Por
Cledis Candelaresi
Después de cuatro años y tres meses que contabiliza
minuciosamente, Domingo Cavallo volvió ayer a Economía y
se sentó en el despacho principal. Pero lejos de cualquier fantasía
que pudiera disparar este retorno, el presidente de Acción por
la República lo hizo en su condición de líder de
este partido y para desmenuzar con el ministro José Luis Machinea
las flamantes medidas. Van en la dirección correcta,
fue el lacónico juicio formulado por el otrora titular del Palacio
de Hacienda, quien prefirió reservar sus detalladas opiniones para
la propuesta económica que presentará públicamente
hoy. Pero aquella apreciación, así como su cordial alusión
a mi amigo José Luis fueron para el equipo económico
un espaldarazo anhelado.
Horas después que Machinea anunciara su paquete pro competitivo,
quizás su última oportunidad de probar que puede reanimar
la economía, la opinión de Cavallo resultaba decisiva. Se
trata nada menos que del político opositor al que el gobierno aliancista
amagó con hacerle un lugar, y de un economista con indiscutible
predicamento en el establishment local y, fundamentalmente, internacional.
Tal vez por esto la visita a Economía generó una expectativa
casi desmesurada. A pocos pasos del despacho ministerial, un enjambre
de periodistas lo esperó para conocer su versión del encuentro
con Machinea. Acabo de volver de Italia y los Estados Unidos, donde
participé de un seminario acerca del manejo de los países
en crisis, explicó el sonriente Cavallo, cuya satisfacción
no lograron disipar ni los empujones ni el asedio de micrófonos.
Según sugirió, una de las razones de su visita habría
sido compartir con el ministro de la Alianza la experiencia vivida con
los banqueros que se reunieron en la estadounidense Vermont.
Economía intentó minimizar el encuentro, del que también
participó el secretario de Finanzas, Daniel Marx. El vocero ministerial
ayer subrayaba que sólo se trataba del último de una serie
de encuentros organizados con dirigentes políticos, entre otros,
con Rubén Marín, del justicialismo. Los periodistas pidieron,
sin éxito, conversar con Cavallo en el microcine del Palacio. Este
lugar está reservado a funcionarios, explicó
un colaborador de Machinea, omitiendo que ese recinto suele ser utilizado
algunas veces por dirigentes empresarios, entre otros visitantes. Pero
esta vez, sobraba recelo.
Es difícil ser ministro y resulta muy importante tener apoyo
político, sentenció Cavallo, empatizándose
con los pesares de Machinea. Pero más allá de las declaraciones
de circunstancias, las concepciones económicas del ex y las del
actual titular de Economía tienen más de un punto de contacto.
Sólo por citar un ejemplo, ambos sostienen el criterio de que las
inversiones y el empleo se promueven rebajando impuestos.
De cualquier modo, la verdadera receta cavallista acerca de cómo
superar las dificultades económicas actuales será precisada
esta noche, en una cena convocada por Acción por la República
en el Hotel Hilton, y a la que los organizadores ayer estimaban una concurrencia
no inferior a los 400 comensales.
Los allegados al ex funcionario de Carlos Menem aseguran que la coincidencia
entre esta convocatoria y la incertidumbre económico política
es pura casualidad. El acto de esta noche se viene programando desde hace
un par de meses y tendría la doble finalidad de celebrar los dos
millones de votos obtenidos por AR en las últimas elecciones presidenciales
de hace un año, tanto como recaudar fondos: cenar hoy con Mingo
en Puerto Madero cuesta 500 dólares el cubierto.
Pero ese encuentro nocturno es también la primer aparición
pública después de las fallidas elecciones de mayo, cuando
Cavallo perdió en manos de la Alianza el gobierno de la Ciudad,
eventual trampolín para la Presidencia de la Nación. Entonces,
cuando ante el resultado adverso el ex ministro sugirió iracundo
que sus oponentes podían estar realizando fraude, era imposible
imaginar el acercamiento actual: Cavallo tratandocon esmerada consideración
a su amigo José Luis. Y los operadores del gobierno
arrimándole un convite para que se incorpore al staff oficial.
No hay ningún ofrecimiento, respondió ayer Cavallo,
ante la pregunta de si se sumaría al gobierno. Pero esta negativa
no descarta que haya habido tanteos, aunque éstos finalmente terminaron
en nada. A Mingo no le hubiera convenido nunca, porque jamás
le hubiesen dado todo el poder que se necesita para hacer cambios comentaba
ayer a Página/12 un operador cavallista. Simplemente, porque
(Fernando) de la Rúa no puede garantizarlo, ya que él mismo
está comprometido en una interna feroz.
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