Por
Marcelo Justo
Desde Londres
La polémica sobre el partido entre el Arsenal y el Lazio del
martes pasado continúa y el veredicto final puede estar en el informe
que la UEFA, dará a conocer esta semana. Los incidentes que ocurrieron
durante y después del match dejaron al descubierto un racismo que
es endémico en las canchas europeas..
La marca más visible de los incidentes fue la ceja sangrante de
Diego Simeone, producto de una trompada que le pegó el volante
del Arsenal Giles Grimandi en el área, no vista por el referí
alemán Helmut Krug, pero claramente captada por las omnipresentes
cámaras de televisión. La tecnología moderna, que
permite un prodigioso dominio sobre lo visual, acercando, alejando, achicando
y agrandando las imágenes del partido, será una prueba irrefutable
contra Grimandi, cuya suspensión por varios partidos se da por
descartada, pero dirá poco y nada respecto de las intempestivas
acusaciones de racismo que lanzó el mediocampista del Arsenal Patrick
Vieira.
El volante acusó al defensor del Lazio Sinisa Mihajlovic de someterlo
a un torrente de insultos que incluían clásicos del género
racista, como fucking black monkey (literalmente mono
negro que coge, en traducción estilizada, mono
de mierda) y otros epítetos que el mismo Vieira prefirió
no mencionar pero que calificó como los peores que me tocó
escuchar en mi carrera. Vieira exigió a la UEFA que tomara
cartas en el asunto. La cosa empezó en el partido de ida
en Londres y pensé que era porque habían perdido. En Roma
me insultó desde que nos dimos la mano antes de que empezara el
partido. Yo no sé qué se puede hacer al respecto, pero creo
que se debe tomar algún tipo de acción para que hechos de
este tipo no se repitan.
Mihajlovic admitió que hizo referencias al color de piel de Vieira,
matizando a su manera el carácter del insulto (de acuerdo al yugoslavo
no fue fucking black sino shit black: mierda
negra), pero retrucó que el jugador del Arsenal lo había
provocado llamándolo antes gipsy shit (mierda
gitana) y que, de todos modos, esos eran gajes del fútbol
profesional. No tengo nada contra los negros y estoy seguro que
él tampoco tiene nada contra los gitanos. Son cosas que se dicen
en la cancha para poner nervioso al oponente, declaró Mihajlovic
a la prensa italiana.
Los incidentes en el campo de juego se complicaron con los insultos provenientes
de la tribuna del Lazio, uno de los clubes con mayor reputación
de racismo de la liga italiana, cada vez que Vieira, el francés
Tierry Henry y el nigeriano Kanu, tocaban la pelota. Al final del match,
y con la furia desatada por el agónico empate que obtuvo la escuadra
inglesa, los insultos se convirtieron en objetos arrojados contra los
jugadores del Arsenal.
En un comunicado posterior, la UEFA señaló que investigará
muy seriamente cualquier acusación de racismo que se haga. La
UEFA condena vigorosamente el racismo. Cuando se hace una alegación
de esta naturaleza, la investigamos con toda la seriedad del caso,
indicó su director de comunicación Mike Lee. Por su parte,
el presidente del Lazio Sergio Cragnotti pidió disculpas en nombre
del club por la conducta de unos cientos de imbéciles y inadaptados
y atacó lo que consideró una campaña orquestada para
estigmatizar al Lazio como racista. Lo cierto es que esos inadaptados
ni siquiera entienden lo que quiere decir racismo. Gritan esas cosas para
aparecer como vivos delante de sus compañeros de tribuna,
dijo Cragnotti. Las disculpas del presidente del Lazio difícilmente
lo salven de una sanción de la UEFA. El mes pasado el máximo
organismo futbolístico europeo, aplicó una multa de más
de 20 mil dólares al Red Star de Belgrado por los insultos que
sus fanáticos propinaron a Ade Akinbiyi y Andy Impey del inglés
Leicester. Más difícil será para el consejo disciplinario
de la UEFA expedirse sobre la denuncia que hizo Vieira, aunque no es la
primera vez que se acusa a Mihajlovic de utilizar epítetos racistas
para marcar a su adversario. El delantero de la selección holandesa
Patrick Kluivert se quejó del jugador yugoslavo en términos
parecidos por su conducta durante el 6 a 1 que los naranjas le encajaron
en junio a Yugoslavia por la copa Euro 2000 con tres goles de Kluivert.
El año pasado Mihajlovic fue también acusado de racismo
cuando se vanaglorió, durante la crisis de Kosovo, de su amistad
con Arkan, el presunto jefe de los escuadrones de la muerte serbios.
Sin embargo el mismo Patrick Vieira admitió que es muy difícil
probar algo cuando lo único que se tiene es el testimonio verbal
de ambas partes. Por el momento, el jugador del Arsenal, que curiosamente
era codiciado por el Lazio y podría formar parte del equipo de
Mihajlovic, tomó la única revancha posible. No tengo
interés de venir a jugar a Italia. Hay mucho racismo. Otros jugadores
negros como Paul Ince y Lilian Thuram soportaron este tipo de conducta.
Parece mentira en el año 2000, dijo Vieira.
Según un informe publicado esta semana por el Ministerio del Interior
británico, la situación no es mucho mejor en las gradas
del fútbol inglés. Aunque mucho más acostumbrados
a la presencia de jugadores de color, el informe puntualizó que
ni jugadores de la selección nacional, como Andy Cole y Sol Campbell,
se salvaban de las diatribas, abucheos e insultos que grupos de hooligans
dirigen a todo futbolista de color. El ministerio del interior consideró
que el problema amerita la formación de un grupo especial para
combatirlo. El presidente de Kick it Out (sáquelo a
patadas), una organización antirracista que colaborará con
el grupo, Sir Herman Ouseley, declaró que era muy difícil
exigir a los clubes extranjeros que controlen el problema cuando éste
existe en el fútbol inglés. Esto viene sucediendo
desde hace mucho tiempo. Hay que hacer algo para detenerlo, indicó
a la prensa.
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