Por Claudio Scaletta Las tres entidades agropecuarias que iniciaron desde ayer el paro de actividades �tranqueras afuera�, fijaron públicamente al adversario en los impuestos distorsivos que gravan la actividad. Sin embargo, frente a las tenues compensaciones ofrecidas por el Gobierno �que salvo en el sector automotor se muestra inflexible con los reclamos sectoriales� quedó claro que el enemigo era más global que puntual. La falta de políticas activas, el cambio del modelo económico y en particular la distorsión de precios relativos generada por la Convertibilidad son los reclamos centrales de la protesta. La adhesión espontánea de los transportistas de carga nucleados en la CNTA, que apenas dos semanas atrás depusieron su medida de fuerza mediante un acuerdo provisorio logrado por el ex titular de la efímera cartera de Infraestructura, Nicolás Gallo, parece ser sólo la punta del iceberg de un movimiento de descontento mucho más profundo que crece en las alicaídas economías regionales, donde más de dos años de recesión comienzan a dejar su huella potencialmente irreversible en las pequeñas explotaciones y en los servicios complementarios que las acompañan. Con la previsible excepción de la Sociedad Rural Argentina, que representa a los productores más concentrados, las tres entidades gremiales que llamaron a la medida, Federación Agraria (FAA), Coninagro y Confederaciones Rurales (CRA), tenían decidida la medida aun antes de los últimos intentos del Ministerio de Economía por desactivar la protesta. Era difícil que los ofrecimientos parciales del Gobierno, que llegaron a la posibilidad de descontar hasta el 50 por ciento del Impuesto al Transporte de Combustible (ITC), los 12 centavos que gravan cada litro de gasoil, de otros impuestos como renta mínima presunta, IVA y Ganancias -una concesión que no pudieron lograr los camioneros que pararon durante 4 días generando las primeras señales de desabastecimiento� consiguieran torcer la voluntad de los hombres de campo. �Los ofrecimientos que recibimos del Gobierno no fueron suficientes para que cambiemos el mandato dado por nuestras bases. Lo que la gente quiere es que se cambie la política agropecuaria. Y esto significa seguir otro rumbo económico, salir de este modelo de concentración�, expresó a Página/12 el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, quien no dudó en afirmar que el verdadero problema que enfrenta el campo son las �restricciones introducidas por la Convertibilidad�. �Si la oferta de Economía la hubiésemos considerado como meros puntos, iba a tener que ser muy sustanciosa. Solamente por ITC e impuesto a los intereses el campo transfiere 400 millones�, describió a este diario el dirigente agropecuario. �Nosotros no podíamos volver atrás con la medida porque lo que está en juego es el futuro de los productores. Es así de claro. El paro es un instrumento hacia un nuevo modelo económico y social�, sostuvo. Para Buzzi los bajos precios de las commodities en los subsidiados mercados internacionales, sumados a las distorsiones internas introducidas por la ley de convertibilidad, son los dos factores centrales que atentan contra la rentabilidad del campo. �Diez meses le alcanzaron a este gobierno para consolidar lo que la anterior administración hizo en 10 años�, se quejó el dirigente. �Al principio de la convertibilidad teníamos el gasoil a 20 centavos, no había que pagar peajes para transportar nuestros productos y, sobre todo, no se había producido esta escandalosa acumulación de impuestos distorsivos. Desde que este Gobierno asumió, estas distorsiones empeoraron�, explicó el titular de FAA. Frente a la pregunta de Página/12 acerca de qué debe hacer Economía para que el sector sienta satisfechas sus demandas, Buzzi aseguró que �deben redireccionarse 1000 millones. Esta cifra parece grande, pero no la es si se compara con lo que recibieron otros sectores. Piénsese por ejemplo en el Plan Canje que benefició a la industria automotriz, o lo que recibió el sector financiero luego de la crisis del Tequila. En cambio, el campo,desde el inicio de la Convertibilidad, a través de los aranceles a la industria, los peajes y las tarifas de los servicios transfiere 5000 millones de pesos por año. Y esto no lo digo yo sino que lo dijo (el secretario de Agricultura, Antonio) Berhongaray�. Para concluir Buzzi dijo que no alcanzan con las buenas intenciones del secretario, pues Agricultura debería contar con un presupuesto de �al menos 500 millones�, para estar en condiciones de resolver algo.
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