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OPINION

Los quedeben jugar juntos

Por Diego Bonadeo

En plena madurez de Ricardo Bochini y en pleno esplendor de Diego Maradona, la miopía militante de Carlos Salvador Bilardo hizo que solamente coincidieran un ratito en el Mundial de México en 1986. Antes, y especialmente después, los debates futbolísticos respecto de quienes “pueden jugar juntos” pasó mucho más por amuchar a “transpiradores” que por juntar o no a “creativos”. Así fracasó rotundamente, en resultados y en performances, aquel Boca de 1996, cuando esa misma miopía de diez años antes se convirtió en patético estrabismo, con el propio Bilardo como técnico de Boca.
Pero los mensajes siguieron llegando con empecinamiento, como aquél de los voceros mediáticos del Cai Aimar, cuando se dijo que en San Lorenzo no podían jugar juntos Silas y Gorosito, seguramente, por entonces, los dos mejores futbolistas de aquel plantel.
Y la cuestión, que es de índole, se convierte en una cuestión de grado cuando se llega a la Selección Nacional. Mientras los hechos demostraban que en este River de hoy, no sólo “pueden”, sino que “deben” jugar juntos Ortega, Aimar, Saviola, Angel (y por qué no alguno más de la estirpe), se sigue con las cuestiones, por ejemplo, Batistuta-Crespo, generando una antinomia falaz y distractiva. Está claro que Marcelo Bielsa tiene a disposición –lesiones y/o suspensiones mediante– más delanteros, enganches y lanzadores que defensores. Y esto último tampoco estaría del todo mal, si no fuese tan falaz como lo es.
A partir de que el técnico de la Selección decidió como cosa juzgada que la intención es jugar con un delantero “por afuera” y otro “por adentro”, el fundamentalismo de los falsos intérpretes menosprecia cualidades e inteligencias de Batistuta y de Crespo dando por descontada la imposibilidad de asociarlos. Y pareciera que les diera lo mismo Verón que Aimar o Gallardo que Riquelme cuando sería ideal que estuvieran los cuatro, que en realidad son lo mismo en cuanto a lo que se entiende por jugar el fútbol que le gusta a la gente, aunque los caminos de VerónRiquelme sean diferentes a los caminos de Gallardo-Aimar.
Como sobran delanteros-delanteros, wines, lanzadores y creadores, y faltan defensores, los buscadores de “equilibrios” han recibido malas noticias. ¿Cómo se hace ahora para buscar resultados teniendo más “creadores” que “transpiradores”?
Entonces no habrá más remedio que atacar aunque te ataquen. Y habrá que amuchar a los que saben. Y la menesterosa quimera del 1-0 le dejará lugar a la del 6-4. Y si así es, la grandeza le habrá ganado a la mezquindad.

 

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