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�Yo siento que el canto es un rayo�

Teresa Parodi registró en dos conciertos las canciones que incluirá �El canto que no cesa�, un CD que define como �de resistencia y amor�.

Por Karina Micheletto

t.gif (862 bytes)  “Cantamos para marcar un espacio de resistencia y de amor. Por eso para mí es tan importante grabar este disco con ustedes”, les dijo Teresa Parodi a los fans que colmaron la sala de La Trastienda el viernes, en el primero de dos shows pensados para el registro en vivo de su próximo trabajo. Fueron dos espectáculos íntimos, en los que se mezclaron nervios no disimulados con el clima cálido que distingue el vivo de la correntina. Parodi concretó lo que define como “un sueño y un desafío necesarios”: la grabación de un disco en vivo con un repertorio en su mayoría nuevo. “Hubiera sido más fácil hacer lo tradicional, armar el disco con canciones conocidas. Pero sentía que, en esta situación límite que estamos atravesando como país, tenemos que empezar a buscarnos los unos a los otros y pelearla juntos. Fue un riesgo, pero salió muy bien”, explicó a Página/12 luego de la primera velada.
Después de presentar cuatro temas ya conocidos –“La negra Ulogia”, “Señales de vida”, “El bayo ruano”, un homenaje al poeta Francisco Madariaga, recientemente fallecido, y “Esa musiquita”–, Parodi arrancó el viernes con el repertorio nuevo. “¿Se van a bancar tantos temas que no conocen?”, preguntó. La noche terminó con un coro general de “Resistiendo”, un tema que sintetiza el sentido del nuevo disco: “Nos han robado hasta la primavera, pero no pueden con nuestra canción. Parece frágil pero no se entrega, sigue cantando como vos y yo”, dice Parodi a través de su música.
El disco se llamará El canto que no cesa –en alusión a El rayo que no cesa, de Miguel Hernández–, y aparecerá a principios del año próximo por DBN. Sólo dos de sus canciones ya fueron grabadas, aunque escasamente difundidas: “Oye Manuela” y “Canción para Federico”. El resto son temas en los que brilla la compositora, y en los que teje pequeños retratos de su mundo íntimo –la casa de la infancia, las tías y abuelas, su madre, sus hijos– con una preocupación por la realidad social. Hay además una milonga que le escribió a Jorge Luis Borges y que lleva sus iniciales, poemas de Jorge Calvetti y de Juan L. Ortiz, y una canción musicalizada por Peteco Carabajal, “San Cayetano”. Por último, dos temas de su hijo, Camilo Parodi, “Ahí viene alumbrando el farolero” y “Dale a tu tambor”.
Acompañada por Raúl Miño en acordeón, José Luis Belmonte en percusión y Camilo Parodi en guitarra, bajo y cajón peruano, Parodi registró entonces un trabajo en el que afirma su lugar de autora. Lo de autora no es menor: más allá de las canciones, tiene escritas tres novelas, y en diciembre publicará por editorial Lumen el libro Esa musiquita. Se trata de una selección de canciones ilustradas por Pedro Vilar, el mismo que les puso forma y color a las canciones de María Elena Walsh. “Tengo muchas ganas de largarme con la escritura, pero hay cierta cuestión de timidez que hizo que hasta ahora me quedara ahí”, explica a Página/12. “Cuando recién empecé, yo no decía que las canciones eran mías, iba y cantaba, nomás. Pero estoy repensando esa postura, quiero ver si puedo publicar más cosas”, promete.
–¿Por qué eligió que el disco aludiera a Miguel Hernández?
–Yo siento que el canto es como un rayo, algo que implica un ida y vuelta y que transmite una energía que queda para siempre. La canción popular es un espejo que refleja los sentimientos, y nos devuelve lo que somos. Por eso, para que pueda ser ese canto que no cesa tal como yo lo siento, necesitaba compartirlo con la gente. Uno va dejando señales y necesita señales de los otros. En estas dos noches pude percibir esa misma necesidad de escuchar y compartir. La intuición no me falló.
–¿Cómo fue trabajar con su hijo, quien tuvo además la responsabilidad de los arreglos y compuso dos de los temas del disco?
–Para mí es maravilloso, porque lo vi crecer como músico y confío plenamente en él. Me escucha cantar desde que estaba en la panza, todos mis hijos tuvieron esa condena. Siento que nadie conoce tan bien lo que yo quiero transmitir. Creo que éste es el grupo que más ha acompañado la intención de cada canción, es como tener el marco exacto, el traje justo, hecho a medida.
–En sus canciones aparecen textos de Juan L. Ortiz y Francisco Madariaga, poetas de río. ¿Por qué los incluyó?
–Para mí la poesía es fundamental. Siempre están dando vuelta en mis trabajos las personas que he admirado, los espejos en los que me miré, aquellos que son mis voces de cabecera. Por eso también hay una milonga que a Borges. Cuando llegué a Buenos Aires, yo lo iba a buscar a la calle Florida, y después lo seguía un poquito, para verlo nomás. Es una gran frustración para mí no ser poeta, aunque defiendo mucho el oficio de escritor y sé muy bien cuál es la diferencia. Tuve la enorme suerte de conocer y ser amiga de gente como Calvetti, Madariaga, Olga Orozco y Enrique Molina. Rescato esas voces porque también son un ejemplo desde lo ético.

 

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