Colombia podría estar viviendo un anticipo de lo que será su guerra civil cuando se implemente el Plan Colombia antidrogas que financia Estados Unidos. En un intento de retener la iniciativa antes de que el plan se vuelva operativo, frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tomaron dos localidades clave en el noroeste del país, cerca de la frontera con Panamá. El mando militar colombiano no logró impedir la captura de los pueblos, cuyas guarniciones policiales fueron aplastadas. El gobierno respondió dando máxima prioridad al contraataque, en la que utilizó con una columna especializada de 1600 soldados bajo el mando directo del mismísimo jefe del ejército, Jorge Mora. Anoche una de las localidades había sido recuperada, pero eso no redujo la intensidad de los combates. Y, no obstante la superioridad convencional del ejército, las muertes de ambos bandos son casi idénticas, de 50 cada uno. La cercanía con Panamá llevó al jefe de las Fuerzas Armadas, Fernando Tapias, a vaticinar que �si sigue así, esto va a inundar a todo el vecindario�. 
La guerra nunca le fue ajena a Daigeba, en el departamento de Antioquia. Su alcalde lamentó ayer que �este pueblo quedó reducido a las ruinas en septiembre de 1998. Levantamos la cabeza y salimos adelante. Pero cuando creíamos habernos proyectado nos ocurre esto. No entiendo porque la guerrilla ataca con tanta saña mi municipio�. Pero la importancia del pueblo es, de hecho, bastante simple. Está situado en una ruta del tráfico de armas, y en toda Antioquia paramilitares y guerrilleros luchan por controlar los accesos al santuario panameño. Pero es posible que el objetivo más importante de la ofensiva de las FARC fuera reducir la presión sobre sus bastiones en el sur. Allí ya se desplegaron batallones de élite antidrogas entrenados por boinas verdes, y sólo esperan la entrega en enero de 60 helicópteros norteamericanos para entrar en acción. Además, la presencia paramilitar es cada vez mayor (ver nota abajo). Para distraer la atención del ejército, las FARC atacaron el mes pasado uno de sus puestos en Antioquia. El resultado fue un revés para la guerrilla, lo que no redujo su interés en el noroeste del país. Todo lo contrario. Y ayer su insistencia pareció rendirles buenos resultados. 
Era claro que el ejército no esperaba un ataque. Alrededor de medio millar de guerrilleros descendió el jueves sobre las estaciones de policía en Dageiba y Bagadú. Armados con ametralladoras y garrafas llenas de explosivos, los guerrilleros no tuvieron dificultad en el asalto, matando o capturando a un total de 43 agentes. Nada de esto se diferenciaba de una infinidad de acciones similares realizadas por las FARC en los últimos meses (que ya mataron a alrededor de 150 policías). Sin embargo, la zona era demasiado importante como para abandonarla, y Bogotá pareció querer revertir su gradual retirada en las zonas rurales aniquilando la incursión. Se desplegaron helicópteros artillados y se reunió una fuerza de elite de 1600 hombres liderados por el comandante del ejército Jorge Mora. Ayer entraron en acción para �restablecer el orden en Antioquia�. 
Pero no fue tan fácil. El terreno que las tropas debían atravesar era de jungla y montaña, lo que demoró su avance y tendió a nulificar su mayor poder de fuego. También se estrelló un helicóptero de transporte al intentar aterrizar, causando la muerte de 22 militares. Inmediatamente se especuló con que las FARC lo derribaron utilizando los misiles tierra-aire que se rumorea están comprando. El mando colombiano admitió que el helicóptero había recibido fuego guerrillero, pero enfatizó que su caída fue accidental. El ejército no tuvo mucha suerte ese día. Fue recién al atardecer que el líder de la I División, general Gabriel Contreras, pudo afirmar que sus hombres habían retomado el control de Dageiba. No hay cifras completas de bajas. Al mediodía el ejército informó de 52 muertes propias (incluyendo los del helicóptero), pero no precisó la cantidad de heridos ni actualizó la cifra más tarde. Sobre las pérdidas de las FARC, el general Contreras indicó que �también se registraron bajas en las filasdel enemigo�, pero no las reveló. Fuentes militares las situaban en �más de 50�. 
Sumido en una batalla de desgaste, ayer el alto mando colombiano no se mostró demasiado optimista. �Las FARC están ahora a la contraofensiva, (durará) dos o tres semanas, pero no mucho más�, estimó Tapias. El general no tuvo dudas en fijar una relación causal entre el Plan Colombia y la ofensiva guerrillera: �Están haciendo un esfuerzo muy grande para frenar el Plan; saben que si se aplica a la lucha antidrogas, indudablemente perderán su capacidad como organización�. Ayer el presidente Andrés Pastrana se opuso a declarar una �guerra total�, pero ya comenzaba a utilizar su retórica: �No nos doblegamos, no nos arrodillamos ante unas ráfagas de metralleta�. 

PUTUMAYO, ENTRE EL PARO ARMADO GUERRILLERO Y LOS PARAMILITARES
Una región que está dejando de existir

Por Pilar Lozano
Desde Bogotá

Putumayo, provincia de la zona amazónica al sur y primer productor de coca del país, es hoy una región sitiada por la guerra entre paramilitares y FARC. Desde finales de setiembre empezaron los combates que han dejado 20 muertos y más de 8000 campesinos desplazados. La población civil está hoy acorralada por el paro armado decretado por la guerrilla hace un mes para protestar por la �invasión paramilitar� y la guerrilla amenazó ayer con extenderlo hasta febrero próximo. Y el gobernador busca ayuda para establecer un puente aéreo que permita llevar alimentos y combustible a los 350.000 habitantes de la apartada región. 
Para el delegado de la oficina del alto comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Anders Kompas, la crisis se hubiera podido prevenir. �Lo que estamos mirando ahora es como una muerte anunciada�, dijo a un noticiero de televisión. Contó que durante los últimos meses presentó, al menos, cinco o seis �alertas bien documentadas�, que no recibieron respuesta de las autoridades. Para Kompas el Estado debe responder por qué no actuó para prevenir �especialmente si la fuerza pública está a poca distancia de esa presencia casi permanente de paramilitares�.
A comienzos de agosto, como lo reveló el diario El Espectador, un agente de la policía denunció ante la personería de Puerto Asís �uno de los centros urbanos más importantes de la zona� los abusos de los �paras�: �Sus bases principales están a menos de cinco minutos del municipio en una casa que queda al frente de la base militar�, dijo alarmado por la impunidad con que se mueven estos grupos criminales. El denunciante aseguró tener información sobre reuniones entre �paras� que �ultrajan a la población civil, hacen y deshacen�, y altos manos militares.
Putumayo está hoy en el ojo del huracán. Es la provincia con mayor concentración de cultivos de coca y es el primer objetivo del componente militar del Plan Colombia que busca erradicar, a punta de fumigaciones, la hoja. La zona es territorio en disputa entre las FARC, que entraron en los años 80 y los �paras� que llegaron en 1998 con su política de terror y muerte. Ayer, la amenaza de extender al paro hasta febrero vino como forma de protestar por la presencia de los paramilitares. Un líder campesino corroboró la versión, afirmando que los jefes rebeldes planean establecer un centro de acopio de alimentos adquiridos en Ecuador para extender el paro hasta febrero. �La guerrilla le está solicitando a cada campesino entre 50.000 y 80.000 pesos (24 y 28 dólares) para comprar los víveres. Y diversos líderes políticos �como el candidato a la gobernación provincial Jaime Lara� han solicitado a las autoridades postergar los comicios regionales del próximo 29 de octubre alegando que no hay condiciones de seguridad para ellos y los votantes.
Putumayo no es la única zona donde los paramilitares tratan de ganarle espacio a la guerrilla. En Barracabermenja, puerto fluvial petrolero en la rica zona del Magdalena Medio, el jueves en la madrugada, en una ronda de muerte, estos grupos dejaron seis muertos, entre ellos dos estudiantes de 15 años. La cifra de muertos en crímenes selectivos este año pasa ya de los 360. 
El paramilitarismo controla 28 de las 29 cabeceras municipales de la zona del Magdalena Medio. Sólo le falta Barranca para consolidar su poder en la región. Según el comandante paramilitar Carlos Castaño, su plan es tomar café en el puerto en diciembre. �El problema de Barranca �dijo el obispo de la zona, Jaime Prieto� se convirtió en problema serio de ingobernabilidad. El Estado ya no puede garantizar nuestros más fundamentales e inalienables derechos y libertades�. En el Valle del Cauca, una de las más ricas provincias del país los �paras� también quieren afianzar su proyecto. Llegaron en julio del �99 y sólo este año han asesinado a 200 personas a las que señalaron como �cómplices de la guerrilla�. El pasado martes masacraron a nueve campesinos. 

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