Por Raúl Kollmann
El Tribunal Oral Nº 3, que llevará adelante el juicio del caso AMIA, tomará una decisión trascendente en los próximos días: si se unifican o no las querellas. Si hay unificación, significa que serán representados por un solo abogado la DAIA, la AMIA, Memoria Activa y Familiares de las víctimas, lo que implica que en el juicio oral habría una sola voz tanto para alegar como para preguntarles a los testigos e imputados. Teniendo en cuenta las grandes diferencias que han existido hasta ahora entre la DAIA y Memoria Activa, por ejemplo, con la unificación se silenciaría a uno u otro. Hasta el momento, las respuestas al Tribunal fueron más bien variadas: DAIA, AMIA y Memoria Activa se opusieron rotundamente a la unificación; los abogados de Carlos Telleldín la respaldaron, argumentando que no puede haber tantas voces en el juicio, los defensores oficiales de los otros policías bonaerenses señalaron que no tienen problemas en que haya distintas querellas y el letrado de Juan José Ribelli dio una respuesta intermedia: propuso que se unifique la querella de AMIA y DAIA por un lado y se mantenga la de Memoria Activa por el otro.
En el juicio oral habrá distintas partes:
Por supuesto, estarán los jueces integrantes del Tribunal, Gerardo Larambebere, Miguel Pons y Carlos María Andina Allende.
Por el lado de la acusación estarán los fiscales del Tribunal.
Como partes afectadas �querellantes� estarán la AMIA, la DAIA, Memoria Activa, Familiares y, además, otros dos letrados que se presentaron por separado, representando a otras víctimas. Las dos primeras son las instituciones judías cuya sede funcionaba en Pasteur 633 cuando se produjo el atentado, mientras que Memoria y Familiares representan a las familias que perdieron a sus seres queridos en el ataque.
Por último estarán los defensores: Víctor Stinfale, representa a Carlos Telleldín, el último dueño del motor que habría sido utilizado en el coche bomba, José Manuel Ubeira defiende al otrora poderoso comisario de la Bonaerense, Juan José Ribelli, y distintos defensores oficiales representarán a los demás policías.
El punto que se debate es si deben o no unificarse las querellas.
Memoria Activa rechazó la unificación con dos argumentos. Por un lado, que la AMIA y la DAIA están afectadas por la destrucción del edificio, en tanto que Memoria Activa representa algo muy distinto, a los que sufrieron la pérdida de vidas. Pero, además, los doctores Alberto Zuppi y Pablo Jacoby sostuvieron también que, durante todo el proceso, Memoria Activa tuvo una postura muy diferente a la AMIA y la DAIA. Estos últimos respaldaron prácticamente en todo lo hecho por el juez Juan José Galeano, en tanto que Memoria Activa fue muy crítica de su actuación.
La AMIA y la DAIA también se opusieron a la unificación. El escrito de la AMIA fue firmado por el flamante letrado de la mutual judía en esta causa, el conocido penalista y profesor de la Universidad de Buenos Aires, Juan José Avila. El rechazo de la DAIA fue fundamentado por Marta Nercellas y Julio Frederick. Las dos instituciones alegaron que hay jurisprudencia que indica que cuando las querellas son tan distintas, se provoca un fuerte perjuicio con la unificación.
Los abogados de Telleldín y de los demás policías contestaron en forma breve. Stinfale se manifestó de acuerdo con la unificación, sin agregar comentarios, en tanto que los defensores oficiales dieron su conformidad para que haya distintas querellas, argumentando que es importante garantizar la transparencia del juicio.
Finalmente, el abogado de Ribelli, José Manuel Ubeira, exhibió una postura intermedia. Se manifestó en contra de que hubiera seis querellas distintas, �a la hora de preguntar, habrá seis querellantes, más los fiscales, lo que hace imposible la defensa�, argumentó. De todas maneras, la propuesta del letrado fue que se unifiquen las querellas de AMIA y DAIAIAen una sola y se mantenga por separado la de Memoria Activa, debido a las diferencias que siempre existieron entre ellos. Los demás querellantes, según Ubeira, deberían alinearse detrás de uno u otro.
Por supuesto, la última palabra la tiene el Tribunal. En fuentes judiciales se dice que lo más probable es que no haya unificación total de las querellas, pero se trata de una resolución fundamental, que va a tener un peso decisivo en la marcha del juicio.
opinion
Por Laura Ginsberg * |
La voz de Memoria Activa
El 17 de julio de 1997, un día antes del aniversario, hubo una reunión en la que estuve en la base de SIDE, en la que estuvieron presentes los Dres. Dobniewski, Beraja, Galeano, Anzorreguy, los fiscales Mullen y Barbaccia, donde se les enseñó que se estaba trabajando arduamente en la pista de conexión de Ciudad del Este (...) a fin de evitar que en el acto que se iba a desarrollar al día siguiente se atacara la investigación que venía llevando a cabo el gobierno. En un momento dado, el Dr. Anzorreguy habla por el celular con el presidente Menem y se lo pasa al Dr. Beraja (...). De allí que no me extraña que al día siguiente, cuando en los actos se atacó al gobierno por la investigación, los Dres. Beraja y Cichowolski fueran a ver a altas autoridades del gobierno para pedir disculpas por tales dichos.�
El testimonio es significativo: revela una vez más la siempre sospechada connivencia entre el menemismo y la dirigencia judía. Pertenece al ex prosecretario de Galeano, Claudio Lifschitz, quien describió la sumatoria de irregularidades y complicidades en la instrucción de la causa AMIA ante el fiscal Carlos Cearras, en la causa que instruye sobre �Delito de acción pública�.
Lifschitz contó que algunas medidas se tomaron como para mostrar que se hacía algo en la investigación para cada aniversario, que todo era filmado en el tribunal para luego extorsionar a testigos, que Galeano pretendía incorporar a Guglielminetti como testigo de identidad protegida, que se destruían pruebas valiosas para la pesquisa, o que nunca fueron procesadas las miles y miles de horas de escuchas telefónicas, aun cuando disponían del equipamiento adecuado para hacerlo.
En definitiva, nada nuevo para quienes tenemos conocimiento del desastre que es la instrucción piloteada por Galeano y que hoy, en un intento inútil de recuperar el tiempo perdido, se encuentra en un estado de blanqueo forzoso con el único propósito de resistir los embates hasta el juicio oral.
¿Cuál es la situación hoy? El gobierno de Fernando De la Rúa, cuya expectativa está puesta en la instancia oral, le pide a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que �postergue cualquier pronunciamiento sobre el caso hasta que haya concluido el juicio oral�. Pero cuando haya concluido el juicio oral, la violación de los derechos de los familiares a obtener justicia ya se habrá consumado. Hasta el propio Galeano aconsejó �no esperar nada espectacular� del juicio público. Sin embargo, el gobierno de De la Rúa lo sigue sosteniendo. No lo hace en nombre del dogma tan remanido de �si se cae Galeano, se cae la investigación�. Lo hace porque si se cae Galeano, se desnuda la responsabilidad política de los poderes del Estado en el encubrimiento.
Al igual que aquel 17 de julio de 1997, un aliado inigualable, la DAIA, se ha puesto en movimiento una vez más. Además de pregonar �juicio oral ya�, violando toda la normativa legal que cualquiera pueda imaginar, la DAIA envió a uno de sus hombres a los Estados Unidos con el aparente objetivo de iniciar una etapa de movilización internacional a la espera del juicio oral.
Curiosa coincidencia temporal. El último jueves, Memoria Activa estuvo en Washington en una audiencia ante la CIDH exclusivamente para plantear las condiciones de la designación de un veedor para el juicio oral y la instrucción de la �AMIA residual�.
Mientras tanto, en Buenos Aires, el Tribunal Oral Federal Nº 3 notificó a las partes querellantes su iniciativa de unificar personería jurídica para la etapa del juicio oral.
De concretarse esta iniciativa, podríamos perder nuestro derecho a expresarnos con una voz propia, independiente, que nos represente. La misma voz que reclama justicia desde hace más de seis años. Los familiares de las víctimas nucleados en Memoria Activa nos encontraríamos en una nueva trampa: participar del juicio oral únicamente a través de los abogados de las otras querellas (AMIA/DAIA), lo cual es equivalente aahogar definitivamente nuestra voz, porque no habría intervención posible. Nada puede justificar que el Estado obligue a una de las partes damnificadas a renunciar a su propia manera de intervenir durante la instancia oral.
Del mismo modo en que, oportunamente, fue denunciado el cierre de la causa AMIA, hoy se advierte una actividad procesal más para victimizarnos a través de una mordaza legal que, a mi entender, es ilegítima.
Todos recordamos el juicio oral por el homicidio de José Luis Cabezas: tanto sus familiares como sus compañeros de trabajo participaron del proceso judicial, y cada uno lo hizo con su propia voz.
Es exactamente lo que queremos.
* Integrante de Memoria Activa |
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