Por Alejandra Dandan �Fue un segundo: ¡se las tragó el patio! Leandro Schiaffino todavía no lo cree. Había terminado el primer recreo de su escuela y en el patio quedaba su hermana y dos compañeras. De pronto el piso se abrió y ellas se hundieron. Como en un comic animado el patio se derrumbó y las tres cayeron a lo largo de cuatro interminables metros. Ninguna se lastimó, sólo hubo raspones y un estado de shock contagiado en toda la escuela. Todo eso pasó ayer a las 9.20 en la Escuela Mariano Moreno, de Rivadavia al 3500. El colegio de 2000 alumnos festejó hace una semana el aniversario número noventa. �Menos mal que lo celebraron en el San Martín �le salió a un comisario�, si no pudo haber sido una tragedia.� De hecho la tragedia en potencial sigue vigente, no sólo en el Moreno sino en buena parte de las escuelas porteñas. Un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires sobre las obras de infraestructura hechas en los colegios durante los últimos dos años reveló irregularidades serias. El 90 por ciento de los edificios están en situación �muy grave�. La nueva secretaría de Educación, que ha denunciado a la gestión anterior, aún no tiene datos certeros sobre las dimensiones del mal. El timbre del recreo sonó a las 9.20. Romina Minczuk del tercer año estaba dando vueltas por el patio. �Me di cuenta que estaba temblando el piso pero no vi que empezaba a fracturarse�, dijo a este diario. Ni ella, ni ningún otro de sus compañeros advirtió a tiempo el espanto. Todavía quedaban varios minutos de recreo hasta volver a clase. Cinco minutos más tarde, el timbre volvió a sonar. Todos caminaron hacia las galerías menos las tres chicas de segundo año que quedaron rezagadas. �Estaban en medio del patio cuando se derrumbó el piso�, contó uno de los compañeros de Andrea Schiaffino, Guadalupe Correas y Victoria Buesas, las tres jovencitas que terminaron, de pronto, hundidas cuatro metros bajo tierra. �Iban las tres así �dice otro�: del brazo. Y de pronto ¡pum! desaparecieron.� Ese fue el momento en el que comenzó a sonar el teléfono en casa de la supervisora de la zona. �¡Querida! �le gritaron aterrados�, acaba de hundirse el Moreno. No fue exactamente un hundimiento pero lo cierto es que el recorte de 1,50 metro de diámetro dejó abierto un pozo de entre 3,50 y 4 metros. La caída fue amortiguada por un colchón de tierra formado por desprendimientos de suelo de larga data. El sitio exacto del pozo había sido reparado el año pasado por la empresa Coic SA contratada por el área de Infraestructura del viejo gobierno porteño. La compañía debía reemplazar los caños pluviales, entre ellos el que pasa a 70 centímetros por debajo del patio. Bajo el patio hay dos caños: uno es el pluvial, cambiado el año pasado; el otro es de la cloaca, a dos metros de profundidad. Para el arquitecto Luis Rey, director general del área de Infraestructura, la causa central del derrumbe fue una negligencia �aún presunta� en el trabajo de Coic SA: �Si cuando pusieron el caño hubiesen compactado la tierra como corresponde habrían notado, debajo, el drenaje del suelo�. En pocas palabras, desde hace años la escuela tiene una rotura en el caño cloacal que fue desgastando el contrapiso. Esa fisura no se detectó el año pasado cuando Coic SA abrió un tramo del patio para cambiar el conducto de agua. �Si se hizo por negligencia o dolo aún no podemos saberlo �explicó Rey� serán las pericias del juzgado y nuestra propia investigación la que lo determine.� Pero la fatídica trama por la que terminaron cayendo las niñas aún no termina. Además de aquel caño que desde las zonas subterráneas de la escuela hacía manar fluidos turbios, el patio tenía otra falla: el contrapiso. �La carpeta bajo los cerámicos es demasiado delgada�, explicó Rey intentado dejar clara la suma de factores que condujeron al derrumbe. �Hubo un hecho azaroso al que se sumó una circunstancia accidental más lanegligencia posible en la ejecución de la última obra�, definió. Aunque aún no hay datos certeros, se especula con la existencia de un viejo aljibe tapado muchos años atrás. Para los padres, el derrumbe del patio fue la �gota que colmó el vaso de una situación que se agrava día a día�. En un volante preparado de apuro, la Asociación Cooperadora denunció además una partida de un millón de pesos asignada a la escuela que nunca llegó. A esa suma de problemas, los chicos le pusieron su tono: �La escuela es un kilombo�, dijeron. Hablaron de aulas con paredes caídas y hasta de una paloma que por sólo apoyarse hizo caer, un día, la parte de una cornisa. Es el aula de Rocío Mendoza, una chica de tercer año que durante varias horas convocó a sus compañeros para la sentada que harán el martes al mediodía. Aún no saben si tendrán clases. Daniel Filmus, secretario de Educación, adelantó que deberá esperarse la habilitación del juez para reanudarlas. De todos modos, la Secretaría estudia como probable que las clases de las dos escuelas que funcionan allí continúen en alguna de las universidades del barrio. Acaso estos días sirvan para tranquilizar a la directora. Con el derrumbe pasó buenos momentos de espanto: �Se quería tirar al pozo así como venía�, repetían los chicos que después vieron llegar corriendo al policía de guardia en un banco de la otra cuadra. Fue ese policía quien terminó rescatando a las chicas. Hundió una escalera de cinco metros en el pozo y por allí rapidito el oficial inició el rescate. A la una de la tarde esta parte de la odisea había concluido. En la puerta de Rivadavia al 3500 alguien colgó una pizarra: �Colegio Mariano Moreno, Instituto y Profesorado: suspensión de actividades hasta nuevo aviso.
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