Aunque todos coinciden en que por ahora son sólo golpes de efecto mediático, las últimas declaraciones de Carlos Ruckauf encendieron luces de alerta en el Gobierno. Según decían en la Rosada, el gobernador bonaerense rompió su política de amistad hacia Fernando de la Rúa con la hipótesis de que una eventual ruptura de la Alianza dejaría un vacío de poder que él podría ocupar. Un tema que preocupa a los dirigentes oficialistas más de lo que están dispuestos a asumir. �Se acabó el idilio�, se lamentaban ayer en el Gobierno. 
Desde que se instaló en el sillón presidencial, De la Rúa privilegió en todo momento la relación con los caciques justicialistas, a los que recibió en varias oportunidades en desmedro del jefe formal del PJ, Carlos Menem, a quien vio públicamente una sola vez. Por el peso político de su distrito y por su figuración mediática, Ruckauf fue el interlocutor más importante y el que se ubicó más cerca del gobierno nacional.
Durante aquellas mieles, desde la Casa Rosada justificaban la estrategia por la necesidad derivada de la debilidad institucional de la Alianza, obligada a administrar con la mayoría de las gobernaciones, el Senado y un sector de la Justicia bajo control opositor. Dentro del Gobierno, el encargado de manejar el tema es el ministro del Interior, Federico Storani, y el actual jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, que desde la presidencia del Banco Nación construyó una buena relación con los caciques peronistas.
Pero todo cambió en los últimos días, en simultáneo con la crisis política de la Alianza. La semana pasada, Ruckauf aseguró que estaba �listo para gobernar� y �según los funcionarios del Gobierno� insinuó la posibilidad de apelar a la Ley de Acefalía para adelantar las elecciones, en una movida sorpresiva a la que después se sumó Eduardo Duhalde. Indignado, De la Rúa salió a denunciar un difuso �golpismo oculto� detrás de estas declaraciones y de los rumores, a esta altura cotidianos, sobre la renuncia de José Luis Machinea. 
�Era obvio que iba a haber un alejamiento paulatino. Es lo mismo que ocurrió con (Carlos) Menem y (Raúl) Alfonsín en los primeros años de gestión alfonsinista. Al principio eran amigos, pero en cuanto se acercaron las elecciones Menem se fue diferenciando�, decían ayer en la Casa Rosada. Y aclaraban que, de todos modos, esto no quita que la comunicación siga abierta. �Es una cuestión de necesidad�, decían. En este sentido, Colombo aclaró ayer que está trabajando en una nueva reunión de los gobernadores con De la Rúa para cuando termine la gira por España.
Esta teoría, sin embargo, no responde a una pregunta básica: ¿por qué Ruckauf eligió este momento para empezar a diferenciarse del Gobierno? �Cuando Chacho renunció a la vicepresidencia, Ruckauf creyó que la Alianza se rompía. Vio que podía generarse un vacío de poder y quiso ser el primero en ocuparlo. Quizás especuló con que se podían adelantar las elecciones�, señaló un importante dirigente radical de la provincia. 
Con matices, en el Frepaso coincidían. �Ruckauf apostó a que se quebraba la coalición. Tuvo miedo de que el Frepaso se convirtiera en el receptor de una serie de demandas sociales y económicas y no quiso dejarnos ese lugar�, explicaba un dirigente de ese partido.
Hay también una lectura que vincula los últimos movimientos de Ruckauf a la dinámica interna del justicialismo. Una fuente de la Casa Rosada lo ilustraba ayer con una anécdota de la semana pasada. En la reunión de gobernadores peronistas, Ruckauf planteó que, dada la inminente ruptura oficialista, el PJ debía acompañar a De la Rúa. Otro de los presidenciables del peronismo, el cordobés José Manuel de la Sota, respondió con una postura de tono más opositor. �Ruckauf está peleando por el liderazgo del PJ y muchas veces reacciona en base a eso�, señalaban en el Gobierno.
Pero la realidad política argentina suele cambiar en poco tiempo. A diferencia de lo que ocurría hace dos semanas, cuando el quiebre de lacoalición parecía seguro, en los últimos días comenzó a generarse una escenario de recomposición. �El peronismo olfatea la debilidad y embiste. Si la Alianza está débil, Ruckauf va a seguir atacando, pero si nos fortalecemos va a tener que retroceder�, especulaban ayer en el Gobierno. 

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