Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

ISRAEL PRORROGO EL ULTIMATUM DADO A LOS PALESTINOS
El perdón que llegó en su día

El gobierno israelí decidió postergar �unos días� el ultimátum �que vencía ayer� con el fin de que los palestinos �detengan la violencia en sus territorios�. El premier Ehud Barak y el alcalde de Jerusalén pidieron a la población judía que se abstenga de atacar a los árabes israelíes. Se abre un escenario para la mediación internacional.

t.gif (862 bytes)  El Yom Kippur (Día del Perdón) que terminó ayer es para la religión judía una jornada de reflexión. Quizá por eso mismo, “el premier Ehud Barak está dispuesto a dar por unos días a los palestinos para dar una oportunidad a la mediación internacional”, según el portavoz israelí Nachman Shai. Así, el gobierno israelí postergó el ultimátum que le dio al líder palestino Yasser Arafat para que cesara la violencia en los territorios de la Autoridad Palestina, mientras decidía extender el cierre de fronteras de estos territorios que vencía ayer. Más aún: el gobierno israelí ayer por la noche no rechazaba ya de plano, como había ocurrido durante el día, la oferta norteamericana de una cumbre entre Barak y Arafat en Egipto. Tanto las autoridades palestinas como las israelíes están llamando a sus pueblos a detener la violencia callejera luego de una jornada en la que los choques entre las poblaciones civiles judía y árabe se hicieron abiertos. Pero las posiciones de base siguen siendo las mismas. Barak acusó a Arafat de “no estar maduro para la paz” y éste dijo que los israelíes “no detienen la masacre”. El movimiento diplomático en la región es elocuente del clima de ultimátum que el “perdón” israelí no puede disimular.
Diplomáticos de la ONU y de Rusia viajaron alternativamente a Egipto, Líbano y Siria para evitar la internacionalización del conflicto palestino-israelí, mientras la Casa Blanca calentaba las líneas telefónicas. El presidente norteamericano Bill Clinton habló por teléfono con Barak, Arafat, el presidente egipcio Hosni Mubarak y el sirio Bashar Al Assad. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, se reunió dos veces en un mismo día con Arafat en Gaza y hoy lo hará con Barak. A su vez, Arafat viajó a Egipto para reunirse con Mubarak. La Casa Blanca aún no puede convencer, más allá de la declaración de Barak, a israelíes y palestinos de sentarse en la mesa de negociaciones.
Otro de los frentes cubiertos por el “ejército” diplomático es el espinoso asunto del Hezbollah. La guerrilla pro iraní del Líbano había secuestrado a tres soldados israelíes durante el fin de semana. Desde entonces, las tropas hebreas siguen en estado de alerta, listas para entrar al Líbano. El jefe del Hezbollah, sheik Hassán Nasrallah, recibió la visita de Alexander Sultanov, alto responsable de la Cancillería rusa, y del representante personal de Kofi Annan, el noruego Rolf Knutsson. Mientras tanto, el canciller ruso Igor Ivanov hablaba personalmente en Beirut con el presidente del Líbano, Emile Lahud. La solución que sigue proponiendo Nasrallah para no reiniciar la guerra en el sur del Líbano es el canje de los secuestrados (que según algunas versiones estarían heridos) por 19 guerrilleros encarcelados en Israel. El canciller ruso salió luego del Líbano para seguir la maratón en Israel y ante la Autoridad Palestina. Se reunió con Arafat en la franja palestina de Gaza y más tarde con el canciller interino israelí, Shlomo Ben Ami. “El precio de un fracaso es demasiado alto para que cualquiera de nosotros quiera pagarlo”, dijo Kofi Annan como resumen optimista de la jornada.
En medio de estas gestiones de alto nivel, lo que se ha comenzado a percibir es cierta violencia directa entre árabes y judíos que amenaza con convertirse en un asunto mayor. Médicos palestinos denunciaron que colonos judíos torturaron y asesinaron a un árabe israelí, indicando que los cuerpos de una de las cinco víctimas que murieron el sábado en enfrentamientos entre palestinos y colonos tenían signos de haber sido electrocutados, quemados, golpeados con hachas y hasta con los ojos arrancados. En las zonas de Jerusalén Este, en Nazaret (la principal ciudad árabe dentro de Israel) y en Hebrón se multiplicaron los enfrentamientos entre judíos y árabes, que dejaron 53 heridos árabes, según fuentes palestinas. La situación puede generalizarse luego de que el sábado grupos de palestinos destrozaran la tumba de José (lugar sagrado judío) y otro grupo de israelíes respondieran al día siguiente con un ataque a una mezquita ubicada cerca del lago Tiberíades. Azmi Bichara, diputado árabe israelí, pidió la protección de la ONU. Los muertos desde el inicio de la violencia, el jueves 28 de septiembre, llegan a casi 100 y los heridos son más de 2000. Para evitar que se transforme ahora en un conflicto abierto entre judíos y árabes, el propio Barak, el alcalde de Jerusalén y el propio Arafat instaron a la tranquilidad. “No tienen derecho de hacer justicia por sus propias manos”, declaró el alcalde de Jerusalén Ehud Olmert en un llamado a los jóvenes judíos que comenzaron a atacar a automovilistas y transeúntes árabes. “Todo aquel que ataca a una minoría en nuestro Estado judío y democrático destruye la trama que ha permitido coexistir a los judíos y los árabes desde su creación hace 52 años”, exhortó Barak.
Ambos gobiernos están bajo una presión muy fuerte dentro de sus pueblos. Tanto los analistas políticos como los principales diarios israelíes, sean de tendencia derechista o progresista, consideran que el actual proceso demuestra que el odio árabe frente a la existencia misma del Estado de Israel está más vivo que nunca. Del otro lado, Arafat recibió ayer el apoyo de Yemen, Irán y Arabia Saudita para “reconquistar por la fuerza lo que fue tomado por la fuerza”, según el presidente de Yemen, jeque Ali Abdal Saleh.
Todo parece como si el proceso de paz entre palestinos e israelíes, eso que comenzó allá por 1991, nunca hubiera existido. O como si estuviera herido de muerte por piedras, balas y profanaciones.

Arabes en Buenos Aires
Unos 300 integrantes de la comunidad árabe en Argentina marcharon ayer desde Plaza de Mayo hasta la Embajada de Israel en Buenos Aires para “repudiar y condenar el terrorismo de Estado israelí”, al que ellos atribuyen la responsabilidad por las muertes de palestinos ocurridas durante la última semana en Medio Oriente. Durante la protesta se escucharon reclamos y acusaciones en árabe y se levantaron banderas negras, de Palestina, Siria y del Líbano. Los manifestantes exigieron “al gobierno argentino que condene la represión en territorios ocupados”. Paralelamente, el Centro Cultural Argentino-Palestino hizo un “llamado a organizaciones y partidos políticos de la Argentina a denunciar esta nueva masacre” y pidió la movilización de “los movimientos judíos progresistas comprometidos con la paz”.

ISRAEL CELEBRO SU YOM KIPPUR EN MAXIMA TENSION
Fiesta con batallas de fondo

The Guardian
de Gran Bretaña

Por Suzanne Goldenberg
Desde Jerusalén

Veintisiete años después de la última verdadera guerra por la supervivencia de Israel, los judíos celebraron ayer, en forma sombría, el Día del Perdón o Yom Kippur, contemplando la muerte del proceso de paz y la perspectiva de que se destruyan 52 años de coexistencia con los árabes israelíes. Durante todo el día, el trauma de esos recuerdos estuvo incómodamente presente, atizado por la orden del capellán del Ejército a los soldados para que renunciaran al ayuno obligatorio y conservaran sus fuerzas para la batalla, y en la decisión de Radio Israel de emitir boletines en un día normalmente dedicado al silencio y a la contemplación.
Parecía inimaginable que sólo dos semanas antes los judíos israelíes estuviesen jugando en el casino en Jericó, gobernada por palestinos, o pasando el sabbath en giras de compras por Cisjordania. Su frustración ante el rápido cambio de los acontecimientos y su sensación de impotencia subieron como burbujas a la superficie. “¿Qué está pasando acá?”, escribió Sever Plotzer en el diario Yediot Aharonot. “¿Cómo encaja todo eso con el estallido del odio horrible que invadió los territorios y el sector árabe?”. “¿En qué aspecto hicimos suposiciones equivocadas?”. “¿Dónde estaba oculto esto, que no lo vimos antes?”.
En la sinagoga relativamente liberal de Jerusalén, un rabino dio comienzo al Yom Kippur el domingo a la noche declarando que “todas las ideologías desde el nazismo al islamismo (sic) son lo mismo”. Luego siguió desacreditando a los palestinos al agregar que “ellos se concentran demasiado en Dios”. En Jerusalén, las pintadas en las paredes proclamaban: “Kahane tenía razón.” El extremista rabino fallecido Meir Kahane había pedido la expulsión de todos los árabes de la bíblica tierra prometida. El rabino del Colegio de la Unión Hebrea, estandarte del movimiento reformista, estaba más conciliatorio. “Israel no puede llamarse a sí misma un Estado judío hasta que todos los árabes sean tratados de la misma manera”. Sin embargo, en una encuesta del Yediot, el 74 por ciento de los encuestados dijo que veía a los árabes-israelíes como traidores.

OPINION
Frustración musulmana
Por Andrés Ortega

 

PRINCIPAL