Comedia de enredos
El presidente Fernando de la Rúa y Carlos �Chacho� Alvarez son los actores principales. Pero en la comedia de enredos que pone en escena el oficialismo ha habido, en estos días, otros protagonistas que ocuparon el centro de la escena. A saber:
Alfonsín
Las metáforas suelen facilitar la comunicación pero a menudo al costo de banalizar el análisis. Hablar de divorcio es atractivo pero �si se pretende homologar una pareja con una relación política� se entra en zona de divague. Claro que, si uno se pone exigente, también era una metáfora o una pereza llamar �coalición�, o sea unión de dos o más partidos, al acuerdo entre el Frepaso, que de partido tiene muy poco, con la UCR, que de partido tiene mucho pero que está muy imperfectamente representado y peor contenido por De la Rúa.
Los primeros meses de gobierno permitieron disimular la tierra bajo la alfombra pero eso es pasado remoto. En estos días el radicalismo salió del estado catatónico que caracteriza a los partidos de gobierno en la Argentina y se puso de punta con el oficialismo. Un durísimo artículo en Clarín del diputado Jesús Rodríguez coincidió con la iniciativa del bloque de diputados de pedir �palabra más, palabra menos� la defenestración del jefe de la SIDE. El promotor de la iniciativa fue el presidente del radicalismo Raúl Alfonsín, quien concibió la jugada integrando un haz de propuestas de (re)acercamiento al ex vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez. Las otras son:
El ofrecimiento de varios cargos en el gobierno nacional, decidido por el Presidente, con el aval (o hasta el impulso) de José Luis Machinea y Adalberto Rodríguez Giavarini.
La formación de una �mesa� de la Alianza integrada por los presidentes de los partidos de la (digámosle) coalición. La voluntad restauradora de Alfonsín enfrenta escollos formidables.
La mesa no es vista con cariño ni por Alvarez ni por el Presidente, por motivos prolijamente simétricos. Alvarez, aunque no lo exprese así en público, olfatea que será una quinta rueda del carro, un ámbito distractivo e ineficaz.
En el disco duro de la Rosada recelan cuando ven juntos a Alvarez y Alfonsín. Al menos tres funcionarios de primerísimo nivel alertaron a Página/12 de sus temores: �Quieren crear un gobierno paralelo en el Varela Varelita o en el Comité Nacional�.
Alvarez se entusiasma mucho menos que poco con que su gente ocupe espacios en el Ejecutivo. No habrá de oponerse pero tampoco anhela involucrarse especialmente. Mejor o peor explicado (ver algunas pistas en las páginas 2 y 3) el ex vice piensa desligarse del gobierno y dedicarse a militar �en la sociedad� lo que significará �se llame eso como se llame� un relativo despegue del Frepaso, del Gobierno y, ni qué decirlo, del Frepaso en el gobierno.
El ex presidente mismo metió ruido en la trepidante interna de la Alianza residual. Lanzó, en su habitual columna en un programa de Canal 7, una afirmación provocativa: la ley de convertibilidad y el golpe militarde 1930 fueron los hechos más graves de nuestra historia durante el siglo veinte. Una convicción que seguramente muy pocos argentinos compartirán y que sonó a los oídos del Gobierno como una mojada de oreja, un desafío insensato a los mercados, una demostración de que Alfonsín no tiene ningún compromiso con la estabilidad.
Es difícil entender qué determinó al jefe del radicalismo a internarse en la discusión económica, un territorio en el que su voz suena especialmente desautorizada por el peso de los hechos. Lo cierto es que su embate anticonvertibilidad lo pone de punta con el Gobierno y lo distancia del jefe del Frepaso que no comparte su cruzada anti Domingo Cavallo.
Colombo
Seguramente los oídos de Alfonsín zumbaron segundos después de que su obús detonó en la Rosada y suburbios. Dijeron de todo de él, en voz audible para terceras personas y periodistas. Pero habría más: Chrystian Colombo salió a cruzarlo públicamente. El flamante jefe de Gabinete consiguió en cuestión de días dos �lujos� que le fueron esquivos por meses a su antecesor Rodolfo Terragno: fue voz autorizada del oficialismo en un debate público y presidió �por expresa directiva presidencial� una reunión de Gabinete.
Ninguno de esos hechos es hijo del azar. El relevo de Terragno por Colombo es seguramente el más significativo producido por De la Rúa. Flamarique y Patricia Bullrich tienen un puñado de características comunes: ejecutividad, proveniencia peronista, pragmatismo. Jorge de la Rúa y Gil Lavedra se dejan cortar por la misma tijera.
Entre Terragno y Colombo, en cambio, lo más pujante son las diferencias de perfil, de confianza del Presidente, de imagen cultivada en el gabinete. Colombo se ganó entre sus pares una imagen de ejecutividad inusual entre el staff gobernante. Acumuló buena relación con los gobernadores peronistas, un bagaje que jamás tuvo Terragno y que tampoco atesora Graciela Fernández Meijide. Su desempeño en el Banco Nación tuvo un tono de protagonismo estatal que le granjea simpatías en el bando menos liberal del Gobierno. Y, al tiempo, Colombo brindó con champagne en la casa del ultraliberal Fernando de Santibañes la noche de su juramento como jefe de Gabinete. Y recibe alabanzas de diarios de la city, muy poco comprometidos con algo que no sea el establishment.
Para hacer más inextricable este laberinto de alianzas o afectos cruzados, en el equipo económico tienen buena onda con Colombo a quien califican como trabajador y muy cooperativo. Paradójicamente, al mismo tiempo, voces cercanísimas a De la Rúa lo fantasean como futuro ministro de Economía.
El Presidente �en su estilo� le ha prodigado elogios �es casi el único economista que habla poco y resuelve problemas� susurró más de una vez. Pero, otro casus belli en la ex fórmula presidencial, Chacho Alvarez lo considera una cabecera de playa de Enrique
Nosiglia en el gobierno. �Soy un hombre del Presidente�, se autodefine Colombo y, sin negar su luenga amistad con Enrique �Coti� Nosiglia y con Santibañes, aclara: �yo soy yo. Sé hacer muchas cosas que ni Coti ni Santibañes saben hacer�. En el Frepaso no creen que Colombo sea Colombo. Creen que Colombo �es Nosiglia� y han echado a rodar que no aceptarán sumar una de sus figuras a la Jefatura de Gabinete.
Nosiglia
En el Frepaso sacan a relucir relaciones y árboles genealógicos: Mario Losada pariente de Nosiglia. De Santibañes su amigo y vecino. Colombo ex novio de su hermana Cati. El flamante secretario general Carlos Becerra, uno de sus soldados. Coti es la mano derecha de Alfonsín, y su amigo. Sin ir más lejos hace poquito lo acompañó a Perú a presenciar las eleccionesque �ganó� Alberto Fujimori. Y, amante del fútbol como es, el Coti arrastró al ex presidente a ver Brasil 3 Argentina 1 en el Morumbí.
La conclusión de ese cruce de datos es obvia, Nosiglia está en todas partes, es �vuelve a ser� el poder detrás del trono, la eminencia gris de este gobierno. Un poder que se liga �intuyen y denuncian� a pactos de gobernabilidad con el PJ, a negocios en el área de salud (el ministro Héctor Lombardo es también uno de sus amigos).
Alfonsín cree que los recelos frepasistas son desmesurados (ver las páginas 4 y 5). En tiendas cercanas a De la Rúa se niegan las teorías conspirativas. Algunos conocedores de las intimidades de Olivos aseguran que la primera dama Inés Pertiné le ha prohibido al Coti el ingreso a la quinta presidencial. �Hace cuatro meses que De la Rúa no habla con Nosiglia� jura un asesor presidencial que aborrece a Coti y que suele estar bien informado.
Es arduo determinar la real incidencia de una figura como Nosiglia que no sólo cultiva el perfil bajísimo sino además el enigma, lanzando constantemente imágenes contradictorias acerca de su influencia.
En 17 años de actuación Nosiglia otorgó menos de media docena de reportajes, casi no apareció por televisión o por radio. Su agenda es cuasi infinita (apenas menos que su memoria) y abarca a políticos, dirigentes sindicales, policías, militares, servicios y ex servicios.
Dirigente silencioso y alérgico a los medios, en los que no quiere figurar ni se desespera por leer, su real peso en las decisiones del actual Gobierno es todo un debate, que irá creciendo con el tiempo. El Frepaso cree que él es el verdadero demiurgo de la actual crisis de la Alianza, el verdadero motor de un ¿futuro? acuerdo con el menemismo. Mucho más que el saliente Fernando...
De Santibañes
quien la noche del jueves estaba chocho de contento. No tanto por su situación política sino porque se aprestaba a viajar a Chicago, a festejar un triunfo que sentía como propio. La escuela de Economía de ese templo del saber había sumado otro Premio Nobel. Según los números del Señor Cinco, Chicago acamala el 70 por ciento de los Nobel y eso merecía ser festejado de cuerpo presente.
Pero Medio Oriente le aguó la fiesta. Debió cambiar de itinerario y hacerse cargo de su tarea en la SIDE. Un nuevo rebusque para que la obstinación del Presidente siguiera ahorrándole el tiro del final, en una agonía que los perjudica a ambos y que no se prolongará mucho más.
Una agonía que agrava los costos de la separación. El Presidente quiere evitar que la defenestración parezca una debilidad y lo único que logró es que Federico Storani, el radicalismo y su propio hermano Jorge se sumaran a la fila de los que quieren que De Santibañes abandone la SIDE. También consiguió que Carlos Menem le diera consejos acerca de qué hacer.
De Santibañes consiguió un apoyo público del banquero Eduardo Escasany, quien lo alabó en nombre de �los mercados� y en razón de su supuesto saber económico. Un saber del que varios de los miembros del gabinete, que también veneran las universidades del Norte, consideran más bien módico. Lo dicen off the record, claro.
Tal vez no sea el saber, sino su condición de lobbista lo que se pondera del ex banquero. Mentes memoriosas recuerdan que hace un puñado de meses Escasany tuvo un fuerte conflicto de intereses con su hermana. Y, que en esa ocasión, De Santibañes habló con medio gabinete asegurando que el problema entre accionistas de un banco privado era �cuestión de Estado�. El episodio derivó en una denuncia por venta de influencias que presentó el abogado Luis Moreno Ocampo y que la Oficina Anticorrupción (¿se acuerdan que existía?) archivó con una celeridad y una eficiencia inusuales en el Gobierno y en su propia gestión. De Santibañes fuevicepresidente de ADEBA cuando Escasany la presidía y �todo lo indica� su relación fue más fecunda y amigable que la de Alvarez y De la Rúa.
Telón
Casi todos los dirigentes aliancistas dicen que la Alianza está intacta. Cuesta creer que hablen en serio. Pero cualquiera advierte que es �un costo político� ser el causante de una ruptura que �seguramente� ya ocurrió.
La Alianza �si es que aún existe� está en su peor momento. No
sólo por los enredos descriptos precedentemente sino por la falta de rumbo general de la administración y la fatal situación socioeconómica. Sólo una dislocada crisis política del tamaño de la autogenerada por el Gobierno puede hacer olvidar el fracaso de la gestión de José Luis Machinea. Sólo un debate público corrido brutalmente puede determinar que se diga (y se diga temer) que el actual ministro está jaqueado por derecha.
Machinea, según reveló Página/12 ayer, le dijo al Presidente: �Yo soy el ministro de Economía de esta Alianza, no de otra�.
Todo indica que �si se toma a pecho sus palabras� en un puñado de meses estará en el llano. |