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Con los diputados, De la Rúa volvió a la política

Fue ayer en Olivos. También estuvieron algunos senadores. Se repasó la agenda política: las maniobras del peronismo, la aprobación de las leyes, De Santibañes y el presupuesto.

El presidente Fernando de la Rúa recibió ayer también en Olivos a senadores y diputados. 

Por Felipe Yapur

t.gif (862 bytes) Fue el primer encuentro del presidente Fernando de la Rúa con los diputados y senadores nacionales de la Alianza desde la crisis desatada tras la renuncia a la vicepresidencia de Carlos �Chacho� Alvarez. Si bien no arribaron a grandes definiciones, según señalaron los participantes, todos coincidieron en destacar que �fue la primera vez que se habló de política con el Presidente. Un dato que no es menor si se tiene en cuenta la crisis que se vive�.
De la Rúa presidió el encuentro flanqueado por el jefe de la bancada de la Alianza, Darío Alessandro; el presidente provisional del Senado, Mario Losada; el jefe de la Cámara baja, Rafael Pascual, y el ministro del Interior, Federico Storani. Si bien trascendió que el Presupuesto del 2001 fue el centro de la discusión, en realidad varios fueron los temas que conversaron, y que abarcaron desde la campaña de desestabilización que un sector del justicialismo está realizando, pasando por el proyecto de ley para los presos de La Tablada, hasta el debate de la estrategia a seguir para conseguir las metas del Gobierno.
Antes de dar inicio a la reunión, el Presidente dijo a los 25 legisladores que los había convocado con la idea de recuperar un �canal de diálogo� permanente donde se practique el intercambio de opiniones y el debate político. A renglón seguido los felicitó por la aprobación de las leyes de emergencia económica y antievasión, para luego solicitarles que realicen sucintos análisis de la marcha del gobierno. Luego, se acomodó en la silla para escuchar.
Uno a uno los diputados y senadores fueron desgranando sus discursos. Los frepasistas �entre los que se encontraban los diputados Rodolfo Rodil, Rafael Flores, Nilda Garré, Juan Pablo Cafiero, José Vitar y el senador Pedro del Piero� coincidieron a la hora de resaltar que se lograría mayor cohesión en la Alianza retomando las banderas fundacionales de la coalición gobernante y, por ende, entendían que había que insistir con la investigación de los sobornos en el Senado desde lo político, porque desde lo jurídico no existían garantías de transparencia al recaer la pesquisa del caso en manos de un juez sospechado. Por otro lado, los frepasistas insistieron en que desde el punto de vista económico social, el Gobierno debía generar �medidas audaces para reactivar la economía�.
Los radicales, entre ellos Mario Negri, Jesús Rodríguez, Horacio Pernasetti y José Dumón, insistieron en que la Alianza sólo �se fortalece con mas Alianza�. Negri rescató la necesidad de que el Frepaso tenga una participación plena en la toma de decisiones y Rodríguez hizo hincapié en la necesidad de �realizar una campaña de información� dirigida principalmente a rebatir la propuesta de Domingo Cavallo de reducir el IVA del 21 al 15 por ciento: �Debemos recordarle a la sociedad que él incrementó el IVA y que desde el �92 hasta el �99 el déficit fiscal fue de 62 mil millones de pesos. Eso se lo debemos a Cavallo�. 
En cuanto al presupuesto, Pernasetti planteó la necesidad de rever el recorte de los fondos provinciales, y el frepasista Flores explicó los motivos por los cuales se debe eliminar la poda a la exención de los combustibles. En ese punto, se acordó analizar alternativas para mantener esos recursos sin alterar los gastos proyectados para el año próximo.
Cuando todos terminaron, De la Rúa realizó una breve síntesis de todo lo dicho, destacó que le había parecido �bárbara� la reunión �pero notaba que les faltaba información sobre las medidas que había tomado el Gobierno y por eso el próximo encuentro convocaré a los ministro�. Radicales y frepasistas se sorprendieron pero �como reconocieron varios� prefirieron mantener un estratégico silencio para no frustrar el encuentro.
El Presidente reconoció que existe una campaña de desestabilización y, a pesar de que no lo nombró, nadie dudó de que se refería al gobernador Carlos Ruckauf y sus polémicos proyectos de ley de acefalía. �Hay una actitud desestabilizadora y por eso les pido que defiendan con fuerza al Gobierno�, les solicitó el jefe del Ejecutivo. En ese sentido, De la Rúa volvió a sorprender a los legisladores al anunciarles que tenía pensado grabar un mensaje a todo el país donde destacará que la Alianza está potenciada y con el que buscará fortalecer su imagen de autoridad nacional. Obviamente que el tema que también estuvo presente fue la renuncia del jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes. Varios fueron los que se atrevieron a preguntar si le había aceptado la dimisión. Pero De la Rúa, según comentaron varios de los presentes, hizo gala de su capacidad para evadir una respuesta directa: �Habló entre dientes, y no se le entendía�, se quejó un diputado aliancista (ver página 3).
Los participantes coincidieron en evaluar que el encuentro no fue todo lo fructífero que les hubiera gustado, pero destacaron la actitud presidencial que �permite vislumbrar una salida a la crisis�.

 

 

opinion
Por Mempo Giardinelli

Las cosas en su lugar

La nota del diputado nacional José María Díaz Bancalari del 11 de octubre, titulada �No todo está perdido�, así como las declaraciones de Eduardo Menem, Felipe Solá y muchos otros dirigentes justicialistas ahora lanzados a opinar sobre la crisis, exigen el urgente ejercicio de la buena memoria. No se puede dejar pasar sin comentarios el oportunismo de quienes fueron actores y/o acompañantes complacientes de la degradación de nuestro país durante los últimos diez años, pero ahora quieren aparecer como objetivos comentaristas del sainete delarruista. 
Es justa toda crítica a la coalición gobernante por su pachorra, sus contradicciones y la incertidumbre que siembra, como dice Díaz Bancalari. Pero tanto a él como a la inmensa mayoría de sus compañeros de bancada y de dirigencia partidaria, es indispensable recordarles que fue el justicialismo en el gobierno (en su variante menemista pero también en casi todas las otras) el directo y principal responsable del desastre nacional. Sin disculpar en lo más mínimo el desperdicio de voluntad popular que aceleradamente está haciendo el gobierno aliancista, antes de darnos cátedra sobre rumbos y extravíos estos dirigentes justicialistas debieran hacer primero una profunda autocrítica. Porque es curioso que sólo ahora se acuerdan de condenar este �modelo económico excluyente y flexibilizador� (en palabras de Díaz Bancalari) que sin embargo ellos mismos instalaron y consolidaron porque lo ordenaban el Señor Feudal de La Rioja y sus amos del ultraliberalismo mundial. Irrita que ahora nos vengan a hablar de �jerarquizar la política y los partidos� cuando gobernaron esta República durante diez años y fueron co-constructores de los caños maestros de la cloaca política. Fueron muy pocos los dirigentes justicialistas que se opusieron abiertamente a la entrega del patrimonio nacional, la corrupción generalizada y la conversión (brutalmente antiperonista y ultraconservadora, por cierto) de la equidad social durante la segunda década infame. Seguramente Díaz Bancalari no fue un conspicuo menemista, pero acompañó esa gestión convalidando de hecho todo lo que hicieron desde el poder y no se diferenció demasiado de diputados como Roggero, Soria, Toma y muchos otros que resignaron trayectorias políticas y los principios que alguna vez �quizá� tuvieron, en aras de un pragmatismo que sumió a nuestro país en el pantano en que se encuentra (y del cual el delarruismo neoconservador no parece capaz ni decidido para hacernos salir).
Durante años, muchos peronistas que vieron a tiempo cada degradación se fueron por no compartir lo peor. En 1985 muchos intelectuales renunciamos al justicialismo asqueados de la patraña convertida en política. Chacho Alvarez se fue en los albores del menemismo, e incluso hubo otros que, con toda dignidad, se fueron apartando de las caricaturas del menemismo. No se trata de negarle derecho de opinión a nadie, pero conviene recordarles a estos legisladores y dirigentes que los ciudadanos rasos no somos idiotas y no nos gusta que nos tomen el pelo. Con locuacidades como las de estos días se delata que, inconscientemente, proceden igual que los dictadores: pretenden no tener nada que ver con lo que pasa y niegan sus responsabilidades. Es vital y urgente ejercitar la memoria también contra ellos. 

 

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