Por Raúl Kollmann �Esto de premiar a los policías que se tirotean con delincuentes ya se hizo en la Bonaerense �le contó a Página/12 un veterano comisario�. Fue, por ejemplo, durante los años �60. No mejoró en nada las investigaciones. Lo que hicimos entonces fue dejar correr a los delincuentes. Les permitíamos hacer dos y hasta tres robos sin detenerlos. Al final, a través de los buches (confidentes policiales), los esperábamos donde iban a dar un nuevo golpe y los pasábamos a fierro (aniquilarlos). Con eso se conseguía la mejora económica que nos prometían.� El viejo comisario se refería así a la propuesta del gobernador Carlos Ruckauf de otorgarles premios en efectivo �hasta cinco veces el sueldo� a aquellos policías bonaerenses que cometan actos �arriesgados� y �heroicos� en el combate contra los delincuentes. En medio de una serie de hechos violentos protagonizados justamente por la Bonaerense (ver aparte), la iniciativa de Ruckauf ya generó polémica. El premio fue instaurado por el gobernador a través de un decreto que ya entró en vigencia, luego de su publicación en el Boletín Oficial. Consiste básicamente en otorgar un plus en el sueldo cuando un efectivo se destaque por su �valor�. El gobierno bonaerense ya anunció el primer premio: será para los policías que capturaron en el conurbano a la banda que asaltó un blindado en La Boca la semana pasada. El veterano comisario, retirado hace más de 15 años, está ahora panzón, aunque no es de los que se llenaron de dinero con su paso por la fuerza. Por su estilo, parece más bien un hombre de los de gatillo fácil, muy violento, que se mofa de los que �no tienen calle�. Le faltan un par de dientes, va de vacaciones a Mar del Plata, Bariloche o Córdoba, siempre a los hoteles destinados a los retirados y no hay nada que le guste más en la vida que dar cátedra. �Mire, la recompensa por tiroteos lo único que hizo fue aumentar las operetas �explica�. La Bonaerense no es como la Federal, que inventa causas. ¿Vio que hace poco acusaron a un montón de policías de la Capital de haber armado expedientes con gente pobre, indocumentados, borrachos? No, en la Bonaerense el sistema es distinto. Las cosas se arman con los buches, con delincuentes de verdad y con robos de verdad. A través de los informantes, nosotros armábamos una banda. Los dejábamos hacer tres o cuatro hechos sin molestarlos. �¿Qué tipo de hechos? �preguntó este diario. �Les dejábamos �hacer� (robar) un coche, les entregábamos a través del buche las armas y ellos robaban un negocio un viernes, otro el sábado y otro el domingo. En general, el buche es un ex presidiario que dentro de la cárcel se hizo respetar por los otros delincuentes y que tiene antecedentes importantes. Tiene que tener cartel, como decimos nosotros. �¿Qué clase de robos les dejaban hacer? �Nosotros mismos les pasábamos el dato. Algún negocio, fábrica, oficina en la que hubiera 3000 o 4000 pesos de hoy en día. Por supuesto, nosotros sacábamos cualquier policía que hubiera cerca, de manera que ellos hacían el hecho tranquilos, sin que los molestáramos. Eso les daba confianza. �¿Y después? �Al segundo hecho tenían más confianza y al tercero, ni le digo. Entonces se preparaba la encerrona, dándoles datos para hacer otro trabajo (robo) tentador. Ahí sí los esperábamos con una fuerza muy pero muy superior. Sabíamos quiénes eran, qué armamento tenían y armábamos la opereta como si el golpe hubiera fallado de casualidad, porque alguien, un vecino por ejemplo, dio el alerta. Entonces los pasábamos a fierro. Después, uno cobraba el aumento, porque en aquel momento la recompensa por los tiroteos era un aumento. �¿Y no había denuncias? �Quién iba a denunciar, si se trataba de delincuentes, ladrones de verdad. Además, todo esto se hacía con la venia de los jefes. Ellos sabían todo. Mire, ahora está lleno de pibes que no tienen calle y si los mandan a tirotearse van a matar a unos cuantos. Pero acuérdese lo que le digo: dentro de poco van a empezar las operetas otra vez. Casos armados. En aquel entonces terminaron sacando ese sistema justamente por las operetas. En lugar de premiar una buena investigación, una detención bien hecha, conseguir buenas pruebas, ese sistema lo que hace es ponerle precio a la cabeza de cualquier chorro. Por un lado, ahora va a ser más fácil, porque está lleno de pibes desesperados por la droga, dispuestos a robar lo que fuera. Pero también es más peligroso. Esos pibes desesperados se animan a cualquier cosa y van a matar a más de uno antes de dejarse matar -concluyó el viejo comisario.
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