�Estoy escribiendo a ciegas�, dice el teniente capitán Dimitri Kolesnikov, pero su carta arroja una dramática luz sobre el accidente del submarino atómico ruso Kursk. La misiva, descubierta ayer tras el rescate de cuatro cuerpos y escrita en el mismo día del accidente, reveló un dato que impactó fuertemente en la sociedad rusa: 23 miembros de la tripulación sobrevivieron al choque, pero murieron por frío o por falta de oxígeno. El dato puso de manifiesto la falsedad de las palabras de las autoridades rusas, quienes insistieron ante los familiares de los marinos en que la muerte había sido instantánea tras el impacto. También dio una nueva dimensión a las horas que fueron pasando desde el accidente y hasta que Moscú se decidió a pedir ayuda internacional, un tiempo demasiado extenso para cualquier rescate. Kolesnikov, hijo de un oficial de la marina de San Petersburgo, era el comandante de la sección séptima, donde se encuentran las turbinas. Se había casado unas pocas semanas antes de que el submarino comenzara viaje y la carta que garabateó en sus últimas horas de vida se dirige a su mujer. �Tenía el presentimiento de que él no había muerto rápidamente, lo que me causaba tremendo dolor y ahora ese dolor se confirma�, dijo la viuda tras conocer la noticia. �13.15 horas: la tripulación total de las secciones seis, siete y ocho ha sido trasladada al compartimiento nueve; aquí estamos 23 hombres; hemos tomado esta decisión a causa de la avería, ninguno de nosotros puede llegar hasta la superficie�, escribió Kolesnikov. El mensaje acaba siendo ilegible y el mismo marino aclara que escribe �a ciegas�, ya que la luz se había cortado. Pero no se ha conocido todo su contenido: el jefe del estado mayor de la Flota del Norte, Mijail Motsak, afirmó ayer que no podían hacer pública completa, ya que Kolesnikov la había dirigido a su familia. El viceprimer ministro Illia Klebanov la describió así: �Es una carta muy personal. Quien la escribió, comprendió mejor que nadie en la superficie lo que pasaba y lo que iba a pasar en el submarino�, dijo. Pero Motsak dio a conocer otro dato inquietante: dos o tres marinos intentaron salir del submarino, según se desprende de la carta. �Como sabemos, este intento fracasó, tal vez porque la escotilla ya estaba inundada�, añadió. En el día posterior al accidente se dio que se habían oído golpes, lo cual fue interpretado como una señal de los sobrevivientes. Luego, los jefes del operativo dijeron que ese ruido había sido malinterpretado. Ahora, la primera versión parece cobrar nuevo valor. El Kursk se hundió el sábado 12 de agosto, pero el presidente ruso, Vladimir Putin, recién lo reconoció un día más tarde y tardó hasta el miércoles en aceptar que equipos de rescate occidentales intervinieran en el rescate. Durante semanas, los oficiales de la marina les dijeron a los familiares que la tripulación tuvo que morir instantáneamente o segundos después del accidente, pero la carta aparecida ahora descarta esta versión y reaviva la pregunta de si se podrían haber salvado vidas si Rusia hubiera aceptado inmediatamente las ofertas de ayuda. Hasta ahora han sido rescatado cuatro cuerpos. De ellos sólo pudo ser reconocido Kolesnikov: los otros están tan desfigurados que no pueden ser identificados y deberán ser sometidos a pericias. Ayer, las operaciones de rescate debieron ser suspendidas por el mal tiempo, y se cree que podrían limitarse sólo a la sección nueve �donde habrían estado los 23 sobrevivientes al choque�, ya que los buzos corren riesgos importantes en la tarea. Pero tras la conmoción que generó la carta, Putin declaró que habrá una investigación a fondo sobre el accidente.
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