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De reforma puede ser, pero de hacer un acto juntos ni se habla

Radicales y frepasistas quieren resucitar la reforma política. El problema es hacer un acto para lanzarla.

Por F.C.

t.gif (862 bytes)  El proyecto de reforma política había encajado en la estrategia de “relanzamiento” que algunos colaboradores del presidente Fernando de la Rúa habían imaginado para este momento de su alicaída gestión. Estaba prevista una presentación a todo trapo en un teatro céntrico, en el que el Gobierno pudiera mostrarse a pleno, junto a los principales dirigentes de la oposición y hasta personalidades de la cultura. En dos días se presentó el nuevo gabinete, renunció el vicepresidente y la reforma –pese al consenso que tenía– pasó a cuarteles de invierno. Hoy, en el Ministerio del Interior se devanan los sesos pare encontrar el resquicio que les permita reflotar la iniciativa que establece mayor transparencia al financiamiento de los partidos y que, esperan, se pondrá en práctica en la próxima elección. Federico Storani lo planteará mañana en la reunión que mantendrá con los negociadores del Frepaso que irán a la Rosada. A los amigos de Chacho Alvarez los entusiasma la iniciativa, pero todavía se muestran reacios a hacer actos junto al Presidente.
Los memoriosos todavía se acuerdan de aquel miércoles de hace apenas un par de semanas que parecen siglos. En la Rosada volvía la calma luego de las gestiones exitosas que permitieron el levantamiento de la huelga de los camioneros. De la Rúa y Alvarez se reunieron con Storani y el subsecretario del Interior, César Martucci, para ponerle el moño al proyecto en el que venían trabajando desde hacía meses. La idea que prevalecía era que el lanzamiento de la reforma caería bien en la gente luego del bochorno de las coimas en el Senado.
Storani y Martucci se regodearon presentando sus diagramas y recuadros explicativos en sistema Power Point. Por ahí pasaron también los todavía ministros Nicolás Gallo y Ricardo Gil Lavedra. Todos contentos porque se le pondría un plazo fijo a las campañas (90 días para los actos y 30 días para las publicidades en medios), se transparentaría y se le pondría un límite a los gastos proselitistas (un peso por elector), y se convertiría en obligatoria la realización de internas abiertas para elegir a los candidatos.
Cerca de la medianoche de ese día, los ministros se desayunaban con el cambio de gabinete que el jueves anunció el Presidente. Por ejemplo, Gallo y Gil Lavedra ya no formaban parte del Gobierno. El viernes, Alvarez presentó su renuncia porque entendió que las modificaciones no castigaban a los sospechados en el escándalo del Senado sino todo lo contrario. Así y todo, en Interior imaginaron que el lanzamiento podía seguir adelante. Al fin y al cabo, es un proyecto que marchaba en la dirección que reclamaba Chacho. Pero las repetidas declaraciones del ex vice reclamando nuevas renuncias mandó todo al freezer.
Ahora en Interior tratan de colar el proyecto en cualquier encuentro que los reúna con la gente del Frepaso. “La verdad es que ya ni sabemos cuándo se va a presentar, si es que se presenta”, explicaba ayer una fuente del ministerio. Lo curioso es que hubo gente de Alvarez trabajando en el proyecto y en otros similares. Entran en lo que en el Frepaso denominan “la nueva política”, en desmedro de la “vieja” que se financia con mecanismos “non sanctos”.
“El proyecto nos interesa mucho, pero lo del acto no lo vemos”, explicaban ayer cerca del ex vice. Es que Alvarez está jugado a mantener un delicado equilibrio con el Ejecutivo: mantener a la Alianza en funcionamiento y guardar distancia de De la Rúa. Por eso, viene gambeteando la cumbre en Olivos (ver aparte) y la puesta en marcha de la mesa coordinadora de la coalición que le viene ofreciendo Raúl Alfonsín. Mañana, cuando se encuentre con los delegados del Frepaso en Gobierno, Storani los tratará de convencer de hacer una excepción.

 

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