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La increíble historia del jefe de
la banda que asaltó el blindado

�El Narigón� Navarro comandó el impactante asalto en la Boca.
Se sospecha que participó del robo que terminó con la condena de la banda de Valor. Pero la Justicia recién lo acusa ahora.

El martes, una banda intentó robar un blindado con un antiaéreo montado en una camioneta. 
Navarro está imputado en otro robo a un blindado, en La Reja, que resultó ser una ratonera.

Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) En la historia de la banda del Gordo Valor hay un asalto que todavía resuena a uno y otro lado de la difusa frontera entre ladrones y policías.
Fue el ataque a un blindado en La Reja, que resultó ser una ratonera en la que murieron un policía y tres ladrones. Por ese hecho, los jueces condenaron a la cúpula de la banda, siete hombres en total. Hasta esta semana se suponía que sólo faltaba ser juzgado Alejandro �El Ruso� Penczanski, el mismo que este año declaró que le ofrecieron asesinar al juez Alberto Baños. Pero Penczanski no es el único apellido que caratula el expediente en el que se investiga aquel asalto. Su compañero de causa no es otro que �El Narigón� Víctor Navarro, el capo de la banda que asaltó el blindado de la Boca el martes. Seis años después de aquel robo continúan reapareciendo los hombres que supuestamente lo protagonizaron, de uno y otro lado de la frontera. 
Arrastrando las palabras, El Narigón Navarro dijo el miércoles cuando salió de declarar por el robo al blindado de la Boca que era un buen pibe. Recién había jurado que nunca había visto la ametralladora antiaérea ni el arsenal que habían encontrado en su quinta de Paso del Rey el martes. Lo de buen pibe en el caso de El Narigón es una cuestión que se discute a uno y otro lado. Los restos de la banda de Valor, en la cárcel, ya mandaron mensajes para que no se los confunda con ellos. Sostienen que a esta altura no existe ninguna banda fija ni identificable con los componentes de lo que a comienzos de los noventa se conoció como la superbanda. Ellos aseguran que son reagrupamientos de ladrones sin jerarquía ni jefes permanentes dedicados a robos en los que siempre hay un entregador. Y, por lo tanto, la posibilidad de ser traicionados y convocados a una ratonera, una trampa en la jerga policíaca-delincuencial. Justamente eso es lo que investiga la Justicia si ocurrió en el caso de La Reja.
La aparición de Navarro como un implicado en aquel robo llega recién seis años después por un impresionante �error� judicial. Cuando en la fiscalía general de San Martín se recibió en 1998 la causa La Reja no pudieron ser incluidos todos los sospechosos en la acusación para el juicio oral. El Ruso Penczanski y Navarro supuestamente estaban prófugos. De hecho, por una cuestión jurisdiccional, la fiscalía remitió un expediente al juez Eduardo Costía, de Mercedes, y solicitó que se determinara si eran ubicables los dos hombres que faltaban en la lista. �Como suponíamos que estaban fugados solicitamos que, si aparecían, se informara para incorporarlos al proceso �explicó una alta fuente judicial a Página/12�. Lo impactante fue descubrir demasiado tarde que en ese momento ambos estaban detenidos en Mercedes y nadie se percató de ello�, se lamentó. 
Lo cierto es que la fiscalía debió reiterar las quejas. Finalmente, desde el juzgado de Costía se contestó que la causa no aparecía en los libros índice y de trámite. Como era inconcebible que un expediente se perdiera, buscaron en los rincones. Lo encontraron en un cuarto en el que se guardaban las fotocopias. Se dieron cuenta de que �no eran sólo fotocopias sino la remisión de la causa�, se explica en el escrito que informa el hallazgo. Con el caos judicial, Navarro �junto a Penczanski� zafó de esa manera del juicio oral a la banda Valor de octubre del �99.
Prueba de que en el momento de la elevación a juicio de la causa Valor, Penczanski y Navarro estaban presos son sus prontuarios donde se datan sus caídas. El Ruso intentó escapar de la policía en una larga persecución que se inició en la Capital y terminó en José Ingenieros, con él apresado. Fue el 23 de junio de 1997. En ese mismo tiroteo, la policía mató a su compañero Roberto Armando Veltri, alias Lamparita. Veltri era el hermano de Juan Carlos Veltri, uno de los cuatro delincuentes que intentó robar el martes el camión de Juncadella en la Boca. 
Navarro había �perdido� (la libertad) casi un año antes, el 10 de agosto del �96 cuando intentó robar el Banco Mayo de Parque Chas, lo que le significó una causa por robo a mano armada, homicidio y resistencia a laautoridad. Estuvo preso hasta el 26 de octubre de 1998, unos meses después de que desde San Martín se solicitara que se lo buscara para enjuiciarlo por el robo de La Reja. Había conseguido un traslado de Mercedes a Caseros donde no le fue muy bien con sus vecinos de piso. Terminó en una pelea de la que salió malherido. Le dieron un puntazo cruel en la cabeza que le fracturó el parietal y casi lo mata, y que le dejó secuelas. Por ejemplo, ese arrastrar las palabras como si pesaran. Fue por ese corte que terminó en el hospital del Instituto Roca. De allí lo rescataron seis compinches. Quedó fuera del juicio oral por La Reja, que en ese mismo momento comenzaba a tramitarse. 
Vale aclarar que Valor y sus hombres continúan asegurando que ellos jamás estuvieron en La Reja y que se trató de una puesta en escena con otra banda hecha por el comisario Mario Rodríguez y el ex juez y ministro de Seguridad de Eduardo Duhalde, Osvaldo Lorenzo. Vale aclarar también que al condenar a los ladrones, los camaristas de la Sala II de San Martín dijeron que les resultaba �asqueante tener que intervenir en una causa donde hay que determinar quiénes son los delincuentes y quiénes los policías�. �Muchos policías deberían hacer fila para ocupar los asientos de los acusados�, golpeó el presidente del Tribunal, Martín Moreno, y ordenó que se investigara al juez y a la cúpula policial que actuó en el caso. Los protagonistas de las mismas historias vuelven a estar en el candelero. A uno y otro lado. El instructor del asalto a La Reja, el que firmó la primera foja del expediente, fue el entonces comisario inspector y director de Investigaciones, Ramón Orestes Verón. El actual ministro de Seguridad Bonaerense.

 

 

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