Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

�Así se inicia una guerra religiosa�

Por Pablo Rodríguez

Piedras palestinas en la ciudad cisjordana de Ramallah.t.gif (862 bytes)  Exceptuando la guerra franca y abierta, la tensión en Medio Oriente no podría ser mayor. Esto se comprueba tanto en los grandes trazos (fin del ultimátum israelí a los palestinos, fracaso de los llamados a negociaciones, etc.) como en los pequeños detalles. También si conversamos con Mario Sznajder, profesor de Ciencia Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén y analista buscado por varios medios. En diálogo con Página/12, mostró una posición nítida. “Yasser Arafat está aliándose con los sectores islámicos radicales y está tirando a la basura el proceso de paz”, espeta. “Hay indicios de que estamos en el inicio de una guerra religiosa”, pronosticó, y señaló a la dirigencia palestina en el origen de la situación actual.
–¿Estamos ante el inicio de una guerra?
–El gabinete del premier Ehud Barak evaluó dos opciones básicas: responder a las presiones norteamericanas de sentarse a negociar en otra cumbre o cerrar filas en torno de la formación de un gobierno de unidad nacional. Pero ningún gobierno israelí va a sentarse a negociar nada sin que cese la violencia palestina. Aún no se alcanza a entender si las fuerzas palestinas no pueden contener a su pueblo o si en realidad no hay ninguna orden seria para dicha contención. Estamos en un panorama muy, pero muy complicado.
–O sea, ante el inicio de una guerra.
–Esto es algo aún más grave que un conflicto militar. Consideremos que hay tres frentes de problemas. El primero es el palestino, donde Yasser Arafat puede ser que no controle a sus fuerzas, pero donde fundamentalmente está demostrando que no quiere negociar. Acaba de liberar a las células terroristas de Hamas y de Jihad Islámica de las cárceles palestinas. Los líderes de estos grupos participaron en las últimas sesiones de la Autoridad Palestina. Esto es gravísimo, es un muy mal augurio, porque significa que Arafat está renunciando al proceso de paz. El segundo frente es el sirio-libanés donde, a pesar de sus declaraciones, Siria no se puede desentender de lo que está haciendo el Hezbolá en el norte israelí. Aquí existe el peligro de que el conflicto se internacionalice. Y el tercer frente, quizás el más preocupante aunque parezca mentira, sea el de los árabes israelíes, que se están poniendo del lado palestino. Los árabes israelíes son el 18 por ciento de la población y lo que está pasando es que se está quebrando la posibilidad de convivencia entre árabes y judíos dentro de Israel.
–O sea, que se vuelve al clima de los años 60.
–Hay indicios de que estamos ante el comienzo de una guerra religiosa. Las fuerzas palestinas no quisieron o no pudieron detener la destrucción de la tumba de José. Al día siguiente una horda de judíos atacó una mezquita en la zona de Tiberíades. La misma reacción a la visita de Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas es otro indicio de una guerra religiosa. Y el problema de todo esto es que si se solucionan dos de los frentes que describí (el palestino y el de la internacionalización del conflicto), esto no incidiría sobre el tercero, que ya está quebrado. Pero si alguno de estos dos frentes empeora, empeora el tema de los árabes israelíes.
–¿Se podría haber evitado todo esto?
–Es imposible hacer juicios del tipo “qué hubiera pasado si”. Supongamos que no se le permitía la entrada a Sharon al Monte del Templo. Cualquier otro hecho habría desencadenado esto. Lo de Sharon fue sólo el gatillo.
–Pero la represión israelí fue condenada hasta por la ONU. ¿Eso no es también un gatillo que se podría haber evitado?
–Las órdenes del Ejército israelí son muy claras y se cumplen: sólo se dispara cuando la vida está en peligro. Lo que ocurre es que la comunidadinternacional sigue pensando que estamos ante la Intifada de 1987, con pobres niños palestinos tirando piedritas contra crueles soldados judíos que los matan. La imagen es reforzada por la del niño palestino que murió por balas israelíes. Pero la realidad es que no se lanzan piedritas y, sobre todo, que detrás de todo esto está el Tanzim, el brazo armado del partido Fatah de Arafat, que sí utiliza armas. Eso no lo fotografía nadie. –O sea, que Arafat comenzó todo esto. ¿Cuál supone que es su objetivo?
–Arafat está ganando con la violencia. Todos quieren hablar con él. Los palestinos quedan como víctimas. No sé si Arafat quiere una guerra (no lo creo), pero sí que no hace nada para calmar la situación. El pueblo palestino acumula muchas frustraciones y esto es entendible, pero parte de la culpa es de la misma dirigencia palestina que promete siempre que va a haber paz en dos minutos cuando sabe que las negociaciones son un proceso largo. La irresponsabilidad de Arafat es prometer todo, no cumplir nada y además, en este caso, aliarse en momentos difíciles con los sectores islámicos radicales. Que son los que quedaron fuera con el proceso de paz. Estos mismos islámicos pueden matar a Arafat y el único que ha comprendido bien esta situación dentro del mundo árabe es el presidente egipcio Hosni Mubarak.
–Sin embargo, la interpretación de la comunidad internacional es que el problema hoy es más Barak que Arafat. ¿Israel puede convertirse en un Estado paria?
–No. La comunidad internacional está reaccionando como en la época de la Intifada, pero pronto se va a dar cuenta de que Arafat es quien está actuando irresponsablemente al aliarse con quienes están en contra de la paz y de él mismo.
–¿Este es el fin del proceso de paz?
–Si Arafat no cambia su postura, sí.

 

PRINCIPAL