Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

�El artista tiene que reflejar momentos de crisis como éste�

El actor Jorge Suárez define así los vínculos entre la realidad argentina y la puesta de �El inspector�, de Gogol, que estrena el San Martín.

Suárez dice que �hay frases en la obra que parecen escritas hoy�.
En �El inspector�, Nikolai Gogol denuncia la corrupción rusa de 1836.


Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes) A los personajes de El inspector, obra del dramaturgo y novelista ruso Nikolai Gogol, �les roban en la cara�. Los funcionarios corruptos no se detienen ante nada. �Es algo horroroso y humillante�, como dice el actor Jorge Suárez, sólo que en esta pieza de 1836 el asunto está contemplado con tan sardónica comprensión de las debilidades humanas que se convierte en una festiva sátira social. Adaptada ahora para su estreno en la Sala Martín Coronado del San Martín (la première es hoy), la pieza no sufrió en su época la censura del zar Nicolás I, a pesar de su crítica a la corrupción y la decadencia, y fue todo un éxito.
El tema central de esta obra le fue sugerido a Gogol (1809-1852) por el gran Alexander Pushkin. En cuanto a Suárez, estupendo intérprete del Chapita de Rápido nocturno, aire de foxtrot (de Mauricio Kartun) y del judío Herzl de Mein Kampf, farsa (de George Tabori), le toca ahora componer en El inspector a un secretario de Educación, �el único no corrupto de todo el gobierno�, según aclara el actor en diálogo con Página/12. Pero en la obra nada es totalmente blanco ni negro y, como dice Suárez, �cuando alguien está metido en un nido de ratas es muy difícil salir indemne�. Así opina este actor, también dedicado a la enseñanza de técnicas vocales desde hace doce años, convencido de que �el tentáculo que atrapa a nuestro público es la voz�.
En cuanto a la pieza de Gogol (cuya famosa novela Almas muertas fue llevada al teatro por los célebres Adamov y Roger Planchon), la versión local, realizada por Villanueva Cosse, también director de esta puesta, ubica la historia en una ciudad (en lugar de un pueblito) y otorga al inspector del título otra jerarquía: aquí el hombre representa a un organismo internacional. �Cuando me ofrecieron hacer esta obra me pregunté qué sentido tenía mostrar en el escenario aquello que la realidad nos depara a cada momento �apunta Suárez�, y entonces pensé que sí, que tenía sentido, pero que era necesario darle una vuelta de tuerca a todo este asunto. El artista debe reflejar los momentos de crisis, como éste del episodio de corrupción en el Senado. Me pregunto por qué no nos manifestamos, espontáneamente, sin que alguien nos convoque.�
�¿Le encuentra alguna explicación a esa pasividad?
�No sé qué nos está pasando, pero deberíamos tener más controles, como aconseja Gogol en El inspector. En esta obra se nos está diciendo, en tono de comedia, qué pasa cuando confiamos plenamente en quienes nos gobiernan. 
�¿Esta puesta implica una autocrítica?
�El teatro siempre intenta descubrirle algo al público. Si lo consigue o no, es otra cosa. Hay frases en la obra que parecen escritas hoy, como la de un gobernador de provincia: �No quiero ver a nadie robando por encima de su jerarquía�.
�¿Cómo elabora su personaje?
�Me gusta trabajar al borde. A veces me han criticado por esto, pero yo siento que por ahí va mi búsqueda. Me interesa subirle el tono a las cosas, como para que todas lleguen con claridad al público. Para mí el �borde� es una sutileza. Es encontrar el punto de despegue. Chapita fue un personaje muy al borde, que luchaba por cosas comunes y tenía un gran corazón. Una mujer que lo dejaba por otros, y un hijo que no sabía si era suyo, pero los amaba igual, y soñaba con un terreno y una casa. Tenía esas �sensaciones de utopía� que experimentamos todos, como yo, que pienso en una casa, en mi mujer, mi hijo y el que está en camino. Me fascinan estos personajes muy �encarnados�, muy �vividos�, porque me permiten llegar al corazón del público. 
�¿Sucedió algo semejante con el Herzl de Mein Kampf...?
�Herzl me exigía otro tipo de conducta. Cada función equivalía a tres horas sobre el escenario. El esfuerzo era enorme: rebajé trece kilos. Este no era un personaje al borde por la composición sino por la historia en la que estaba metido. Pero los dos me dieron mucho miedo. Sigo viviendo los estrenos como un apocalipsis. 
�¿Cómo es su experiencia en la televisión?
�Participé en la miniserie �El hombre� y estoy grabando unos capítulos para �Los médicos�. Me interesa porque me respetan los horarios del teatro, donde no dejé de trabajar desde que egresé del Conservatorio, a los 22 años (antes había estudiado canto durante cinco años). La televisión ayuda a vivir, pero a veces nos deteriora. Eso de que la fama es puro cuento es una gran verdad. A muchos actores la fama que les da la televisión los hace delirar. Se olvidan de que hay mucho de brillo y bambolla. Cuando uno trabaja en la tevé recibe enseguida el afecto de la gente, pero si llega a ausentarse, aunque sea por poco tiempo, no hay quién lo salude. 
�¿Por qué cree que ocurre?
�Quizá porque el personaje que uno compone se mete en la casa y pasa a ser de la familia. Esa es una situación alienante, y hay que defenderse. En teatro es diferente. Estoy convencido de que el público va con ganas de vivir una experiencia artística, algo que parece difícil en este momento, pero que todavía buscamos. El problema es que a veces no sabemos qué hacer con esas ganas, como no sabemos qué hacer con toda la información que recibimos. Cansados de tanta corrupción descubierta, pensamos que ahora sí va a arder Troya. Pero no, seguimos igual, y aflojamos, y lo que nos parece una crisis terminal, una catástrofe, se convierte en un asunto más, en algo cotidiano que olvidamos pronto. 

 

 

Lennon en los Urales

Los tiempos, evidentemente, han cambiado: una de las nuevas calles de la ciudad rusa de Cheliabinsk, en los Urales, llevará el nombre de John Lennon. Las autoridades de Cheliabinsk tomaron esta decisión al recibir numerosas llamadas de los habitantes de la ciudad que proponían conmemorar de este modo el 60 aniversario del nacimiento del músico. Lennon, quien el pasado lunes hubiera cumplido 60 años, fue asesinado el 8 de diciembre de 1980 por Mark Chapman. Pero Cheliabinsk tiene otras razones para dedicar una calle a Lennon, ya que un cantante local, Valeri Yarushin, se considera muy parecido al legendario músico. Paul McCartney, coautor con Lennon de la mayoría de los títulos de The Beatles, envió un e-mail a Cheliabinsk en el que agradeció a los habitantes de la ciudad el tributo en memoria de su compañero de grupo.

 

PRINCIPAL