Por
Juan José Panno
El partido no fue técnicamente bueno, pero tuvo vibración.
River no jugó bien, pero tuvo más situaciones de gol.
Boca fue arrollado en gran parte del complemento, pero borró a
su rival en el primer tiempo.
La hinchada de River le puso color a la tarde, pero el sonido lo puso
la de Boca que no se calló en ningún momento.
Angel Sánchez exageró con algunas amarillas y demoró
otras, pero no dirigió mal.
Palermo no se vio mucho, pero fue vital, por el gol y por lo que le aportó
al juego de Boca.
De Aimar se esperaba todo, pero hizo poquito.
Córdoba se mandó un par de macanazos, pero se anotó
con dos atajadas estupendas.
Ortega no hizo nada en el primer tiempo, pero agarró la bandera
en el segundo y se elevó a la categoría de figura.
Saviola se perdió un par de situaciones muy claras, pero hizo un
golazo.
Riquelme se cansó rápido, pero cuando estuvo entero no se
la podían sacar ni a cañonazos.
River necesitaba ganar, pero no quedó tan herido con el empate.
Boca soñó despierto con los tres puntos, pero se conformó
con uno.
Y así todo. El Superclásico dejó luces y sombras
por donde se lo mire. Dicen, casi siempre con razón, que cada frase
que tiene un pero en el medio lo importante suele estar precisamente en
el último tramo. Es una mina simpática, pero fulera.
Con vos me siento bien, flaco, pero no te quiero. Me
gustaría darte la guita que me pediste, pero no puedo. Tiene
razón, pero marche preso.
Siguiendo esa línea de razonamiento queda:
a)
Que fue un partido vibrante. Fue intenso, muy disputado, se peleó
cada pelota como la última, casi siempre con buena leche. Boca,
sin perder de vista que el empate lo beneficiaba más que a River,
no se fue a colgar del travesaño y River, sin olvidar que la derrota
lo podía dejar muy lejos, asumió todos los riesgos posibles.
También lo hizo vibrante la incertidumbre por el resultado y algunos
momentitos increíbles (tres situaciones de gol consecutivas entre
los 37 y los 38 del segundo tiempo aumentaron la tasa de infartos).
b) Que Boca borró a River en el primer tiempo. Bien plantado en
el medio con Serna y Battaglia como ejes de la recuperación, sin
dejar ningún hueco entre los volantes y la línea de cuatro,
el equipo de Bianchi le cortó casi todos los caminos a Aimar y
compañía en casi todo el período inicial. Gustavo
Barros Schelotto pesó en el quite y también en el traslado
del balón hacia posiciones ofensivas, mientras Riquelme con su
manejo impecable aumentaba la impotencia del rival. El silencio de muerte
de los hinchas locales en casi todo el período vale como síntesis.
c) Que Palermo fue vital. Por el gol y también porque funciona
como una máquina de asustar rivales. Los del fondo de River lo
padecieron una vez más. En el gol se catapultó para ganarle
a Yepes y desde allá arriba cruzó la pelota con más
inteligencia que fuerza. Después aportó entrega, paciencia
para hacer el aporte en el momento oportuno y la sagacidad de siempre.
Palermo fue importante para su equipo tanto como Riquelme, Ibarra y Serna.
d) Que River tuvo más situaciones de gol. Este es un dato objetivo
que no puede negar ni el más fana de los hinchas de Boca. Angel
encabeza el ranking con un cabezazo y un derechazo desviados; detrás
llega Berizzo con un mano a mano que le tapó Córdoba y en
la misma fila Yepes, con un cabezazo que desvió desde una posición
comodísima, sin marcas. Todas esas jugadas de gol se produjeron
en los 45 finales. En ese mismo lapso, Boca sólo tuvo un
remate apurado de Bermúdez y un disparo de Palermo que tapó
Bonano. La buena actuación de Ortega en el segundo tramo resultó
fundamental para la levantada del cuadro de Gallego.
e) Que Saviola hizo un golazo. En el primer tiempo había desperdiciado
una situación muy clara levantando demasiado por sobre la cabeza
de Córdoba; en el segundo, recibió un buen pase de Claudio
Husain (otro que levantó mucho en el complemento), gambeteó
con categoría a Fagiani y cruzó el derechazo al segundo
palo.
f) Que Boca se fue conforme. Porque a la hora de contar los porotos mantiene
el invicto, la punta y la distancia (seis puntos virtuales, tres efectivos)
sobre su único competidor en el campeonato.
g) Que River no quedó tan herido. Si se mira en el espejo del segundo
tiempo le aparecerá la imagen de un equipo capaz de cachetear a
cualquiera y con serias posibilidades de seguir dando pelea.
Ortega
en primera línea
Por Adrián De Benedictis
Bonano (6): volvió
a transmitir seguridad durante todo el partido. Cuando Boca buscó
por arriba, en los primeros minutos, el arquero cortó bien
los envíos aéreos. Tapó dos pelotas de gol:
un tiro libre a Riquelme al primer palo, y un zurdazo de Palermo
sobre el final. Su único error fue una mala salida en un
corner que casi termina en gol de Bermúdez.
Lombardi (4): el peor jugador de River. Se lo vio inseguro
con la pelota, no pasó nunca al ataque, y cuando tiró
pelotazos lo hizo en forma imprecisa. En el momento que Delgado
se tiró por su sector le ganó siempre, y una de esas
jugadas finalizó en el gol de Boca. Una tarde para el olvido.
Trotta (6): ganó en la marca cuando esperó
cerca del área, y perdió cada vez que salía
a la mitad de la cancha. Durante el primer tiempo, Riquelme se le
escapó demasiado, y recién en el segundo período
pudo afirmarse mejor. Cubrió bien a Yepes cada vez que éste
se iba al ataque.
Yepes (5): no pudo imponerse en el duelo con Palermo. El
delantero le ganó siempre de cabeza, y así llegó
el gol de Boca. Tuvo el tanto del triunfo, pero su cabezazo se fue
al lado del palo derecho de Córdoba.
Placente (6): si bien no fue uno de sus mejores partidos,
le alcanzó para destacarse en la última línea.
Se proyectó poco por la franja izquierda y River perdió
llegada por ese sector. Estuvo demasiado contenido en la marca.
Cuando enfrentó a Delgado no tuvo problemas para controlarlo.
Husain (6): aportó su lucha habitual en la mitad de
la cancha. Además, se desprendió con continuidad por
la derecha para buscar con centros a algún compañero.
En algunos casos abusó del juego brusco, y de esa forma se
ganó una amonestación. Fue muy preciso su pase a Saviola
en el gol de River.
Berizzo (5): en la primera parte quedó siempre mal
parado cuando Riquelme le tocaba rápido la pelota. No buscó
con tiros de media distancia como lo venía haciendo en los
últimos partidos. Pudo haber convertido el gol del triunfo,
pero perdió el mano a mano con Córdoba. En esa jugada
quedó lesionado y tuvo que dejar la cancha.
Ortega (7): el mejor de River. Se destacó más
cuando fue a jugar unos metros más arriba por la derecha.
Se entendió bien con Saviola, y también habilitó
con precisión a Angel. Se hizo expulsar tontamente: primero
se ganó una amarilla por protestar, y sobre el final otra
por pegarle una patada a Guillermo.
Aimar (5): no fue el conductor del equipo. Parecía
que se iba a convertir en el estratega, pero fueron sólo
insinuaciones. No colaboró con Ortega, y River lo sintió.
Casi convierte un gol de tiro libre, pero Córdoba le tapó
el tiro.
Saviola (6): definió muy bien en el gol del empate,
pero tuvo otras oportunidades en donde se apuró para concretar.
En una le pegó por arriba del arco, y en otras dos perdió
con el arquero de Boca. Se soltó un poco más en la
segunda mitad, cuando bajó a buscar la pelota y encaró
desde más atrás. En el primer tiempo no pudo gravitar
y fue controlado por Matellán y Fagiani.
Angel (4): la gente volvió a molestarse con el colombiano
y le reclamó más actitud. Estuvo muy estático,
y no se desmarcó para que sus compañeros pudieran
descargar la pelota. Pudo haber tenido su día de gloria,
pero se perdió dos goles increíbles: en el primero
su cabezazo se fue al lado del palo, y en el segundo le pegó
de derecha demasiado lejos. En el juego aéreo no ganó
nunca.
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Un promedio de 6
puntos
Por Facundo Martínez
Córdoba (6):
En los primeros minutos se lo vio inseguro y nervioso. Le pifió
a una pelota fácil y se la dejó servida a Angel, quien
no pudo concretar. También se equivocó mucho en las
entregas. Pero en dos oportunidades salvó el arco de Boca:
les tapó un disparo a Saviola y uno a Berizzo, el último
tras una gran exigencia. No tuvo responsabilidad en el gol del empate.
Ibarra (7): Su rendimiento fue parejo. Respondió bien
en las marcas y, además, sin descuidar sus funciones, fue
una de las cartas ofensivas del equipo. Trató de sorprender
desbordando constantemente por la derecha y lo hizo manejando criteriosamente
la pelota. En algunas jugadas le faltó levantar un poco más
la cabeza para habilitar a sus compañeros.
Bermúdez (6): Le tocó marcar por momentos a
Saviola y por momentos a Angel y lo hizo siempre con seguridad y
limpieza. Ordenó bien el trabajo defensivo, pero no logró
llegar a tiempo a la marca de Saviola, en su gol.
En el arranque del segundo tiempo se perdió un gol, que Palermo
le había dejado servido.
Matellán (6): Tuvo una buena actuación en las
marcas, pese a la exigencia de los delanteros de River que apostaron
a pasar siempre por el flanco izquierdo. Fue un poco desprolijo
para sacar la pelota de su campo, aunque en las jugadas complicadas
resolvió con seguridad y sin complicarse.
Fagiani (5): En la primera mitad consiguió anular
a Ortega, aunque apelando repetidamente a la fricción. Ortega
le encontró la vuelta y, en la segunda mitad, no pudo contenerlo.
Prácticamente no pasó al ataque.
Gvo. B. Schelotto (6): Jugó casi todo el primer tiempo
y lo hizo muy concentrado en el partido. Aprovechó bien,
por el medio, los espacios que generaba Riquelme cuando arrastraba
las marcas, pero no tuvo claridad en la puerta del área:
terminaba chocando con las piernas de Yepes y Trotta.
Serna (7): Su actuación fue muy importante porque
le permitió a Boca controlar el mediocampo y manejar la pelota.
Además, siempre trató de empujar a sus compañeros
hacia arriba. En la segunda mitad, cuando Boca perdió el
control de la pelota bajó un poco su nivel, obligado por
los volantes y por las falencias de Basualdo a tirarse constantemente
hacia la derecha, sobre todo en las subidas de Ibarra.
Battaglia (6): Le tocó jugar por la izquierda y ése
no es su perfil, por lo que en algunas pelotas se complicó
solo. Anduvo bien en la marca y en los anticipos. En el segundo
tiempo no pudo impedir el crecimiento de Husain y terminó
pegando bastante.
Riquelme (7): Tuvo un primer tiempo de lujo. Condujo y pensó
el partido por sus compañeros y fue muy claro en los pases.
Con la pelota en los pies pareció imparable. Su rendimiento
cayó en el segundo tiempo, cuando River se adueñó
del juego. Volvió a aparecer recién sobre el final
y eso le alcanzó a Boca a frenar la embestida del rival.
Delgado (6): Estuvo muy metido en el partido y, por la izquierda,
se cansó de pasar a Lombardi. Por ese sector sacó
el centro que le permitió a Palermo abrir el marcador. Corrió
mucho para colaborar con los volantes y eso le quitó energías.
Terminó cansado e impreciso.
Palermo (7): Aunque no participó mucho del juego,
porque no le llegaron muchas pelotas, le ganó siempre de
arriba a Yepes y consiguió abrir el marcador en el momento
justo. Aun sin la pelota se las arregló para complicar a
los defensores y así generó varias faltas. Bonano
le atajó un disparo que pudo haber sido el segundo gol para
Boca.
Basualdo (4): Entró por el Mellizo Gustavo, debía
controlar los tiempos y colaborar con Riquelme en el ataque; no
consiguió ni una cosa ni la otra. En la marca anduvo mal
y se equivocó también en los pases.
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