBIOS CON EL JUSTICIALISMO EN DIPUTADOS
El Presupuesto vuelve a la zaranda

 

La crisis alentó al justicialismo a reclamar cambios al proyecto del Ejecutivo. Las provincias se resisten a pagar el costo del ajuste. La negociación será, punto por punto, en Diputados.

 

Por Raúl Dellatorre

t.gif (862 bytes)  La crisis política desatada por la renuncia del vicepresidente de la Nación también movió el tablero de las negociaciones entre el Palacio de Hacienda y el Congreso por los proyectos sobre temas económicos que deberían votarse de aquí a fin de año. Las provincias justicialistas han vuelto a presionar sobre el proyecto de Presupuesto Nacional para el 2001, buscando cambios que le eviten cargar sobre sus espaldas el peso del ajuste. El presidente de la Nación hizo un guiño favorable a la negociación, y le encargó al diputado Raúl Baglini, titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, capitanear esa instancia. Pero dadas las restricciones fiscales, la tarea será ímproba. En tanto, el bloque justicialista de diputados movilizó a todos sus asesores económicos para elaborar las propuestas que llevarán a la mesa y que negociarán, según anticipan, una por una y no como un proyecto alternativo.
Las restricciones fiscales no les dejan mucho para repartir a las autoridades nacionales, pero la nueva situación política obligará a revisar algunos criterios fijados en el proyecto de presupuesto original. Una de las claves para alcanzar la reducción del déficit prevista para el año próximo era la reducción de partidas a distribuir de los fondos del Fonavi y una nueva ley de coparticipación de impuestos.
Con respecto al primero, la carta de negociación del gobierno nacional era el Plan de Infraestructura, que el ex ministro del área, Nicolás Gallo, venía conversando con los gobiernos provinciales para distribuir las obras en los diferentes distritos. La caída de Gallo obliga a un replanteo de los acuerdos previos. Con respecto a la coparticipación, está fresco el recuerdo del compromiso asumido por José Luis Machinea en diciembre pasado estableciendo, a cambio de la aprobación del Presupuesto 2000, un piso de recaudación a distribuir, que no pudo cumplir por la débil performance de los ingresos fiscales en lo que va del año.
Los gobernadores justicialistas han decidido apostar al bloque propio de la Cámara baja la responsabilidad operativa de la negociación, mientras mantienen un canal abierto con el presidente de la Nación para limar los aspectos políticos. Dado el descrédito del Senado, han decidido obviar esa instancia, aunque algunos de los proyectos deberán tratarse en primer lugar en ese cuerpo.
A esta altura, en el ámbito parlamentario –tanto en las oficinas del oficialismo como de la oposición– se considera improbable que el gobierno nacional pueda avanzar en el recorte a la mitad del subsidio a los combustibles patagónicos. Su implementación ya se presentaba complicada por la reacción que generó en la población del sur, pero ahora se ha tornado políticamente más inviable tras la deserción de Carlos Alvarez y el incremento del disgusto popular hacia las políticas de ajuste a partir de esa determinación.
Pero el Gobierno deberá compensar esas pérdidas de recursos con otros recortes, o la obtención de ingresos por otras vías. Desde el justicialismo, desempolvarán el proyecto de gravar las rentas petroleras o a las refinadoras de combustibles, para atacar a uno de los sectores beneficiarios de las transferencias de ingresos en los últimos años. La propuesta difícilmente encuentre consenso en el oficialismo, lo que la destinaría a vía muerta.
Ayer, el viceministro de Economía y secretario de Hacienda, Mario Vicens, mantuvo una reunión con los legisladores aliancistas de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, encabezados por Baglini, para delinear la estrategia de negociación. Concretamente, qué es lo que se podrá y lo que no se podrá ceder para que no se caiga el cuerpo del Presupuesto. Pero lo que se trace en teoría chocará con la realidad del ajuste imprescindible para seguir cumpliendo con la lógica del modelo.
Otros dos proyectos de interés para Economía esperan su turno para llegar al recinto: el Plan de Infraestructura y la Ley de Hidrocarburos. El primero debía ser tratado en Diputados el jueves último, pero el cambiode gabinete de ese día lo postergó. Tampoco será debatido este jueves, día reservado para la discusión sobre la aceptación de la renuncia del vicepresidente de la Nación, según se estimaba ayer. Pero tampoco hay garantías de que se trate la semana próxima, si previamente no existe un nuevo acuerdo entre las provincias y el Ministerio de Economía, que acaba de asumir la paternidad del plan. La Ley de Hidrocarburos, en tanto, quedó congelada en el Senado tras las denuncias de la legisladora Silvia Sapag contra su par Emilio Cantarero. El camino no podía resultar más sinuoso y embarrado.

 

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