Por Hilda Cabrera
�A todos los artistas que participan de este encuentro les interesa recuperar la tradición y los une el tema de la memoria�, puntualiza el actor italiano Gianluca Barbadori, organizador del Festival Italoargentino �Un puente, dos culturas�, que a partir de hoy y hasta el 26 de noviembre se desarrolla en diversas salas de la ciudad, con subsedes provinciales en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, Río Negro y Santa Cruz. La entrada es gratuita, salvo casos como el del espectáculo argentino Cinco puertas, dirigido por Omar Pacheco, para el cual hay un cupo (fuera de éste las localidades se pagan). Participan de esta muestra los actores y músicos italianos Mario Pirovano, David Rondino, Grupo Bevano Est, Matteo Belli y, entre otros, Gisella Bein y Massimo Carlotto. Por Argentina integran la convocatoria diversas personalidades y artistas, como Tato Pavlovsky, Ingrid Pelicori, Darío Grandinetti, Daniel Fanego, Ana María Bovo, Marta Lorente, Ana Padovani, Claudio Gallardou, Estela Carlotto, Javier Daulte, Alejandro Tantanian y muchos más. Dedicado también a la pedagogía teatral, Barbadori reside actualmente en la ciudad de Ancona, ubicada en la región Marche, cuyas autoridades impulsan este encuentro multidisciplinario: este cuenta con apoyo institucional y empresario y ya existe el compromiso de reeditarlo en los próximos cuatro años, según adelantó su organizador en diálogo con Página/12.
�¿A qué se debe este intercambio con una región?
�Para los argentinos puede ser una paradoja, pero la idea de este intercambio parte de un hecho real. Los italianos no conocen la cultura argentina. En el imaginario colectivo sólo existen estereotipos como Valeria Mazza, Maradona y Eva Perón. Se sabe que existe el tango, el mate, la pampa, la Patagonia y chau. Algunos italianos no saben siquiera qué idioma se habla. La región Marche, en cambio, es muy particular: en algunas áreas, el 42 por ciento de la población tiene o tuvo parientes en Argentina. Todavía existen bares donde se juega al truco, como acá. Los más viejos enseñan este juego a jóvenes de 16 y 18 años que, además, cantan las flores en castellano.
�¿Cuál es su caso?
�Una de mis bisabuelas nació en la Boca y mi abuelo Santiago, en Avellaneda, en 1910. A los 11 años, por un viaje que hizo mi padre, descubrí que tenía una familia en Argentina, que mi bisabuela había estado escribiendo desde siempre cartas en castellano, y empecé a querer saber sobre mis orígenes. Volví después de muchos años, con ganas de crear una relación concreta. En ese momento supe que me había faltado algo, un aprendizaje, un encuentro más profundo con este país, y empecé a proyectar el festival.
�¿Cómo logró apoyo?
�La base de todo lo que conseguimos es la generosidad de los que participan. Porque con esto no se gana plata: se pagan algunos viáticos, nada más. Todo esto que organizamos tiene una base de 33.500 dólares. La pasión es un motor extraordinario. Yo vivo la vida como una serie de enamoramientos y éste lo es. Además me encontré con gente muy valiosa, a todo nivel. A algunos artistas no tuve ocasión de contactarlos, porque éste es un trabajo que lleva mucho tiempo y energías, pero estoy seguro de que me hubieran acompañado.
�¿Qué caracteriza a los espectáculos italianos del festival?
�La búsqueda de una relación entre el pasado y el presente, lo tradicional y lo contemporáneo. Este año incorporamos un proyecto de espectáculo medieval para exhibirlo en el Instituto Dante Alighieri (Maratón dantesca. Un viaje con Dante Alighieri 700 años después), pero además nos preocupamos por ampliar las giras por el interior. Matteo Belli y Mario Pirovano son los encargados de estos encuentros.
�¿Por qué cree que la colectividad italiana, al menos en Buenos Aires, no apoya demasiado estos eventos, como se vio en las dos ediciones anteriores?
�Los inmigrantes italianos desarrollaron en Argentina actitudes de gran dignidad, que aprecio y estimo. En general, son serios y coherentes, pero un poco indolentes. Cuando uno les propone cosas a descubrir, se retraen. Los italianos que viven en Uruguay (donde también se organiza este festival) son más curiosos que los de la colectividad argentina. No sé si tienen otra calidad de estudio... Parece como si acá pertenecieran a otra clase social.
�¿Cómo piensa modificar esa actitud?
�Haciéndoles conocer la cultura italiana contemporánea, pero teniendo en cuenta los códigos con los que ellos se manejan acá. En este trabajo nunca pierdo de vista la tradición ni la importancia que tiene saber de dónde venimos. Creo que ésta es la mejor forma de acercarnos. Lo aprendí por mi experiencia de vida y artísticamente por haber estudiado, aunque fuera por un breve período, en uno de los laboratorios de Jerzy Grotowski. La relación con la propia memoria es fundamental. Todos los artistas de este festival mantienen ese vínculo con la memoria, que es también un trabajo social, como lo muestran Gisella Bein y Massimo Carlotto, que presenta su libro Le irregolari. Los trabajos de Bein sobre las Madres y los derechos humanos son muy importantes para aprender a mirar hacia adelante, pero sin olvidar el pasado. Para mí, identidad y memoria son la esencia del festival.
Las primeras actividades
Hoy a las 19.30: Candombe del Grupo Catalinas Sur, la Murga de El Baldío Teatro y la música folklórica de La Macina (tradicional) y de Bevano Est (contemporánea). En el Teatro de la Ribera, Pedro de Mendoza 1821.
Mañana a las 19.00: Ciclo �Teatro y Derechos Humanos�. Presentación del libro de Massimo Carlotto: Le irregolari. Con participación del autor, Estela Carlotto y Taty Almeida. En el C. C. San Martín.
22.00: Rombi e milonghe (teatro cómico-musical). Libro y actuación de David Riondino. En la Sala Enrique Muiño del Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1550, 5º piso.
Sábado 28, a las 19.00: Mistero Buffo, de Dario Fo. Con Mario Pirovano (en castellano e italiano). En el Teatro Auditorio UADE, Lima 717.
20.00: Assemblea Teatro en Piú di mille giovedi (en italiano), de Massimo Carlotto, con Gisella Bein. En el C. C. San Martín.
21.00 y 23.00: Cinco puertas, por el Grupo Teatro Libre, dirigido por Omar Pacheco. Música de Lito Vitale. En La Otra Orilla, Tucumán 3527. Repite los días 4, 11, 18 y 25 de noviembre.
21.30 Rombi e milonghe (teatro musical). En el C. C. San Martín.
Domingo 29, a las 20.00: Assemblea Teatro en Piú di mille giovedi (en italiano), de Massimo Carlotto, con Gisella Bein (dentro del ciclo �Teatro y Derechos Humanos�). En el C. C. San Martín.
20.30: Cinco puertas, por el Grupo Teatro Libre. En Tucumán 3527. Repite los días 5, 12, 19 y 26 de noviembre.
21.30: Concierto de La Macina (música étnica). En el C. C. San Martín. |
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