Por S. G. y David Hirst* Desde Jerusalén Las esposas de dos soldados israelíes se esforzaban desesperadamente por contactarse con sus maridos por medio de sus teléfonos celulares, cuando descubrieron que habían caído en las manos de los palestinos en Ramalá. Hani Avrahami se apuró a llamar a su marido Yossi, de 38 años, cuando descubrió lo que estaba sucediendo al acceder a un portal de Internet. Su celular siguió sonando hasta que una voz desconocida respondió: �Acabo de matar a su marido�. Ayer estas palabras del presunto asesino congelaron a Israel de horror. El país todavía estaba impactado por la imagen televisada de uno de los cuerpos siendo arrojado cabeza abajo desde la ventana del primer piso de la comisaría de Ramalá, para caer en manos de la multitud abajo. Poco después de que la turba ocupara la comisaría, gritando �Alá es grande� y �Queremos romperles las piernas, arrancarles los ojos�, Irina Norjitz intentó llamar a su marido Vadim, un inmigrante ruso residente en Or Akiva, al norte de Tel Aviv. Cuando alguien contestó, ella preguntó: �¿Vadim?�. Pero la respuesta vino en una lengua que ella no entendía y entonces la comunicación se cortó. Anna Norjitz, la cuñada de Irina, relata que �entonces ellos (los militares israelíes) llamaron para decir que él no había regresado (a la base militar donde debía reportarse) y después vino la policía y ella entendió que Vadim había muerto�. Los Norjitz se habían casado una semana atrás e Irina estaba embarazada de tres meses. Se prohibió divulgar información sobre el estado de los cadáveres. De acuerdo con un informe, una de las víctimas todavía vivía cuando la Autoridad Palestina se la entregó a los israelíes. Los diarios israelíes informaron que los médicos del Ministerio de Defensa que examinaron los cuerpos rompieron en llanto. Un portavoz del Ejército israelí dijo que ambos fueron identificados por sus huellas digitales y sus dentaduras. Todavía es confuso cuántos soldados fueron capturados, cuál era su función en el Ejército y cómo llegaron a Ramalá en un automóvil civil con placas amarillas de Israel. El Ejército israelí aseveró que se perdieron cerca de una base militar en Ofer, porque había bloques de cemento cerrando el camino. Ellos giraron a la izquierda y tomaron un largo e irregular camino que llevaba al pueblo. Pero los palestinos respondieron que era improbable que los soldados no supieran que estaban en un camino árabe. Las carreteras árabes no están pavimentadas, señalaron, mientras que las que fueron construidas para los colonos judíos son siempre nuevas. Además, los palestinos insisten en que los soldados eran agentes secretos de civil. Los israelíes lo niegan, afirmando que eran reservistas de una unidad de transporte militar. �Usted ya conoce el tipo, reservistas no combatientes con panza�, explicó Ranaan Gissin, un portavoz del Ejército israelí. Un mayor israelí, Yarden Vatikay, agregó que �hay algunos informes sobre otro hombre, que quizá ni siquiera era un militar. Todavía lo estamos verificando, pero no creo que encontremos nada�. Yitzhak Ohayon, el alcalde de Petah Tikva, donde Avrahami vivía con su esposa Hani, una maestra, con sus mellizos de cinco años, lo describió como �un ciudadano común, no tenía ningún interés en la política�. Norjiz fue enterrado ayer y Avrahami lo será el domingo, informó el Ejército. * The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
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