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SECRETARIO LEGAL Y TECNICO VIRGILIO LOIACONO 
Asesor de Videla en funciones

Entre 1973 y 1976, fue asesor del joven senador Fernando de la Rúa. Entre 1976 y 1978, de la dictadura de Videla. La historia de un radical que volvió a la Casa Rosada.

Loiácono asumiendo la Secretaría Legal y 
Técnica de Presidencia.

Trabajó con Yofre en el equipo del general José Villareal.


Por Susana Viau

t.gif (862 bytes) El nuevo titular de la Secretaría Legal y Técnica, Virgilio Loiácono, no es un novato en la función pública y no sólo porque hasta su designación, el jueves 5, se haya desempeñado como subsecretario del área. Loiácono fue asesor de la Secretaría General de la Presidencia entre 1976 y 1978, los primeros años de la dictadura militar. El nuevo encargado de redactar leyes y decretos es un hombre de larga historia en el radicalismo, aunque su actividad se desarrolló siempre alrededor del jefe de �la 20� �la circunscripción electoral de Recoleta�, Fernando de la Rúa. 
Es verdad que el cargo parece oscuro, aunque su grisura no sea sinónimo de insignificancia. Muy por el contrario, en los últimos dos gobiernos justicialistas pasaron por allí Carlos Corach, Raúl Granillo Ocampo y Félix Borgonovo, nombres que iban a alcanzar un alto grado de protagonismo a lo largo de la década menemista. A pesar del detalle, la semana pasada Virgilio Loiácono juró como Secretario Legal y Técnico sin que la prensa le diera más que una breve mención. Tampoco se había hablado de él en los primeros días del gobierno de la Alianza, cuando se le encargó que secundara, en calidad de subsecretario de la repartición, a Héctor Rodríguez. 
En junio, al ser convocado Rodríguez para tomar las riendas de la AFIP en reemplazo de Carlos Silvani, el puesto quedó vacante. Los pocos que conocen el pensamiento íntimo del presidente aseguraron entonces que el izamiento de Loiácono al peldaño inmediato superior era sólo cuestión de tiempo: gozaba de la absoluta confianza de De la Rúa y había sido su asesor legislativo, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. El perfil de Loiácono no admite discusiones para el radicalismo: es un conservador hecho y derecho.
Como tal, trasegó los pasillos de la Casa Rosada en épocas menos felices de la vida institucional. Del �73 al �76 Loiácono había sido asesor de Fernando de la Rúa, senador después de las elecciones capitalinas en las que derrotó a Marcelo Sánchez Sorondo, y presidente de la Comisión de Defensa. En la mañana del 24 de marzo de 1976, la Junta Militar y el presidente designado por ella dos días más tarde, el ex general Jorge Rafael Videla, asumieron y concentraron los tres poderes. En diciembre, al frente de la Secretaría General de la Presidencia fue colocado José Rogelio Villarreal, un santiagueño de 50 años que había ascendido al generalato en diciembre de 1975 y a la jefatura de Estado Mayor del Ejército poco antes del golpe, en febrero del �76. De la mano de Villarreal y como su coequiper, llegó el radical cordobés Ricardo Yofre. Yofre había estado muy cerca de Arturo Mor Roig, el ex ministro del Interior del general Alejandro Agustín Lanusse que había asumido el compromiso de intervenir con fuerza en el último tramo de la Revolución Argentina, timoneando la salida política al nuevo naufragio del ejército como administrador de la República.
Mor Roig había contado para ello con el acuerdo del cabeza de partido, Ricardo Balbín, aunque en público y para reducir los costos de la operación se anunciara que se había alejado de sus filas. De todos modos, Balbín pagó un precio interno por su decisión: Raúl Alfonsín, en desacuerdo con esa connivencia armó la corriente que le comería espacios, el Movimiento de Renovación y Cambio. Aseguran algunos viejos militantes del partido de Leandro Alem que en su vejez Balbín había comenzado a creer que la UCR estaba condenada a ser minoritaria y cumplir la función de transición entre los estadios de legalidad constitucional y los de putschismo militar.
Un papel similar, menos vistoso pero más saludable que el de Mor Roig (muerto en un atentado guerrillero antes de los comicios de 1973) cumpliría Yofre en el llamado Proceso de Reorganización Nacional. Su gestión tenía el secreto visto bueno del caudillo indiscutido de la UCR, Ricardo Balbín. La relación con Villarreal, visualizado como filoradical, no era la única conexión de Yofre con Videla. Mantenía también una cordial relación con el secretario privado del presidente de facto, el coronel de paracaidistas Mario Sánchez, quien en el gobierno de Alfonsín iba a ser segundo del comandante en Jefe Ricardo Ríos Ereñú. 
Villarreal y Yofre fueron los principales mentores políticos con que contó el ex general, actualmente en prisión domiciliaria. Para la tarea, Yofre había cooptado en calidad de asesores de la Secretaría General de la Presidencia a otros dos hombres de la segunda línea de la UCR: Virgilio Loiácono y José María Lladós. Ese equipo fue, en 1977, el encargado de elaborar la Reforma Administrativa. En 1983, Alfonsín, contrariando las especulaciones de Balbín respecto del �partido bisagra�, obtuvo un triunfo contundente. El Movimiento de Renovación y Cambio había puesto bolilla negra a los miembros del partido: nadie que, como mínimo, hubiera sido subsecretario de la dictadura podía aspirar a ocupar un puesto en el nuevo esquema. Brillante pero incinerado, Yofre sólo reapareció más tarde cerca de Eduardo Angeloz. 
Ahora, el ex asesor Yofre, de Villarreal y Videla, Virgilio Loiácono, es el nuevo secretario Legal y Técnico del gobierno de la Alianza; su compañero José María �Pepe� Lladós revista en la Secretaría de Planeamiento del ministerio de Defensa junto a Ricardo López Murphy. 

 

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