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LA LIGA ARABE RECLAMO LA INTERVENCION DE LA ONU
Un día de estados alterados

Los países árabes crearon un fondo de ayuda para los palestinos. �Que Barak se vaya al infierno�, respondió Yasser Arafat luego del anuncio israelí de una �pausa� en el proceso de paz.

Por Pablo Rodríguez

t.gif (862 bytes)  Mañana se va a cumplir una semana desde que el premier israelí Ehud Barak y el líder palestino Yasser Arafat acordaran en el balneario egipcio de Sharm el Sheij poner fin a tres semanas de violencia. Pero los muertos de cada día siguen creciendo a ritmo sostenido (ver nota aparte). Y Barak y Arafat se dicen de todo. El premier israelí confirmó oficialmente la suspensión del proceso de paz. Respuesta de Arafat: “Que Barak se vaya al infierno”. Ayer terminó la cumbre de países árabes en El Cairo y, aunque la declaración final del encuentro fue tomada “con alivio” en el gobierno israelí, los árabes crearon un fondo especial para apoyar lo que llaman “la nueva intifada palestina”. Arabia Saudita, aliado tradicional de Estados Unidos en Medio Oriente, aportará 250 millones de dólares a la causa, y Bahrein ya anunció que entregará unos modestos 3 millones. La delegación palestina está decepcionada porque pretendía que todos los países árabes cortaran sus lazos con Israel. Y fuerzas radicales como Jihad Islámica declararon que el fondo es “un soborno para que el pueblo palestino se calle”.
El total de la ayuda económica árabe para los palestinos es de mil millones de dólares. Unos 800 millones, reunidos en el “fondo de Al Aqsa”, estarán destinados a “preservar la identidad árabe e islámica de Jerusalén”, y los otros 200 millones que serán parte del “fondo de la intifada de Jerusalén” servirán “a las familias y a la educación de los hijos de los mártires palestinos”. Ninguno de los dos ítem son tan claros como para inferir un apoyo económico concreto para que los palestinos compren armas. Quizás por ello Israel no se haya manifestado por este asunto.
El otro frente cubierto por la cumbre árabe es el diplomático. Y todo apunta a la ONU, ya que los palestinos lograron que allí se aprobara una condena al “uso excesivo de la fuerza” por parte de Israel en la represión de manifestaciones. En primer lugar, la cumbre de El Cairo reclamó una investigación internacional para establecer las causas de las muertes de los palestinos en estas tres semanas, lo que en los hechos significa rechazar la investigación propuesta por Estados Unidos en Sharm el Sheij. Los países árabes también pidieron al secretario general de la ONU, Kofi Annan, que una fuerza internacional de paz proteja a los palestinos. Y, por último, exigieron que algunos israelíes sean juzgados como criminales de guerra, “al igual que en el caso de Ruanda o Yugoslavia”. El canciller egipcio Amr Mussa, cuyo país es el más moderado respecto de Israel en toda la región, dijo ayer que “hablamos en serio. Todos los árabes, de izquierda, de derecha o de centro, estamos ofuscados. No podemos aceptar la política que lleva adelante Israel”.
Pero Israel, por el momento, respira aliviado. Esto es lo que declaró el portavoz de Barak, Nachman Shai. Es que se temía que los países árabes rompieran relaciones con Israel, y sólo decidieron congelarlas. Tres países árabes mantienen relaciones diplomáticas plenas con Israel: Egipto, Jordania y Mauritania. Egipto y Jordania fueron los dos países árabes que firmaron la paz por separado con Israel, en 1978 y 1994. Si estos dos países hubieran tomado una decisión más drástica, hubiera sido una señal de que la radicalización del mundo árabe en contra de Israel hubiera pasado de castaño a oscuro. Por todo esto, el gobierno israelí criticó “el lenguaje de la amenaza” de los países árabes y “su distorsión de la realidad”, pero el propio Barak celebró “los esfuerzos considerables” del presidente egipcio Hosni Mubarak para “mantener un enfoque equilibrado”.
El lado israelí también parece cada vez más radicalizado. “El anuncio de Barak sobre la pausa en el proceso de paz tiene un significado central: abrirle la puerta a Sharon para que integre un gobierno de emergencia nacional”, dijo Simon Shiffer en el diario israelí Yediot Aharonot. Ariel Sharon es el líder del partido derechista Likud y el responsable del estallido de la violencia. La reflexión de Shiffer parece clara: Sharon está en contra de la creación de un Estado palestino y que sólo cedería en”un acuerdo provisorio, pero a largo plazo, que mantenga los puntos estratégicos en manos de Israel”. O sea, que rechaza el proceso de paz actual. Lo cual es lógico, porque Medio Oriente más bien parece en proceso de guerra.


TRES PALESTINOS MUERTOS, UNO DE ELLOS DE 14 AÑOS
Los misiles llegan a Jerusalén

Según la televisión oficial israelí, el asentamiento judío de Gilo, al límite sur de Jerusalén, fue ametrallado con armas automáticas disparadas desde territorios palestinos en Belén y Beit Jalá. No hubo heridos, pero la respuesta fue contundente: primero bombardeo de tanques israelíes, y después misiles desde helicópteros de combate. Allí no hubo muertos, pero sí en los enfrentamientos en Hebrón, en Ramalá (ambas ciudades en Cisjordania) y en la franja de Gaza. Fueron tres, todos palestinos; uno de ellos, un niño de 14 años.
El gobierno israelí anunció ayer la creación de una comisión investigadora encargada especialmente de examinar la conducta de las fuerzas de su país en la represión de los choques de árabes israelíes a comienzos de este mes. Los enfrentamientos de entonces dejaron 13 muertos: 12 árabes israelíes por balas y un judío israelí por una piedra lanzada por los árabes israelíes. Cientos de palestinos manifestaron ayer frente al Parlamento palestino, en la ciudad de Gaza, para pedir que continúe la resistencia contra el Ejército israelí.
Pero los hechos más impactantes se produjeron en Gilo, donde el martes pasado ya hubo dos heridos por un incidente similar. Rápidamente, los tanques israelíes que estaban cerca del lugar comenzaron a disparar contra la zona de donde, supuestamente, salían los tiros hacia el asentamiento judío, ubicado ilegalmente en territorio que al día de hoy, según los acuerdos firmados en su momento por Israel y la Autoridad Palestina, debería formar parte de un Estado palestino.
Pero los disparos palestinos continuaban. Entonces llegaron helicópteros de combate israelíes y, como hicieron hace dos semanas sobre una comisaría palestina y sobre las mismas oficinas de Yasser Arafat, lanzaron varios misiles, fundamentalmente sobre una fábrica cercana al campamento de refugiados palestinos de Eidah. Los ataques no dejaron muertos, pero provocaron la interrupción de la energía eléctrica en la localidad de Beit Jalá.

La operación Reconquista

El ejército israelí tiene un plan secreto para volver a ocupar amplios sectores del territorio que controlan los palestinos si fracasa el proceso de paz en Medio Oriente. Al menos, así lo afirma el semanario norteamericano Newsweek de hoy. Israel no intenta ocupar ese territorio permanentemente, pero lo usaría como un “moneda de cambio” en futuras negociaciones. El plan de la “reconquista” israelí de los territorios cedidos –aunque tardíamente– según los acuerdos de Oslo de 1993 recibe el nombre de “Campos de Espinas”. Buena parte de la opinión pública israelí, que piensa que ya se concedió demasiado, estaría de acuerdo con esta política que llevaría a volverlo a conceder. Pero a mejor precio.

 

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