Por Martín Granovsky
�Estamos más firmes que nunca�, dijo el secretario de Estado, uno de los miembros más importantes del equipo económico. �Tenemos toda la confianza del Presidente�, agregó buscando convencer. Y como vio escepticismo en su interlocutor, redondeó: �Mire, el Presidente está bajoneado y a veces hasta tenemos que apuntalarlo nosotros�. Es difícil que Fernando de la Rúa agradezca el último comentario, escuchado por un periodista de Página/12, pero igual le sirve para completar el diagnóstico que más entusiasma en estas horas al Gobierno: así sea porque Domingo Cavallo suena políticamente inviable, José Luis Machinea es el único ministro posible, el único ministeriable, el más fuerte.
El ministro que ayer respaldó con más solidez a Machinea fue Adalberto Rodríguez Giavarini, uno de los tres ministeriables del gabinete junto a Ricardo López Murphy y Chrystian Colombo. �El Presidente ha sido muy claro en sus declaraciones en el sentido de que acá hay una figura central y única de este gobierno en cuestiones económicas y es el ministro de Economía�, dijo Rodríguez Giavarini. Y explicó: �Machinea está haciendo una tarea muy seria, muy firme, con el aval del Presidente, y quedó muy claro que los movimientos en el ámbito de la política hicieron de él una figura clave, articuladora, para sacar muchos proyectos como el de Presupuesto, que es clave para el gobierno�.
Federico Storani lo completó así: �Está muy firme. Es un ministro que no solamente goza del apoyo de la Alianza sino que tiene reconocimiento por su capacidad a nivel nacional como internacional�.
Colombo respaldó a Machinea criticando a su hipotético competidor. �El Gobierno no tiene en estudio incorporar a Cavallo�, dijo.
Y Machinea dijo que se siente �muy seguro�.
Para el equipo económico, la situación de partida ideal para poder hablar de reactivación es la de ayer, con suba de la bolsa, convalidación de los recortes por parte de la Corte Suprema y aprobación de leyes en la Cámara de Diputados (ver más información en esta misma edición). En privado, un miembro del equipo que pidió reserva de su nombre dijo que hablar de la renuncia de un ministro es �un deporte nacional�, y que �con tres días buenos de mercado se recupera rápido� la ida de 400 millones de pesos que el Palacio de Hacienda atribuye en gran medida a la volatilidad internacional y, muy poco, a la política interna.
Para el Gobierno, el objetivo consiste, a esta altura, no en pasar el invierno sino en llegar a él.
�Tenemos que llegar bien al otoño �dijo a este diario un ministro con identificación probada con De la Rúa.
�¿Al otoño? Eso es recién el 21 de marzo.
�Sí. ¿Y qué alternativa hay?
�¿Por qué el otoño del 2001 será tan mágico, en el pronóstico de ustedes?
�No es cuestión de magia. Podemos llegar a ese momento con un crecimiento esperable de un tres o un tres y medio por ciento, y ésa ya es una cifra que se nota en la economía real.
En verdad, cuando se habla estos días con los funcionarios ninguno niega los datos más preocupantes de la realidad:
Una crisis política que aún no es institucional pero muestra un futuro con final abierto.
Una seria fisura en la Alianza después de la renuncia de Alvarez.
Una deprimente sensación de estancamiento y de falta de perspectivas económicas.
La extensión de la protesta, por ejemplo al agro.
Pero ni los ministros, ni los funcionarios ni los dirigentes más importantes de la Alianza esbozan una crítica de fondo a Machinea. En el Ejecutivo, la fórmula es �más Machinea�, o sea continuar la política de restricciones fiscales con la esperanza de que un círculo virtuoso produzca un arranque real, y además palpable, de la economía.
�Hay variables internacionales que no podemos manejar, como los mercados europeos o la salida de dinero de Brasil, pero por suerte hasta ahora no hay desconfianza ni en los operadores internacionales ni en los Estados Unidos o en Europa �dijo tranquilo un secretario de Estado con acceso diario al Presidente, y que suele interpretarlo en su manera de pensar.
�¿No es un exceso de tranquilidad?
�No. Primero, es importante que no desconfíen de nosotros, porque eso no alcanza para reactivar pero con desconfianza seguro que la reactivación es imposible. Y segundo, le repito: hay variables que la Argentina no maneja.
Ninguno de los funcionarios aceptó siquiera pensar en Cavallo ministro de Economía, presidente del Banco Central o jefe de Gabinete.
�Políticamente no se puede �dijo un ministro�. Suponiendo que el Presidente lo quisiera, cosa que no es así, sería intolerable tanto para el radicalismo como para el Frepaso.
Y un alto dirigente del Frepaso razonó de manera simétrica:
�La Alianza no lo aguanta. Con Cavallo, se rompe.
�¿Y sin reactivación no?
�Bueno, necesitaríamos un ministro que entusiasme a la gente más que Machinea �dijo, hizo una pausa y siguió�. Pero no hay. Y seguro que no es López Murphy.
Más aún: diputados del Frepaso confiesan tener la incómoda sensación de que la figura de Cavallo funciona como un espantapájaros. La presunta jugada sería asustar a la Alianza, y sobre todo a los diputados radicales y frepasistas, con Cavallo, para terminar nombrando al actual ministro de Defensa.
�Será ortodoxo, nos dirán, pero por lo menos es radical. No como Cavallo, que al final de Alfonsín les recomendó a los organismos internacionales que tuvieran cuidado con el Gobierno.
Los legisladores consultados insisten en que no aceptarán ni una ni otra variante:
�Cavallo es intragable para todos, y López Murphy seguro que es intragable como mínimo para el Frepaso.
La coronación de todos los razonamientos es la duda cruel de si De la Rúa tendrá la suerte, la habilidad, la estrella o la capacidad de llegar al otoño.
La otra es la cornisa por la que caminan hoy el Frepaso y el propio Alvarez. Si rompen, podrían cargar con el peso de una crisis política y económica todavía mayor. Si no rompen, y la crisis se profundiza, quedarían como corresponsables de un cataclismo. Y aun si todo sigue igual, sin explosión pero con tristeza, quedarían en la poco confortable posición que dan los procesos que languidecen.
Un funcionario que quiere bien al Presidente recomendaba ver a De la Rúa no como un tiempista sino como �un fondista�.
�Al final, él llega �dijo optimista�. Y con un gabinete homogéneo como éste puede llegar aún mejor.
Todavía queda pasar la primavera y el verano en este curioso país donde el otoño puede representar una utopía.
Los tiempos electorales apuran a la Alianza
El miedo a la derrota en 2001
Por José Natanson
Como suele ocurrir en estos casos, cada funcionario tiene su propia sospecha sobre el origen de las versiones de una posible renuncia de José Luis Machinea. Pero todos coinciden en que se trata de un operativo organizado para desgastar al ministro de Economía, y lo explican con un argumento sencillo. �Machinea es una garantía para la continuidad de la Alianza, quizás el único que asegura el apoyo de todo el Gobierno, de Chacho Alvarez, Raúl Alfonsín y el radicalismo. Atacarlo a él es atacar a la Alianza�, sintetizaban ayer en la Casa Rosada.
Federico Storani, uno de los funcionarios más conscientes del rol clave de Machinea, fue el primero en salir ayer a respaldarlo (ver aparte). Y, aunque no lo dijo, tiene sospechas sobre el origen de las versiones. �Salieron de algún centro financiero internacional�, señalaban muy cerca del ministro del Interior, que en los últimos días cruzó varios llamados nerviosos con Alfonsín para conversar sobre el tema. Los funcionarios consultados sin embargo no identificaron el origen preciso de su hipótesis.
En las oficinas del Comité Nacional, sin embargo, orientan los temores hacia personajes locales. Según decían, el ex Presidente prestó especial atención a las declaraciones en las que Fernando de Santibañes habló maravillas de Domingo Cavallo. Y recordó que el jefe de la SIDE acumula una larga historia de pedidos de cambio de rumbo y cuestionamientos confusos a Machinea.
En lo que coinciden todos los aliancistas con mirada política es en que cualquier cambio implicaría una reorientación más restrictiva de la política económica. Por eso, sospechan que los operativos para desgastar a Machinea tendrían un doble objetivo. El de mínima sería que, forzado por el tambaleo de los mercados, se vea obligado a emitir nuevas señales de ortodoxia. El de máxima, un cambio a corto plazo del ministro de Economía.
Y es aquí en donde entran a jugar las versiones sobre el supuesto tanteo que el Gobierno le habría formulado a Cavallo. La sola mención del nombre del ex funcionario menemista alcanza para erizar a buena parte de la Alianza, especialmente a Alfonsín y el radicalismo. Pero no todos piensan igual. Una fuente cercana a De la Rúa aseguró a este diario que, aunque aún no hay nada firme, el Presidente no descarta a Cavallo para un eventual recambio en Economía. �Ni López Murphy ni Rodríguez Giavarini están dispuestos a hacerse cargo�, señaló la fuente.
Lo cierto es que los tiempos de Machinea se achican. Aunque en un principio pareció que el cisma político no rozaba la economía, con el paso de los días la situación del titular de Hacienda comenzó a complicarse, a tal punto que decidió a Alvarez a aceptar la postergada cumbre con De la Rúa.
Hay un segundo factor que acelera todavía más los plazos de la economía: el año que viene la Alianza deberá pelear las elecciones, en lo que será el primer test nacional desde que llegó al Gobierno. �En 90 días tiene que notarse una mejoría, tiene que haber resultados concretos. Si no, vamos directo a una derrota�, aseguraba ayer un funcionario político de la Rosada.
Contra lo que podría pensarse, los otros ministros con título de economistas �Ricardo López Murphy, Adalberto Rodríguez Giavarini y Chrystian Colombo� también han cerrado filas en torno de Machinea. �Es el único que reúne el consenso necesario�, le dijo Colombo ayer por la tarde a un encumbrado funcionario. Y agregó que sospechaba que el origen geográfico de los rumores podría rastrearse a Brasil.
Curiosamente, muchas veces los principales defensores de Machinea son los que, quizás contra su voluntad, contribuyeron a colocarlo nuevamente en una situación difícil. Chacho Alvarez, que hace menos de un mes marcó públicamente algunas diferencias con el rumbo económico, encendió luces de alerta en el exterior con su sorpresiva renuncia a la vicepresidencia.Algo parecido hizo Alfonsín con sus obstinados ataques a la convertibilidad. Aunque en un primer momento sonaron casuales, lo cierto es que, antes de pronunciar aquellas declaraciones, el ex Presidente escuchó un diagnóstico sombrío sobre la situación económica de boca de uno de los técnicos que suele asesorarlo en secreto: Juan Vital Sourrouille.
Lo malo de Machinea es la economía,
lo bueno que Cavallo es inviable
La Argentina está en el fondo del pozo de una recesión que lleva casi 30 meses, con
una desocupación que aumentó en mayo al 15.4 por ciento y, de confirmarse la
tendencia, volvería a subir en la medición de octubre. Cuáles son las
preocupaciones de los economistas y empresarios, e incluso de muchos
funcionarios, cuando se sinceran sin miedo a ser aguafiestas.
Domingo Cavallo, uno
de los preferidos de la City financiera pero no de la Alianza. |
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Por Maximiliano Montenegro
Ya no hay dudas. Machinea está a plazo fijo. A un plazo corto. A lo sumo, tres meses, en los que deberá demostrar que rinde lo suficiente como para ser renovado. De lo contrario, desde las usinas del poder ya planean su retiro. Sólo señales claras de reactivación, hoy inexistentes, podrían salvar al ministro de quedar desocupado en el verano. Esa es la visión recogida por Página/12 entre empresarios, economistas e incluso numerosos funcionarios, que hablan en privado porque nadie quiere cargar con la responsabilidad de la caída de Machinea.
Más aún: por primera vez, todos coinciden en que la receta de Machinea para sacar a la economía de la recesión fracasó. Para colmo, el recambio ministerial que supuestamente fue diseñado para fortalecerlo, lo debilitó: según empresarios y economistas, no sólo porque la crisis política terminó por hundir las expectativas de reactivación sino también porque dejó al ministro haciendo equilibrio en medio del fuego cruzado desatado en la Alianza. Sin embargo, también hay coincidencia en que el principal seguro de empleo para Machinea hoy no está en la propia virtud sino en el defecto de los demás: todavía no hay un reemplazante de consenso entre el delarruismo, el Frepaso y el alfonsinismo. Por eso, mientras no se defina la puja de poder al interior de la Alianza, seguirá jugando �en tiempo de descuento� a ser un ministro de Economía fuerte.
Para algunos economistas no hay nada más categórico que los números. Y los datos para Argentina verdaderamente lo son. A principios de año el ministro prometía que la economía crecería 4,5 por ciento. Luego redujo su pronóstico al 3,5 por ciento. Después al 3 por ciento. Hace un mes, admitió que no se superaría el 2 por ciento. En los últimos días, reconoció que la tasa rondaría el 0,7 por ciento, pero en privado sus colaboradores dicen que sería sorprendente si se alcanzara el 0,5 por ciento, una cifra que se traduce como estancamiento en los niveles de producción del año pasado. Es decir, en el fondo del pozo de una recesión que lleva casi 30 meses.
Por otro lado, la desocupación aumentó en mayo al 15.4 por ciento y, de confirmarse la tendencia, volvería a subir en la medición de octubre, que por estos días están relevando los encuestadores del INDEC. Con la desocupación en ascenso, es lógico que los salarios, antes y después de la ley de flexibilización laboral, hayan seguido en el tobogán. Y según la encuesta de hogares de mayo, el número de pobreza en el área metropolitana se incrementó en sólo 6 meses en más de 400 mil, todo un récord.
La Alianza llegó al poder con una economía que mostraba leves signos de recuperación, por un lado, y un déficit fiscal en aumento, por el otro. Pese a haberse doctorado en Minesota, una casa de estudios tan ortodoxa como la ultraliberal Universidad de Chicago, Machinea siempre fue un economista �heterodoxo�. Se podría decir que siempre pensó que para cerrar el déficit fiscal hay que crecer, y no al revés.
Sin embargo, desde el primer día en el Ministerio aplicó la receta ortodoxa: el ajuste, con el objetivo de achicar el déficit, como motor del crecimiento. Desde esa perspectiva, la lógica es la siguiente: la Argentina es un país altamente endeudado y no hay forma de seguir financiando semejantes niveles de déficit sin desembocar en una crisis. Si se reduce el agujero fiscal, en cambio, los mercados renovarán su voto de confianza, bajará el �riesgo-país�, la tasa de interés que paga el Gobierno y los privados para endeudarse, y lloverán los capitales y las inversiones.
Nadie sabe si Machinea creía genuinamente en esa teoría. Lo que es seguro, porque fue admitido en más de una ocasión por sus colaboradores, es que el ministro estaba obsesionado con el síndrome del �golpe de mercado�. Es decir que, a poco de asumir, los grandes bancos de inversión testearan, corriendo contra el peso, cuán firme estaba el timón de la Convertibilidad en manos que no trasmitían la confianza de Domingo Cavallo Roque Fernández, padres de la criatura. Obviamente, la reputación de Machinea ante los mercados se completaba con la historia de su paso por el Banco Central, en tiempos de la hiperinflación.
No hubo corrida. Y, a decir verdad, el ministro confiaba en una carta adicional: �En toda economía capitalista existen los ciclos económicos, así que, con que el escenario internacional acompañe, no hay recesión que dure más de dos años�.
¿Qué falló? En Economía argumentan que la tasa de interés internacional empezó a subir, lo que impidió una baja consistente del riesgo país, aunque reconocen también que no midieron el impacto negativo que el impuestazo primero y el recorte salarial después tendría sobre los bolsillos de los consumidores de clase media, que congelaron sus compras, extendiendo la recesión.
El consenso de los economistas, en cambio, prefiere enfatizar este punto. E incluso los ortodoxos ahora recuerdan que no hay país en el mundo que se proponga cerrar el déficit fiscal tras una larga recesión. Como la recaudación es superdependiente del nivel de actividad, el impuestazo no rindió los frutos esperados y ni la poda salarial alcanzó para cumplir las metas pautadas con el FMI.
Desde esa perspectiva, �Machinea lo hizo�: consiguió matar la tenue recuperación y prolongar, contra toda la estadística disponible sobre los ciclos económicos, la recesión, que va a convertirse en la más larga de este siglo. Para colmo, como afirma Pedro Lacoste, consultor de empresas internacionales, los inversores siguieron viéndolo con recelo y lo califican de �converso�.
Sea como fuere, el ministro se halla en su peor momento. Desde los gurúes de la city hasta quienes hasta hace poco lo justificaban, como el frepasista Arnaldo Bocco, Rodolfo Terragno y los economistas radicales cercanos a Alfonsín, lo critican por errar el diagnóstico o fracasar con la receta. Sin embargo, él, que siempre fue el �ministro de consenso� dentro de la Alianza, sabe que no hay consenso sobre su reemplazante. La city ovacionaría el ingreso a la cancha de Ricardo López Murphy o de Domingo Cavallo. Pero, más allá del delarruismo, esas opciones son hoy políticamente impensables. Frepasistas y alfonsinistas, cada vez más, quieren un cambio de receta y no más de lo mismo con otros nombres.
Mientras tanto Machinea sigue trabajando por el respaldo de los banqueros y hace guiños a los industriales. Y en el Fondo, su amigo Stanley Fischer, número dos del organismo, lo alienta para que con el Presupuesto 2001 no se aleje del rumbo trazado.
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