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De haberse podido evitar, doy fe, la historia no habría tenido lugar. El árbol prohibido del Paraíso fue el primer caso evitable, y a la vez la astucia del mal para que la historia fuese. Años más tarde, tampoco es lógico pensar que la crisis profunda de la Alianza podría haberse evitado sino que, casi al contrario, habría que considerar que desde su afianzamiento y candidaturas, la Alianza fue sobre todo la difícil postergación de un final inevitable.
Con la entronización de �Frenando� de la Rúa, el partido radical postergaba el protagonismo y la relevancia de una mayoritaria franja de cuadros partidarios realmente críticos a los años menemistas, y elevaba por voto de la gente la peor, más gris y conservadora de sus tendencias, que claramente en la campaña electoral se plantó como una continuidad �correcta� de la menemización económica y cultural del país.
A su vez el Frepaso, desde su poco abierto núcleo de decisiones, debe haber vivido aquella famosa foto de Chacho Alvarez levantando el brazo ganador de De la Rúa, como una victoria que con respecto a un recorrido propio y colectivo, y a ciertas ideas ensambladas, se parecía demasiado a la confusión, al �yo no lo quise así�, o como dijo el poeta vienés Hugo von Hofmannsthal para otra cosa, a una auténtica �derrota triunfal�.
Ciertamente, mucho fue el esfuerzo y la hipocresía por sostener este encuentro nacido para ganarle al menemismo como única idea rectora indiscutible. Esfuerzo para el delarruismo, por cuanto la Alianza era un incordio que impedía llevar adelante la política que el Jefe ya había planteado en su reinado en la Capital, y que consiste en aceptar lo dado porque en lo ideológico y en el modelo país se está de acuerdo y se disfrutó socialmente con lo hecho por el equipo del intrépido riojano.
Esfuerzo para el frepasismo, porque su desprendimiento del peronismo bajo batuta menemista había querido ser, como proyecto originario, un dispositivo para quebrar y llevarse lo mejor del peronismo, y acordar con una hipotética y siempre lejana �izquierda� radical acaso alguna vez desprendida del aparato centenario. Este despropósito entre idea y realización puede ser entendido como un �aunque usted no lo crea�, o en todo caso y en una historia más abierta post-crisis, los comandantes del Frepaso tendrían que explicar qué pasó en el camino hacia el Santo Sepulcro de la justicia social, donde se terminó tan pero tan lejos de Jerusalén.
Lo cierto es que la Alianza en su retórica no supo asumir lo que realmente fue: hija de un post-menemismo ideológico, y no de un regreso a un premenemismo conceptual, como suele pensar don Alfonso. Post-menemismo ideológico (no sólo económico) nunca asumido pero practicado, que llena de equívocos, frases hechas, clichés no creíbles y retóricas desopilantes al país.
Por ejemplo, se derrotó heroicamente �un mal� al que se piensa el socio más seguro para navegar lo venidero. Se está con el ajuste, el impuesto, la convertibilidad, pero se está �contra Cavallo�. Se acordó para una política anticorrupción, pero recién se descubre que el establishment radical estaba involucrado de lleno en los conductos políticos de esa supina corrupción. Se plantea la Alianza como una extensa herramienta compleja y conflictiva a llevar adelante, pero se descree de ella cuando ese modelo no está maduro para parir concretamente algo mejor, con lo mejor que contendría. Se plantea a un viejo partido de �la ética ciudadana� para que exponga diariamente los recursos, impotencias y formas de tapar las lacras. Se habla de políticas y programas contrapuestas y todo es actuado y leído como teatro psicológico de dos personalidades que ocluyen cualquier otro significado de las cosas.
Era inevitable que algo de todo esto ya no se evitara que saliera a la luz, como debate político mayor. Creo que estamos en un tiempo de crisis, a la vez más esclarecedor de posiciones y perspectivas diferenciadas para discutir muchas cosas otra vez.
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