Por Eduardo Videla
La Estación Retiro de la ex línea Mitre, convertida hoy en testimonio del abandono de los espacios públicos, cambiará su cara en un plazo de seis meses. Las obras, que ya comenzaron, están a cargo de la misma concesionaria de esa línea, Trenes de Buenos Aires (TBA), que no sólo promete recuperar y restaurar el edificio de casi 90 años, sino respetar su construcción original. La caótica fisonomía actual cambiará por la prolijidad de un shopping, con 2210 metros cuadrados de locales comerciales, que incluyen un patio de comidas, un banco, correo y locutorio, baños nuevos y una playa de estacionamiento de 2500 metros cuadrados.
Son setenta mil los pasajeros que padecen por día la estación Retiro, la única de las terminales ferroviarias que fue declarada monumento histórico. Pese a esa declaración, el edificio se fue convirtiendo con los años en una cambalache de locales comerciales que se fueron adosando sin ningún criterio, a lo que se sumó el deterioro edilicio, con techos que se llueven y el cielorraso abovedado de yeso diezmado por las manchas de humedad.
La �remodelación y puesta en valor� del edificio demandará una inversión de 4 millones de pesos, que la empresa TBA piensa recuperar mediante la explotación comercial de los locales durante los próximos cuatro años.
Para su versión futura, la estación no contempla los locales construidos fuera del edificio principal, en la cara que da a la estación del Belgrano que serán demolidos para dejar lugar a una calle, por lo que dejará ver después de muchos años la cara Este de la construcción. Por esa calle se ingresará a la playa de estacionamiento, cuya ampliación también forma parte del proyecto.
También quedarán excluidos los taxis, que hoy ingresan a la estación por lo que fue en su origen una entrada de carruajes, y permanecen allí a la espera de pasajeros, con los motores encendidos, contaminando el aire y ensuciando las paredes con el humo de los escapes. Los taxis tendrán su parada en una dársena sobre la avenida Ramos Mejía.
El edificio será recuperado independientemente de su futuro, aún incierto. El Proyecto Retiro que elaboró la gestión Menem contemplaba ese lugar como un centro de exposiciones, pues las vías iban a ser corridas hacia la Terminal de Omnibus. Esa propuesta naufragó y en el proyecto que anunció hace dos meses el ex ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, la estación continuaba como terminal ferroviaria para concentrar, junto con la del Belgrano, las tres líneas que salen de Retiro. Ahora, con el anuncio formulado por el ministro de Economía, José Luis Machinea, para vender las tierras de esa zona, la incertidumbre vuelve a instalarse sobre ese histórico edificio
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Las obras fueron programadas por el estudio Baudizone-Lestar-Varas. �El proyecto cuenta con el visto bueno de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos�, aseguró Jorge Molina, gerente de Relaciones Institucionales de TBA. Según explicó el vocero, el patio de comidas, que funcionará donde estaba la antigua Confitería del Retiro, será operado por una firma española. No faltará un local de Mc Donald�s y también habrá una sucursal del Banco Provincia, una oficina de correos y otra de Telefónica, una farmacia y una ferretería, entre otros comercios. También se construirán nuevos baños, con una particularidad en los de mujeres, que contarán con cambiadores para bebés.
�Como muestra de lo que serán los futuros locales, ya funciona una cafetería vidriada, con estructura de hierro, en un extremo del hall central. Y el locutorio de Telefónica, ya terminado, es un ejemplo de las futuras instalaciones�, explicó a Página/12 el arquitecto Alberto Varas, uno de los directores del estudio. Los locales vidriados (ver foto) serán ocho: cuatro en el centro del hall y los otros cuatro contra la pared norte, pero dejando a la vista las columnas del edificio, hoy tapadas por una hilera de locales condenados a desaparecer.
Las obras ya empezaron con la reparación de los techos para evitar goteras. Las paredes de revoque símil piedra �característico de los edificios neoclásicos de Buenos Aires� serán limpiadas con agua y vapor a presión. El cielorraso, después de restaurado, será pintado de un color claro, tanto como para devolver la iluminación difusa proveniente de los nuevos reflectores, que se instalarán apuntando hacia el techo.
Con arquitectura británica
Retiro es una estación con historia. Considerada como una de las más grandes del mundo, la actual terminal del Mitre comenzó a proyectarse en 1905 y se terminó de construir en 1911. Era la cabecera del entonces Ferrocarril Central Argentino. �Se trata de un diseño peculiar, casi sin antecedentes, que combina prestigiosos ejemplos de arquitectura británica construidos poco tiempo antes dentro de una composición similar a la del City Hall en Cardiff; se recrea la cúpula del Wesleyan Hall, la columnata del hotel Picadilly y la disposición de las fachadas de Regent Street, en Londres�, dice el libro La presencia británica en Buenos Aires.
Un sector característico de la estación es la zona de los andenes: las ocho plataformas están distribuidas debajo de dos grandes bóvedas; el techo está compuesto por arcos de hierro, que arrancan desde el piso y alcanzan una altura de 25 metros. Sus materiales fueron importados desde Gran Bretaña. El acceso principal fue resuelto con la modalidad que los ingleses denominan �Edwardian�, con accesos peatonales y entrada de carruajes. La boletería fue construida en forma elíptica, revestida en mayólicas importadas también de Gran Bretaña.
La estación tenía un comedor principal con acceso desde la calle, iluminado por una araña con 26 luces. En la planta alta había una galería para servicio de té y dos comedores para familias. También había una sala de espera de primera clase, otra de hombres y una tercera de segunda clase. |
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