Por Diego Fischerman
Desde San Martín de los Andes
El contrabajista, en un castellano difícilmente aprendido primero y en un inglés ostensiblemente lento después, agradeció. Dave Holland quería que se le entendiera y dijo �muchas gracias� a la multitud que se había juntado para su primera actuación en el Hotel del Sol, en lo alto del Cerro Comandante Díaz. Allí manifestó su gratitud, también, al �equipo que hizo posible el cambio del lago a este lugar�. Es que la naturaleza, cada tanto, recuerda que se mueve sin tener en cuenta los deseos humanos y se despachó en plena primavera con un temporal de nieve y viento que, entre otras cosas, impidió los aterrizajes en la zona de San Martín de los Andes y obligó a los músicos a tortuosos desplazamientos desde Neuquén o desde Bariloche. Y también, claro, llevó a que el hermoso escenario armado al lado del lago Lácar no pudiera ser utilizado, por lo menos para la inauguración.
La apertura estuvo ayer a cargo del pianista Jorge Navarro, junto a Arturo Puertas en contrabajo y Fernando Martínez en batería. Un repertorio de standards, tocado con swing y personalidad, hizo entrar en calor a la aterida concurrencia. El plan inicial de dos shows al lado del lago seguidos por la clínica de Holland en la ciudad fue reemplazado por las actuaciones en el hotel. La clínica se canceló pero, a cambio, cada uno de los grupos repitió su presentación, lo que permitió que pese a la menor capacidad del salón del hotel nadie se quedara sin poder escuchar a los artistas.
Lo más interesante fue, sin duda, comprobar cómo funciona en cuarteto el grupo que la semana pasada demostró en Buenos Aires ser uno de los mejores quintetos de la historia del jazz. El trombonista, pieza fundamental en ese engranaje de contrapunto y de respuestas rítmicas que se entreteje por debajo del virtuosismo del grupo y de su fenomenal impulso, debía partir a Estados Unidos y Holland, con Nelson en vibráfono, Potter en saxo y Kilson en batería, abrió el concierto exactamente con el mismo tema con que lo había hecho en Oliverio.
Y �The Balance�, que comienza el notable álbum Point of View, fue esta vez un tema totalmente distinto. Estuvo, claro, el mismo ostinato inicial del contrabajo, el mismo principio casi puntillista a cargo del vibráfono y el saxo, pero las respuestas del trombón fueron, en esta ocasión, tomadas por el contrabajo. Holland y Potter, sobre todo, cubrieron el papel del ausente, pero lo notable fue cómo cambió la concepción del material. La densidad casi de pequeña big band no estaba más pero, en cambio, se acentuaban los aspectos más angulares. El efecto, similar al de las reducciones para piano de algunas obras orquestales, puso en escena cuestiones distintas y, por otra parte, posibilitó un protagonismo individual mucho más acentuado.
Los solos de Potter, Holland y Nelson fueron espectaculares y Kilson, como siempre, prefirió improvisar sobre pequeñas estructuras repetidas por el resto de los instrumentos y alternar sus solos con riffs del conjunto. Así, y a pesar del clima, el comienzo del festival no podría haber sido mejor. Luis Salinas, Dino Saluzzi, Carlos Franzetti, Osvaldo Fattorusso, algunos pesos pesado internacionales como el trompetista Nicholas Payton, el contrabajista John Patitucci (con quien también tocará el saxofonista Chris Poitter), Michael Brecker y la cantante Diane Schuur serán algunos de los encargados de seguir dando brillo en los próximos días.
Adiós a Los Chalchaleros
Los Chalchaleros iniciarán mañana una serie de quince recitales en el Teatro Coliseo, que oficiarán de despedida de sus 52 años de trayectoria artística en el folklore local. El cuarteto integrado por Juan Carlos y Facundo Saravia, Eduardo �Polo� Román y Francisco �Pancho� Figueroa anuncia una recorrida por toda su carrera, con temas tradicionales como �Luna cautiva�, �La cerrillana�, �Merceditas�, �Zamba de Vargas� y �El Chamamé del Sargento�. En los recitales se proyectará el video basado en el tema �Si llega a ser tucumana�, que se filmó esta semana en horas de la tarde en el patio del Cabildo.
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