Por
Patrice Burchkalter
Desde Sepang
Michael Schumacher y Ferrari tuvieron un final de temporada estupendo,
que nunca hubieran imaginado, con una victoria en el Gran Premio de Malasia,
en el circuito de Sepang, última carrera del Mundial de Fórmula
1. Al imponerse por algunas décimas de segundo al británico
David Coulthard (McLaren-Mercedes), el piloto alemán no solamente
igualó el record de cantidad de victorias en una temporada nueve
del inglés Nigel Mansell en 1992 sino que ofreció un nuevo
título de constructores a Ferrari, el décimo, para coronar
un año 2000 teñido de rojo.
Tras la bandera a cuadros, todos los miembros de la Scuderia Jean
Todt, Corinna Schumacher y los pilotos incluidos se colocaron las
pelucas rojas que habían llevado para celebrar el triunfo de Michael
Schumacher y del equipo italiano.
En el podio, al igual que en la posterior conferencia de prensa, el alemán
y su compañero de escudería, el brasileño Rubens
Barrichello, tercero hoy en Sepang, lucieron esas coloridas cabelleras,
al igual que para la foto de grupo, dos horas más tarde, frente
al box Ferrari.
Al anticiparse ligeramente en la partida, para luego detenerse y esperar
que las luces rojas se apagaran para volver a salir, Mika Hakkinen se
condenó a sufrir una sanción de diez segundos. En realidad
fueron casi 38 segundos los que perdió el finlandés en su
detención en la quinta vuelta, al partir en última posición.
Al adoptar una estrategia de una sola parada, contra dos de sus rivales,
el piloto de McLaren-Mercedes podría haberse impuesto fácilmente,
de no haber sido por ese error en la partida. Con Hakkinen fuera de la
lucha por el primer lugar, la tarea de Schumacher se simplificó
considerablemente. Hizo falta nuevamente toda la maestría de los
estrategas de Ferrari, y la celeridad de los mecánicos, para permitir
al alemán salir justo por delante de Coulthard luego del segundo
reabastecimiento, en la vuelta 39ª. La diferencia era mínima,
pero suficiente, cuando se trata de Michael Schumacher, para cruzar la
línea de meta con 732 milésimas de segundo de ventaja sobre
el escocés.
Más atrás, la lucha también fue intensa entre Alexander
Wurz (Benetton) y Jacques Villeneuve (BAR-Honda). Ambos se disputaron
largamente el cuarto lugar, con la idea de obtener el cuarto puesto en
el campeonato de constructores. El austríaco quedó relegado
al séptimo lugar, pero el canadiense fracasó en su intento
de poner a BAR por delante de Benetton. Villeneuve fue víctima
del regreso de Hakkinen al cuarto lugar, detrás de Barrichello.
Una decepción como la de Johnny Herbert (Jaguar), quien, en su
última carrera en F-1, fue víctima de un espectacular accidente
a siete vueltas del final a causa de una rueda trasera mal ajustada. Por
suerte fue sin consecuencias.
En esta última cita, en las filas de los rojos llegó el
momento de la fiesta. Habrá que esperar a que todo el material
esté guardado, porque la partida está prevista para el lunes
a primera hora. Pero luego, esta misma noche tendremos una gran fiesta,
advirtió Michael Schumacher.
El argentino Gastón Mazzacane lamentó haber tenido que abandonar
sobre el final por la rotura de un pistón, pese a lo cual quedó
clasificado en el decimotercer lugar a 6 vueltas de Schumacher. Me
disgusta no haber terminado la carrera como quería, pero ya pienso
en la próxima temporada esperando mejorar, manifestó
Mazzacane.
En su primera temporada en la Fórmula 1, pudo arribar al final
de la competencia en 11 oportunidades y desertó en las 6 restantes,
aunque en dos de ellas, tal como aconteció, igual quedó
clasificado por haber recorrido el 90 por ciento del kilometraje total.
LA
CARRERA
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F-1. 17ª
fecha, Malasia. Sepang, 56 vueltas.
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