La crisis en que derivó el último recambio de gabinete
tuvo dos consecuencias directas en la presentación de la Reforma
política que hoy encabezará el presidente Fernando de la Rúa.
Primero, debió atrasarse dos semanas. Segundo, cambió el brillo
que le podía dar el escenario de un teatro céntrico por el
más austero Salón Blanco de la Casa Rosada. Igual, esperan
que el efecto no varíe: en el Gobierno quieren que la reforma sea
la punta de lanza que les permita retomar la iniciativa política
con un proyecto que suponen caerá simpático entre
la gente. El escenario original era el del Teatro Coliseo, con De la Rúa y el entonces vice Carlos Chacho Alvarez en el centro, rodeados por dirigentes de la oposición y diversas personalidades de la cultura que irían a dar su apoyo a una iniciativa que busca transparentar el financiamiento de los partidos políticos. Sucedió el cambio de gabinete, la renuncia de Alvarez y la reforma debió congelarse por unos días. Finalmente, el acto se hará hoy a las 10, previo a la jura de los nuevos integrantes del gabinete, dos de las últimas actividades de De la Rúa antes de iniciar su gira por España. Alvarez no estará, pero sí esperan a varios dirigentes frepasistas en su retorno luego de algunas ceremonias en las que se destacaron por su ausencia. Entre los dirigentes cercanos a Alvarez que tienen la entrada reservada están Marcos Makón y Franco Castiglione, dos de los frepasistas que trabajaron en el tema desde el Senado. Por el lado del Ejecutivo, el peso del trabajo corrió por cuenta del ministro del Interior, Federico Storani, y el subsecretario del Interior, César Martucci. Aunque se trata sólo de un proyecto legislativo, en el Gobierno entienden que las largas negociaciones mantenidas con los representantes del justicialismo permitirán una rápida aprobación en el Congreso por lo que ya habría que tomarlo como una ley. Lo de la rapidez tiene su importancia porque, si consiguen una aprobación en los tiempos previstos, la reforma estará en vigencia para las elecciones legislativas de octubre del año próximo. Ayer, en una columna que escribió para la agencia Télam, Storani defendió la oportunidad del lanzamiento de la reforma. No se trata de algo incompatible con las demandas de la sociedad, justificó el ministro. Y agregó: Estamos frente a una crisis de credibilidad y confianza política, por ello es necesario aprovechar la crisis como oportunidad. La reforma apunta a los items que según indican las encuestas más molestan a la gente en relación con el comportamiento de la clase política: la saturación de propaganda proselitista, la excesiva duración y costo de las campañas electorales y la falta de transparencia en el financiamiento de los partidos. En medio de la crisis por los supuestos sobornos en el Senado, también puede servir para enviar una señal de futura transparencia en el manejo de los fondos de la política. El proyecto que el Ejecutivo enviará al Congreso establece lo siguiente: Internas abiertas: serán obligatorias para la elección de los candidatos. Duración de las campañas: serán de 90 días previos a las elecciones para los actos políticos y de 30 días para la publicidad en medios. Gastos proselitistas: tendrán un tope de 1 peso por elector. Financiamiento: una parte será estatal a través del Fondo Partidario Permanente, mientras que los aportes privados deberán hacerse públicos. También tendrán un tope de 40 mil pesos para las personas y de 200 mil pesos para las empresas.
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