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La orca desorientada que apareció en pleno Delta

Se trata de una �falsa orca�. Fue avistada en Zárate y ahora la acompaña Prefectura por si queda varada. Se espera que hoy vuelva al mar. Una caravana de curiosos la persigue en barcos.

La �falsa orca� en uno de los canales del Delta. También pasó bajo el puente Zárate-Brazo Largo.

Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) Una orca, que no es orca sino trucha, o sea, una orca trucha, o falsa orca o, más aún, pseudo orca crassidens en su acepción científica, fue avistada para sorpresa del público en general y de los cardúmenes de bagres y palometas en particular, deslizándose en aguas del Paraná, en el Delta, a la altura de Zárate. Al parecer, la orca trucha perdió el rumbo por efectos de una sudestada y se internó en el Río de la Plata para quedar desorientada entre el fárrago de canales, islotes, y afluentes del Paraná. Como el cetáceo será trucho pero no parlante, no se pudo averiguar el motivo de su desorientación, ni tampoco determinarse a ciencia cierta si era trucha o pertenecía a otro género. Sólo se la pudo acompañar en su camino de regreso hacia el mar: varios guardacostas de la Prefectura Naval, acompañados por un biólogo del Acuario Nacional, siguieron las evoluciones de la presunta crassidens, intentando distanciarla de los bancos de arena y de una multitud de curiosos montados en veleros, lanchas, botes y kayaks.
Pero avistarla no fue tan sencillo como parece sugerirse en los inicios de esta nota. Ayer, apenas el sol se ocultó al oeste, la Prefectura de Zárate recibió un llamado de alerta a través del 106 de Emergencias Náuticas. Desde un arenero que se desplazaba a la altura del kilómetro 178 del Paraná de las Palmas habían avistado �algo raro�.
�¿Prefectura?
�Diga.
�Vimos algo raro en el agua.
�Raro como qué.
�Raro como un animal raro.
El informe, aunque de algún modo trucho, representa con bastante exactitud la impresión sobre el primer contacto del hombre con la especie crassidens en aguas dulces y arenosas. La oscuridad impidió que se realizara una búsqueda intensiva. Pero, por la mañana, temprano, el mismo destacamento de Prefectura recibió otro llamado de alerta y de preguntas sin respuestas. Inmediatamente fue enviado el �Boga�, guardacostas GC 144, con cuatro tripulantes a bordo. Al espécimen extraño lo detectaron a la altura del kilómetro 108. Antes de partir, desde la misma Prefectura llamaron al canal local Teledelta. Gabriel Piccini, en los controles del informativo, escuchó el mensaje:
�Hay un cetáceo, parece una ballena, en el Paraná.
�¿Una qué?
�... ya salimos. ¿Vienen en el guardacostas? �preguntó el oficial sin más explicaciones ni detalles, que por otra parte no tenía.
�A esa hora, no quise sacar al aire que había una ballena en el Paraná, porque el público iba a pensar que era una mentira�, confesó Piccini a este diario. De inmediato, los camarógrafos Luciano y Maximiliano Breglia, y los cronistas Pablo de Francesco y Carlos Ferreira partieron en un guardacostas, dispuestos a rozar al menos un vértice de las crónicas de Hermann Melville. Entre tanto, desde Prefectura se comunicaban con el Acuario Nacional de Buenos Aires, donde obtuvieron las primeras indicaciones y consejos. La descripción que sirvió como base para que desde el acuario le pusieran nombre a la bestia fue sucinta:
�¿Cómo es?
�Un animal oscuro, que aparece y desaparece de la superficie, que tira un chorro como las ballenas, de unos 6 a 8 metros de largo �describieron desde Zárate.
�¿Tiene panza blanca?
�No. Parece todo negro.
�Podría ser una pseudo orca crassidens �sostuvo el especialista, después de que le describieran la aleta dorsal.
Al mediodía, el especialista del acuario y colaborador del Museo de Ciencias Naturales, Diego Albareda, se presentaba en el destacamentoZárate para subir a otro guardacostas que se dirigió directamente hacia el, ya para todos y sin dudas, cetáceo.
A partir de allí, todo consistió en el seguimiento. A una distancia prudencial. El bicho pasó por debajo del puente de Zárate-Brazo Largo, mientras comenzaba a convocar a una multitud de curiosos. �Se la podía ver a simple vista, estaba a cien metros del puerto�, sostuvo el oficial auxiliar Alberto Avalos. �Puede ser que se haya perdido en la última sudestada. Lo que estamos haciendo es seguirla para auxiliarla si se queda varada en un banco de arena.� A las 15, el parte de Prefectura anunciaba que la orca trucha, que se había internado erróneamente por el canal Onda, había retrocedido para retomar hacia el Paraná de las Palmas. �Está a 500 metros �aseguró el prefecto Jorge Alberto de Jesús, del destacamento de San Isidro�. Si vuelve a ese brazo, podrá desembocar en el Canal Emilio Mitre, que es bien profundo.� A las 19, las expectativas eran mayores: la crassidens había alcanzado el Canal Mitre. �Bueno, entonces está bien -confirmó la bióloga Marcela Junín, del Museo de Ciencias Naturales�. Si la marea no la complica, va a salir al Río de la Plata y de ahí al mar. Al ritmo que va, mañana debería estar volviendo a su territorio.� Junín estuvo en contacto permanente con Albareda. A esa hora, una cuestión preocupaba más que otras al biólogo embarcado: �Hay un mundo de gente que se le quiere acercar. Hay embarcaciones de las que se te ocurran �narraba Albareda�. Veleros, lanchas grandes, chicas, areneros, hasta kayaks.�

 

 

Una especie de mar adentro

�Es difícil determinar de qué tipo de cetáceo se trata. Por su tamaño, su aleta dorsal en forma de gancho, su color negro, suponemos que es una falsa orca �explicó la bióloga Marcela Junín, del Museo de Ciencias Naturales, y especialista en mamíferos acuáticos�. No es una orca seguro, porque no es negra y blanca, su aleta dorsal es distinta.�
La falsa orca pertenece a la familia de los delfines (delfinídeos) y al género de las pseudo orca crassidens, que comprende esa sola especie. Se la llama falsa orca no porque tenga un parecido físico sino por sus hábitos predatorios, semejantes a los de la orca: se alimenta de lobos marinos y delfines. Mide más de cinco metros de longitud, pero su tamaño varía según se trate de un individuo adulto o joven. Vive mar adentro, lejos de la costa. �En su bagaje de información no figura la línea de la costa. Sólo sabe que no debe aproximarse. Cuenta con un sonar que le permite detectar las profundidades, los bancos, y detectar sus presas. Pero su ubicación no es a través del sonar sino que la obtiene con unos cristales de óxido de hierro (magnetita) alojados en su cerebro, que los utiliza como un compás de navegación, deslizándose a través de los corredores magnéticos de la Tierra, en combinación con el ciclo diurno del sol. Por eso es probable que una tormenta eléctrica la haya desorientado. Lo que no tiene explicación es que estuviera sola.�
La otra hipótesis firme es su presunta intención de inscribirse en el Congreso Latinoamericano de Especialistas en Mamíferos Acuáticos de América del Sur, que se inicia justamente el próximo 29.

 

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