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Barenboim dejó claro por qué ha
llegado a ser profeta en su tierra

El director argentino imantó al público que llenó el Teatro Colón para escuchar �y ver� a la Sinfónica de Chicago haciendo obras de Mozart y Bruckner. Hoy se despiden, con la Sinfonía número 7 de Mahler.

Barenboim demostró aquí por qué es un número uno del mundo.


Por Diego Fischerman

t.gif (862 bytes) Serpientes gigantescas. Con esa imagen, Johannes Brahms se refirió a las sinfonías de Bruckner. Y es que la idea de sinuosidad, de algo enroscándose en sí mismo y surgiendo con lentitud desde la inmovilidad, no es ajena a estos relatos desmesurados en que la música se plantea a sí misma con la capacidad de representar lo irrepresentable. Si para las teorías medievales la música era un arte siempre incompleto a causa de su falta de palabras, para el siglo XIX .-un siglo eminentemente literario-. la música pasó a ser la principal de las artes precisamente porque no necesitaba de las palabras. No es que los creadores hayan pensado que la música era menos descriptiva, sino que comenzaron a intuir que sus descripciones iban más allá de lo argumental. La música, como ninguna otra forma de expresión, representó para el romanticismo la manera de hablar de lo abstracto; de �lo profundo�. Esa idea de profundidad es constitutiva de las sinfonías de Bruckner y, también, de la concepción interpretativa de Daniel Barenboim. Pocas veces como en el extraordinario concierto con que la Sinfónica de Chicago debutó en Buenos Aires pudo verificarse una sintonía tan perfecta entre obra e interpretación.
El concierto había comenzado con una versión detallada y transparente del Concierto K 503 de Mozart, en el que Barenboim actuó además como pianista. El bis fue un Impromptus de Schubert y en la segunda parte llegó Bruckner. Más allá de la calidad musical del programa, éste se planteaba casi como una clase práctica acerca del desarrollo de esa idea de profundidad en la música. O, mejor, sobre ese momento nuclear de la historia de la música en que cobró forma el clasicismo-romanticismo vienés. O austroalemán, si se piensa en el fenomenal bis de la segunda parte, el Preludio al Tercer Acto de Los Maestros Cantores de Wagner, que desmintiendo la tradición de frivolidad de las piezas fuera de programa sirvió para completar un arco perfecto. 
Esa idea de arco, o de gran relato, fue por otra parte la que a la manera de los fractales matemáticos estuvo presente en cada una de las obras (y de los movimientos y de los temas y motivos que los componen) elegidos. Particularmente en la Cuarta de Bruckner, con sus redundancias, sus costuras expuestas, sus vueltas hacia atrás, esa capacidad de Barenboim para ir llevando la música de un lugar al otro, para sostener la narración a través del tiempo, para mantener la tensión, es la que marca la diferencia. En esta sinfonía conflictiva, llena de granos, heterogénea, es donde la maestría de la interpretación termina construyendo una obra maestra de la composición. La precisión de cada una de las filas de la orquesta, el nivel deslumbrante de los bronces, cuerdas de una expresividad y un fraseo de inusual transparencia (con primeros y segundos violines ubicados en extremos opuestos del escenario, a la usanza antigua, lo que contribuyó notablemente con la claridad) fue una aliada permanente del director. La orquesta parada frente a sus atriles y su conductor agradeciendo a cada uno de los sectores de un Teatro Colón lleno hasta el límite que lo ovacionaba de pie fue el broche final de uno de los grandes conciertos de los últimos años.

 


 

Los deformes de Miguel Rep

�La idea de los Mutiladitos se me ocurrió ni bien terminó la Guerra de Malvinas, en el �82, jugando también con el hecho de vivir en un país donde todos somos mutiladitos. Lo de unir a los Mutiladitos con los Suplicantes surgió cuando visité el Museo de La Plata y vi unas cerámicas aborígenes de Suplicantes que me parecieron bellísimas. Esa idea de ruego, como pidiendo un milagro, está presente a lo largo de toda mi serie.� Así define el humorista Miguel Rep el contenido de la muestra Mutiladitos Suplicantes, que está expuesta en el Patio de Esculturas del Centro Cultural San Martín. Interesados, atención: las obras sólo permanecen expuestas hasta el sábado.

 

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