Por
Facundo Martínez
Un poco de oficio de local, otro poco de sabiduría para desmoronar
al otro a partir de sus errores, unas pisaditas y dos golazos de Juan
Román Riquelme y los rugidos de Mauricio Serna en el mediocampo,
le alcanzaron a Boca para derrotar por 3-1 a Vélez y afirmarse,
aunque faltan varias fechas, como el más serio candidato al título
del Apertura. El duelo, fogoneado durante toda la semana previa, terminó
con un escándalo entre Martín Palermo y José Luis
Chilavert, quienes tras un violento choque, con su respectivo intercambio
de patadas, fueron expulsados por Horacio Elizondo. Con este triunfo,
Boca continúa primero, a seis puntos de Gimnasia, a siete de Talleres,
y a ocho de River, aunque con un partido más en sus haberes.
Boca apostó desde el inicio al manejo de la pelota, ayudado quizás
por la tardanza de los mediocampistas velezanos en hacer pie en la Bombonera,
y por el gol temprano de Marcelo Delgado, que sacudió cualquier
previsión de los visitantes. Iban apenas 4 minutos: una habilitación
de Riquelme dejó a Delgado en posición de remate, éste
se hamacó sobre Sebastián Méndez y le pegó
cruzado (con tres dedos). Chilavert la vio pasar sin alterarse, sin calcular
que entraba. Y entró. Con el marcador a favor, Boca se agrandó
de lo lindo. Riquelme se hizo por un rato dueño del buen gusto
y, pisadita por allí pisadita por allá, repartió
equitativamente juego para todos, a pesar de ser seguido celosamente por
Juan Pietravallo, encargado de su marca personal. Pasaron los minutos
y Boca, aunque parecía más seguro, se fue desinflando; comenzó
a perder en la zona media y a ceder fácilmente la pelota.
Lo de Vélez fue siempre discreto. Apostó a las pelotas paradas
y a la gran personalidad de Chilavert. El paraguayo empujó a pelotazos
limpios a sus compañeros hacia el campo de Boca. Desde el fondo,
Chilavert sacaba fuerte y lejos sobre el sector izquierdo de la defensa
de Boca, donde Jairo Castillo recibía y dominaba, ayudado por los
repetidos errores en la marca del juvenil Calvo. Pero fue por el sector
derecho que, a los 26, Vélez tuvo una buena la mejor
oportunidad, cuando Darío Husain cabeceó por encima de Jorge
Bermúdez y la pelota pegó en el palo. Unos minutos antes,
Chilavert pateó un tiro libre desde la mitad del campo, que Diego
Crosa conectó adentro del arco de Córdoba, aunque la jugada
fue anulada por posición fuera de juego.
El trámite estaba parejo en situaciones y posibilidades, porque
ninguno de los dos conseguía llegar con claridad al arco de enfrente.
Boca tenía presencia arriba, pero había perdido en el medio,
a pesar de Serna; y Vélez, que gracias al despliegue de Falcón
se hizo fuerte en la zona de volantes, se asfixiaba en los últimos
metros.
De alguna forma, el segundo tiempo tuvo el mismo desarrollo que el primero.
Vélez estaba obligado a ser más que Boca, pero a los 39
segundos, Riquelme puso el 2-0, tras definir tranquilo sobre el palo izquierdo
de Chilavert. Si bien en el juego la diferencia no era tal, la cosa empeoró
para los de Liniers cuando, unos minutos más tarde, Román
puso el 3-0, rematando por debajo de la estirada del arquero paraguayo.
Un error de Córdoba le permitió a Husain descontar casi
de inmediato, tras recibir una habilitación de Guillermo Morigi.
Salvo esa jugada y alguna que otra situación, como cuando a los
76 Serna salvó de chilena sobre la línea el arco de
Córdoba, Vélez no inquietó demasiado.
Al final, el incidente desagradable: un tiro libre muy cerca del área
que ejecutó Chilavert. La pelota pegó en la barrera y fueron
los dos al rebote: Chilavert pegó en Palermo (y viceversa), y los
dos se fueron expulsados. Quedaban unos minutos, donde no pasó
nada más.
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DESDE
EL BANCO Y EL MICROFONO
Bianchi, Tabárez
y todo dicho
El partido se presentó
como un duelo de arco a arco, entre el paraguayo José Luis Chilavert
y el colombiano Oscar Córdoba, pero también se jugó
de banco a banco, porque el uruguayo Oscar Washington Tabárez volvía
a la Bombonera pero como técnico de Vélez, un rol que durante
tiempo desempeñó Carlos Bianchi. Por eso resultó
imprescindible escuchar lo que ambos tenían para decir después
del partido:
Tal como lo decía,
Vélez demostró ser un adversario duro. Para ganarle, Boca
tuvo que estar concentrado durante todo el partido. Tenemos un mediocampo
corto y por eso tuvimos problemas en los pelotazos (Bianchi).
Durante un buen tramo
del partido, Vélez le impuso el ritmo a Boca, pero no tuvimos concentración
en algunas jugadas y lo terminamos pagando caro. Los resultados son simplemente
resultados y no se discuten. No dan vara acerca de la justicia o no
(Tabárez).
El triunfo fue justo
porque Boca supo aprovechar las oportunidades con las que contó.
Riquelme estuvo muy certero y convirtió cuando se le presentaron
las chances. Por eso, ganamos bien (Bianchi).
Creo que Elizondo cometió
algunos errores claves. Por ejemplo, todavía no entiendo cómo
anuló la jugada que terminó con un gol de Crosa en el primer
tiempo (Tabárez).
A River no hay que descartarlo
en la lucha por el título. Perdía 2-0 y con dos jugadores
menos remontó un partido muy difícil. Quedaron un poco más
lejos, pero matemáticamente no hay nada dicho (Bianchi).
Chilavert es uno de los
principales factores de rendimiento del equipo, pero no es el único
arquero que hay en el plantel. Por eso, cualquiera de los sustitutos lo
puede reemplazar con tranquilidad (Tabárez).
Pegó
primero
- Boca aprovechó
la ventaja inicial para manejar el partido, jugando bien y llegando
con facilidad al área de Chilavert, gracias a las pisadas
de Riquelme y a la fuerza de Serna en el mediocampo.
- A Vélez tardó más de un cuarto de hora para
frenar el dominio del rival. La fórmula: pelotazo de Chilavert
a Jairo Castillo, quien se cansó de ganarle a juvenil Calvo
por el sector izquierdo. Así consiguió tener presencia
en el mediocampo, aprovechando los espacios que dejaba Battaglia
cuando socorría a Calvo.
- El trámite estaba parejo, pero el gol de Riquelme a los
40 segundos del complementario torció cualquier especulación.
Después, Román metió el tercero, y enseguida,
tras un error de Córdoba, descontó Husain.
- La entrada de Zárate le cambió la cara a Vélez,
que comenzó a llegar con más gente al ataque, generando
varias situaciones. Boca siguió buscando el arco de Chilavert,
exponiéndose a varios contraataques peligrosos.
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