Después del temblor, la versión universitaria de la Alianza sigue haciendo pie. Pese a la crisis del Gobierno y a la retahíla de renuncias, los principales dirigentes de Franja Morada, el Frente Grande Universitario y el Movimiento Nacional Reformista ratificaron a Página/12 la continuidad de la coalición. Aunque, por lo bajo, se comentó: “No hay clima de ruptura, pero todavía hay muchos condicionamientos para saber dónde estamos parados”. Mientras tanto, los opositores auguran, más tarde o más temprano, el desgaste y la fractura de la Alianza.
“La crisis del Gobierno repercutió en la universidad fortaleciendo a la Alianza. Mientras se pelean los de arriba, nosotros seguimos más firmes porque la Alianza es una necesidad que surgió desde abajo”, aseguró Guillermo De Maya (Franja), presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires. El secretario general del chachista Frente Grande Universitario, Lucas Nejamkis, casi coincidió: “La Alianza significa más que el Gobierno. Es una construcción social que tiene referentes políticos importantes, pero es más que eso. En la universidad, está sólida. Los garantes de que siga funcionando son los dirigentes y también los militantes”. Pero agregó: “Mientras Chacho siga apoyando a la Alianza, nosotros vamos a seguir también”.
Tras la renuncia de Carlos Alvarez a la vicepresidencia, los dirigentes nacionales de la Alianza universitaria sólo mantuvieron charlas informales. “La relación se mantiene bien. No va a haber mayor inconveniente para seguir trabajando juntos. Como en muy pocos espacios, en la universidad tenemos acuerdos basados en una dinámica permanente. Antes de este lío, estábamos debatiendo cómo armar una mesa nacional de la Alianza”, contó José Luis Parisí, a cargo de la mesa nacional de Franja. Y De Maya apuntó: “Con el Frepaso acordamos redotar de contenido a la Alianza. No nos gustan las internas palaciegas, ni las disputas de poder personalistas –dijo–. La Alianza se constituyó para romper con la manera tradicional de hacer política. Muchos dejaron descansar nuestro proyecto en la fórmula De la Rúa-Alvarez. Ahora, los jóvenes tenemos que ocuparnos de la letra fina del proyecto para que puedan tomarlo desde el Gobierno”.
A pesar de los acuerdos, los posicionamientos frente a la crisis de la cúpula aliancista son diferentes. “Desde el Frepaso, somos críticos de las decisiones que tomó De la Rúa. Pero el programa de la Alianza todavía no se cumplió y, por eso, tenemos mucho por hacer. Aunque la postura de Chacho es la única que puede garantizar la continuidad de nuestro proyecto”, se plantó Nejamkis. Para la Franja, en cambio, los errores habrían sido compartidos. De Maya: “Creo que lo que pasó es producto de haber perdido el rumbo de lo que significa la Alianza. Por un momento, los líderes de los dos partidos se olvidaron de para qué los votó la gente. Después de la crisis, ahora se están reacomodando bien”. Parisí: “Más que a partir de las personas o los grupos, la Alianza debe trabajar como una coalición política discutiendo y acordando primero hacia adentro”.
Para la oposición, el escenario es otro. “La Alianza está entrando en un momento de divisiones, también en la universidad”, dijo Francisco Yoffré (MST), dirigente del Frente Amplio Estudiantil, en la UBA. “La corrupción en el Senado funcionó como un detonante. Mucha gente que tenía esperanzas se va a terminar alejando de la Alianza. El desgaste también tiene que ver con algo que nosotros ya habíamos anunciado. El radicalismo y el Frepaso están desarrollando una política de ajuste que es la continuidad del menemismo”, siguió.
“La tendencia indica que la Alianza se va a romper en muchas facultades. Sólo falta ver en cuánto tiempo –comentó Juan Facundo Amestoy (Felipe Vallese), del peronista Frente Amplio de Estudiantes Populares–. Desde el peronismo de izquierda, tenemos expectativas de armar un frente con muchos grupos del Frepaso, con los que siempre hubo simpatía.” Y concluyó: “Esta crisis de la Alianza va a representar un impulso para la recuperación de las agrupaciones de centroizquierda”.

TRAS DOS AÑOS DE ACEFALIA, TIENE NUEVA CONDUCCION
La Conadu recuperó su cabeza

Sufrió dos años de acefalía, incluidos ocho meses de intervención. Ahora, el gremio que reúne a los más de 20 mil docentes universitarios tiene una nueva conducción. La rosarina Anahí Fernández fue elegida el sábado como nueva secretaria general de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu). “Recuperamos la legalidad. Ahora hay que pelear por los derechos de los docentes y cumplir con el compromiso de democratización de la federación”, dijo Fernández a Página/12.
Los gremios que participaron del congreso electivo fueron los de las universidades de Rosario, Mar del Plata, Buenos Aires, Córdoba, San Luis, Formosa y Río Cuarto. Pero también asistieron los de UTN Regional Avellaneda, Entre Ríos, Lomas de Zamora, San Martín, La Pampa, Santiago del Estero y del IUNA que, si bien no reunían los requisitos legales para integrarse, estuvieron en el congreso. El resto de los 28 gremios, aglutinados en torno del ex secretario general José Luis Molina, avisó que no reconocerán a la nueva conducción. “En un contexto tan difícil, todo resultó del mejor modo posible”, contó Daniel Ricci, nuevo secretario gremial de Conadu.
La primera medida tomada por la flamante conducción –que se declaró transitoria y llamará a nuevas elecciones en un año– fue declarar el “estado de alerta y movilización permanente”. También se confirmó el paro docente de 48 horas que comienza hoy en los colegios dependientes de las universidades de Buenos Aires, Sur, Córdoba, Rosario, Salta, La Pampa, San Juan y San Luis, entre otras, en reclamo del pago del incentivo docente. Mientras, con la misma exigencia, el sector vinculado con Molina cumplió ayer su primer día de una huelga que se extenderá hasta hoy en los colegios preuniversitarios.

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