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�Alfred Hitchcock le temía sólo a 
dos cosas: a Dios y a la policía �

La definición es del escritor, y cinéfilo, Guillermo Cabrera Infante, quien presenta un especial que se verá aquí el jueves próximo.

El director sentía fascinación y rechazo por las mujeres rubias.
�Era una suerte de mujeriego frustrado�, subraya Cabrera Infante.

Por Verónica Abdala

t.gif (862 bytes) �Un director de cine �escribió el cubano Guillermo Cabrera Infante� no es más que un empecinado al que le dan la oportunidad de dirigir una película, más allá de que unos puedan hacerlo mejor que otros.� En el ranking de este notable escritor, un cinéfilo apasionado, Alfred Hitchcock ocupa un lugar casi naturalmente central. De ahí que se haya prestado de buena gana a conducir un especial dedicado al maestro del suspense, que así se convirtió en una suerte de clase magistral sobre las claves de una obra capital de la historia del cine. El programa se emitirá por Canal á, en el marco del ciclo �Ciudad natal�, el jueves 26 a las 7, 13 y 18.30. 
El paisaje de Londres, la ciudad en que nació Hitchcock en 1899 y donde Cabrera Infante vive su exilio desde 1963, opera como telón de fondo del relato. Las mujeres (�Hitchcock era una suerte de mujeriego frustrado que iba de rubia en rubia. Ellas eran su verdadero objeto de deseo�), sus miedos (�Le temía sólo a dos cosas, a Dios y a la policía�), la influencia que ejerció sobre los directores que lo sucedieron (�Algunas de las películas de Martin Scorsese y Brian de Palma son auténticos robos al maestro�), los actores que seleccionaba para protagonizar sus films (�Algunos, como Gary Grant, representaban el tipo de hombre que a él le hubiera gustado ser�) son, en ese marco, algunos de los temas sobre los que se detiene. El escritor se despacha, incluso, con comentarios de este tipo: �Para él, los habanos eran imprescindibles. Fumaba unos puros bien grandes, pero era tan gordo que éstos se le perdían entre los dedos grasosos. Aunque yo no me atrevería a fumarlos: podrían confundirme con un enano con bastón, porque soy extremadamente bajo�.
Las palabras del propio Hitchcock ayudan a echar luz sobre su pensamiento y sobre algunos de los matices menos conocidos de su personalidad. �El miedo �explica el director desde la historia� es uno de los sentimientos que más ha influenciado mi vida y en mi carrera. Lo conocí a los cinco años, una noche en que me desperté y descubrí que mis padres habían salido a dar un paseo dejándome solo en una gran casa. Recuerdo que bajé a la cocina, aterrorizado, y terminé comiendo un pedazo de carne fría y secándome las lágrimas, ansioso porque regresaran.� Algunos otros terrores bastante menos explicables lo acompañaron a lo largo de toda la vida. El pánico que sentía ante la policía, por ejemplo, fue uno de los que él mismo reconocía como �un sentimiento tan poderoso como aparentemente incomprensible para los demás�. A tal punto �poderoso� que en 1939, en su primer viaje a Estados Unidos, se negó a manejar por miedo a que pudieran detenerlo para multarlo.
Entre 1925, año en que filmó su primera película, y 1980, cuando murió, el director de clásicos como Psicosis, La ventana indiscreta, Los pájaros, 39 escalones y Vértigo se entregó de lleno a la producción de una obra unánimemente reconocida como revolucionaria. Hitchcock decía que su mayor mérito era �traducir quince segundos de sorpresa en quince minutos de suspense� con sólo variar el orden de dos tomas y alcanzar ese �clímax de tensión insoportable� que consiste en darle al espectador, de antemano, la información de la que carecen los personajes. �Ellos se desesperarán entonces en su afán de advertirles a los personajes que tal o cual es un asesino, o que debajo de la mesa se esconde una bomba. Porque el suspenso no es más que eso: el correcto manejo de la información. Con eso, puedo mantener, cuanto tiempo desee, a un tipo sentado en la butaca.� 

 


 

CONVENIO SOBRE CONTENIDOS DE TV
Ahora, a proteger al menor

El gobierno nacional, representado por el presidente Fernando de la Rúa, firmó un acuerdo con la Asociación de Telerradiodifusoras Argentinas (ATA) y la Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (Capit) sobre el ordenamiento de los criterios en las programaciones de TV y la puesta en práctica de una �guía de contenidos para la televisión�. Según dijo a Página/12 el interventor del Comfer, Gustavo López, �esto es algo inédito e histórico en la televisión argentina, con únicos antecedentes en Canadá y Australia�. El acuerdo, en resumen, establece pautas para evaluar de aquí en más la programación de los canales sobre las categorías �apto para todo público� (de 8 a 20), �apto para todo público con presencia de los padres (de 20 a 22)� y �programas no aptos para menores de 16 años� (de 22 a 24). 

 

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