Por Cledis Candelaresi
La Cámara de Diputados construyó ayer un virtual blindaje político para el ministro de Economía, acosado por los rumores y vaivenes del mercado. Omitiendo sus objeciones puntuales, los partidos provinciales y el cavallista Acción por la República asumieron junto a sus pares de la Alianza el compromiso de dar pronto despacho al proyecto de ley de Presupuesto. Casi al mismo tiempo, y a sólo cuatro horas de haber ingresado a la Cámara baja, la Comisión de Presupuesto dictaminó a favor de la rebaja de impuestos prometida el lunes por José Luis Machinea ante centenares de empresarios. A la falta de credibilidad del establishment económico, el jaqueado funcionario contrapuso ayer una improvisada red de contención parlamentaria.
�Fue un gesto político para darle una señal a los mercados�, interpretaba ante Página/12 el senador José Luis Gioja, jefe de la bancada del justicialismo, cuyos diputados ayer se mantuvieron al margen de aquellos avales. Aun así, ningún legislador del PJ prevé poner un gran escollo a la aprobación de esas iniciativas. �Tenemos que actuar y garantizar la gobernabilidad�, predicaba el mendocino Carlos Balter, del Partido Demócrata, uno de los que participó del entramado solidario que ayer intentó amparar al ministro.
Bien sea porque no hay figuras a mano viables para un eventual recambio ministerial, porque no sería oportuno un reemplazo o porque, salvo diferencias de matices, ninguna bancada tiene objeciones sustanciales a la política económica, los diputados propios y ajenos accedieron a avalar esos proyectos, demostrando que hay cohesión en torno a las propuestas oficiales. No es un dato menor que ese espaldarazo del improvisado interbloque haya sido promovido, justamente, por Acción por la República, el partido de Domingo Cavallo, quien en los últimos días no escatimó gestos de apoyo hacia su �amigo� José Luis.
�Las discusiones en torno al Presupuesto son las de siempre. Lo que sucede es que con la falta de credibilidad de Machinea, la aprobación se transformó en un problema político�, interpretaba ayer ante este diario una fuente del Poder Ejecutivo. Las críticas parlamentarias más contundentes a la pauta de recursos y gastos del 2001 fueron formuladas por los propios aliancistas, quienes coinciden con diputados opositores en rechazar el recorte a los subsidios al gas y naftas patagónicas, y al tabaco. Esta discusión se repite sistemáticamente todos los años: Economía quiere eliminar esas subvenciones y los legisladores, erigidos en voceros de las provincias, lo impiden.
�El Frepaso no va a poner obstáculos para la aprobación del Proyecto de Presupuesto 2000. Pero en esto no vamos a ceder�, aseguraba anoche el aliancista Rafael Flores, uno de los defensores más acérrimos de los beneficios fiscales a la Patagonia. Sin embargo, los aproximadamente 200 millones en juego no son un obstáculo insalvable. Por el contrario, los propios legisladores oficialistas aseguran que la ley Antievasión y la Emergencia Económica darían a Economía herramientas suficientes como para compensar el sostenimiento de aquellos subsidios.
Antes de esta aprobación, Economía necesita el aval que permitirá consagrar en una ley las promesas de rebajas impositivas que formuló el ministro frente a una nutrida tribuna empresaria, y cuyo objetivo sería promover una reactivación. Estos beneficios a los inversores producirían una merma de ingresos de 700 millones, que el Gobierno intentará compensar, entre otras formas, con la prórroga de las concesiones hidrocarburíferas con la del yacimiento Loma La Lata, aunque sea a cambio de magros cánones.
En tiempo record, el proyecto de rebaja impositiva consiguió dictamen favorable de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, otro gesto parlamentario de apoyo a Machinea.
Colombo y la coparticipación
En la misma jornada que Diputados derrochó avales a Economía, Chrystian Colombo intentó seducir a los senadores para avanzar finalmente en la demorada sanción de la ley de Coparticipación Federal. �Sirve para dar una señal de solvencia intemporal a los mercados�, afirmó el jefe de Gabinete al término de su reunión en el Senado. Pero en este terreno, la pelea promete ser un poco más difícil.
El encuentro permitió cerrar filas en torno de dos ideas: buscar el consenso con los gobernadores, a quienes Colombo comenzará a consultar sistemáticamente a partir de la semana que viene, y avanzar en un preacuerdo en torno de la coparticipación primaria: cuánto le corresponde a la Nación y cuánto al conjunto de las provincias.
Esta definición promete ser tan compleja como siempre, pero quizás menos reñida de lo que resultará acordar el prorrateo de recursos entre las provincias. Inevitablemente este análisis pondrá los ojos sobre los fondos extras que recibe la provincia de Buenos Aires, millonaria masa de recursos que muchos otros estados anhelan capturar.
Al margen de esas previsibles dificultades, el jefe de Gabinete pretendió avanzar un poco más, planteando que el debate por la coparticipación debe incluir también una definición acerca de cómo se financia el déficit previsional. Actualmente se detrae el 15 por ciento de los recursos coparticipables para la seguridad social, antes de que el poder central o los estados federales toquen un centavo. Después hay aportes de otros varios tributos, como IVA, Ganancias o Combustibles.
�En gran parte el déficit previsional es responsabilidad de la Nación, que define la política del sistema. Por eso la mayor responsabilidad de cubrirlo no es de las provincias�, advertía ayer ante este diario el justicialista José Luis Gioja. Pero los funcionarios nacionales tienen presente que el Tesoro absorbió las deficitarias cajas provinciales, cuyas brechas, en muchos casos, estuvieron provocadas por regímenes de privilegios totalmente ajenos a los jubilados nacionales. |
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