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OPINION

Sin audacia y sin tiempo

Por Alfredo Zaiat

Domingo Cavallo obtuvo apenas el 10 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales de hace un año, perdió ante Aníbal Ibarra la puja por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con un bochornoso discurso para un perdedor y para muchos es el padre del modelo menemista de exclusión social. José Luis Machinea no se reunió con él por esa escasa representatividad electoral o por esa poco estimulante cualidad paterna. Lo que buscó es el apoyo de Cavallo para evitar el voto en contra de los mercados, respaldo que consiguió pero a costa de quedar en una posición de aplicado aprendiz al recibir la bendición de que “va en el buen camino”. En ese tránsito que bendijo Cavallo, Machinea jugó su ¿última? carta para inducir la reactivación económica apuntando a cambiar las expectativas de inversores y empresarios con una serie de medidas impositivas. La salida del pozo recesivo quedó así en manos de la respuesta del sector privado a esos incentivos, que por cierto son medidos para no hacer peligrar la obsesión de Machinea de “la solvencia fiscal”. En esa línea, poco y nada aporta a mejorar el humor de la gente, excepto un tímido sistema de seguro de desempleo voluntario para los tomadores de créditos hipotecarios. Alentar el consumo quedó subordinado, entonces, al objetivo de motorizar la inversión privada, con un incierto resultado. Si se trató de dar señales para ganar confianza y precipitar un proceso de crecimiento económico, el único aplauso tributado a Machinea reveló para dónde se dirigieron esos indicios. El auditorio convocado al Nación, escenario que solía utilizar Cavallo para encolumnar al establishment detrás de su política, saludó la eliminación de las acciones cotizantes en la Bolsa en la base de cálculo para el pago de Bienes Personales. Esta insólita medida que, según Machinea, propone revitalizar el mercado de capitales no resiste la prueba de progresividad tributaria. Sólo tiene el objetivo de dar un nuevo guiño a los insaciables financistas, que, a esta altura el ministro debiera saberlo, igualmente consideraran que ese paquete será insuficiente. En su discurso Machinea apeló a que las políticas de crecimiento requieren “honestidad, trabajo duro, ejemplo y creatividad”. Muchos le reconocen algunas de esas cualidades, pero también piensan que para estos momentos lo que se necesita es audacia, ya que mucho tiempo no le queda para que maduren sus iniciativas. Esa audacia la podría demostrar por ejemplo en la eliminación de la exención en el pago del Impuesto a la Ganancia de los intereses de títulos públicos, que le reportaría al fisco 1553,5 millones de pesos anuales. Dinero que serviría para apuntalar la solvencia fiscal y para que el ajuste no recaiga en los mismos de siempre.


 

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