Por Brian Whitaker *
Desde Jerusalén
Las hondas y las piedras pueden ser las mismas, pero las cuatro últimas semanas de violencia palestino-israelí tienen poco que ver con la Intifada de 1987 a 1993, a tal punto de hacerla parecer casi caballeresca. Esta vez el estado de ánimo es diferente, la naturaleza del conflicto es diferente y las bajas son de una escala diferente. �Lo principal es el alto número de muertes �dice Mahmoud Najjar, un palestino de Ramalá�. La cantidad de muertos en las primeras dos semanas de este conflicto fue la misma que la de muertos en cuatro meses del conflicto anterior.� Najjar, que fue herido en la primera Intifada, recuerda los arrestos masivos y los huesos rotos deliberadamente por las fuerzas de seguridad israelíes. �Esta vez no quieren arrestar gente, y no hay política de huesos rotos �dice Najjar�. Tiran a matar: un 75 por ciento de los muertos fue alcanzado en la parte superior del cuerpo.�
El levantamiento de diciembre de 1987 empezó en una escala muy pequeña, con un accidente mortal en Gaza que involucró a un camión israelí de combustible. �Yo no creo que existiera plan alguno para la primera Intifada �dice Bassem Eid, un activista palestino de derechos humanos�. Simplemente, algo estalló.� Muchos creen que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Arafat fue tomada por sorpresa por esa explosión, aunque luego jugara un rol importante en ella. La violencia de hoy, insisten los israelíes, está siendo coordinada principalmente por la OLP. Esto puede ser muy cierto a nivel organizativo, pero la OLP no orquesta los sentimientos de su pueblo. En todas partes, los palestinos comunes y corrientes hablan de furia y frustración.
�En la primera Intifada, las personas todavía tenían algunas expectativas sobre el futuro. Hoy están tan frustrados y desesperanzados...�, comenta Eid. Muchos coinciden en que la provocación de Ariel Sharon al visitar el área cerca de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén a fines de septiembre no fue la causa del estallido sino su detonante. �Era una bomba de tiempo que la visita de Sharon hizo explotar�, estima Eid. �La bomba era la difícil situación bajo la que viven los palestinos. No hemos visto ningún fruto de los acuerdos de Oslo, que puso fin a la primera Intifada. Todavía hay colonización judía, confiscación de tierras, demolición de hogares. Estamos peleando por cada centímetro.�
Aunque después de la primera Intifada todavía se registraba violencia de baja intensidad, el año pasado fue el más tranquilo por más de 12 años, con sólo nueve palestinos y cuatro israelíes muertos. Pero a comienzos de este año, los incidentes de violencia comenzaron a aumentar: 32 palestinos y tres israelíes ya habían sido abatidos para cuando Sharon realizó su tristemente célebre caminata por la mezquita. El número de asentamientos judíos fue un detonante evidente para la violencia. Cuando comenzó el primer levantamiento había unos 73 mil en Cisjordania y Gaza. Hoy hay 202 mil. La otra gran diferencia es que ahora los palestinos disponen de armas. �La Intifada anterior no tenía un componente militar; no había actos armados, era casi pacífico�, señaló Ghassan Khatib, el director palestino del Centro de Medios y Comunicación en Jerusalén. Desde 1987 a 1993, la falta de armas en manos palestinas tenía un efecto positivo en los medios: la imagen de David y Goliat, con jóvenes con piedras confrontando las fuerzas de seguridad israelíes, ayudó a mantener la simpatía mundial hacia los débiles. Pero ahora el uso de armas de fuego por parte de los palestinos podría dañar esa percepción.
Ambos bandos han tenido años para reflexionar sobre sus tácticas luego del primer levantamiento. El resultado, según Chris Doyle, del Consejo para el Desarrollo del Entendimiento Arabe-Británico, �los israelíes se atrincheraron en sus bunkers y no salen a patrullar las calles. Eso les da una gran ventaja: están eligiendo cuáles serán los campos de batalla�. Doyle consideró que ahora no habrá luchas callejeras ni los intentos deimponer leyes sobre los palestinos que caracterizaron la primera Intifada. Todo lo contrario: los israelíes no se adentrarán en zonas palestinas. �¿Cómo podrían bombardear esas ciudades a menos de que estuvieran ciento por ciento seguros de que sus tropas no están dentro?�
Por otra parte, la televisión satelital �que no estaba muy presente durante la primera Intifada� ha dado aliento a muchos palestinos. Dicen que aumentó la concientización en todo el mundo sobre su lucha. No es claro si esta conciencia bastará. Hasta ahora no se tradujo en medidas prácticas desde los líderes árabes, aunque algunos argumentan que comienza a surtir efecto. Siria, por ejemplo, tras años de hostilidad hacia la OLP, ya comenzó a abrir sus hospitales para los palestinos heridos.
No obstante las bajas y todas las ventajas de los israelíes, muchos palestinos están convencidos de que el levantamiento triunfará en alterar la posición israelí. ¿Y si no lo hace? Najjar no tiene dudas: �Tras dos o tres años, comenzará otra intifada�.
* Especial de The Guardian de Gran Bretaña para Página/12
UN PALESTINO MURIO EN UN PUESTO MILITAR ISRAELI
La vuelta de los atentados suicidas
Por Suzanne Goldenberg *
Desde Jerusalén
Ayer se agregó un nuevo y peligroso elemento al sangriento conflicto entre palestinos e israelíes: el primer atentado suicida en dos años. Un soldado israelí resultó levemente herido luego de que un joven llegara a un puesto militar israelí montado en su bicicleta, para luego explotar. El ataque también anunció la primera operación planificada por un grupo islámico desde que comenzara la violencia, hace ya cuatro semanas. Para las fuerzas de seguridad israelíes, el atentado es una evidencia muy concreta de que la Autoridad Palestina ha roto su compromiso de reprimir a los militantes extremistas de Hamas y de Jihad Islámica. A principios de la semana, el líder palestino Yasser Arafat había llevado a ambos grupos al consejo resolutivo que reúne casi a diario para coordinar las operaciones contra las tropas y los puestos de comando israelíes.
El ataque de ayer fue propio de un amateur. Según el comandante israelí en la zona de Gaza, general Yom Tov Samia, el suicida, identificado como Nabil Areer, un estudiante de unos 20 años, cargó cinco kilos de explosivos en su mochila y luego rodeó los muros del puesto después de que un soldado lo viera en actitud sospechosa. Pero tanto Jihad Islámica, que se responsabilizó de este ataque cerca del asentamiento judío de Gush Katif, como Hamas, anunciaron nuevos atentados. Ismail Abu Shanab, líder del Hamas en la franja de Gaza (donde la organización islámica tiene un importante bastión), sostuvo que el atentado de Areer estuvo plenamente consentido por el movimiento Al Fatah de Arafat. �Hay un completo acuerdo en esto. Esta es la unidad nacional completa detrás de la Intifada. Todo el mundo apoya ahora esta Intifada�, declaró.
Estas declaraciones hacen crecer los temores entre los israelíes, agravados ya por la decisión de la Autoridad Palestina de liberar de las cárceles a docenas de extremistas de Hamas y Jihad Islámica. Aunque la mayoría de ellos hayan sido re-encarcelados después, las fuerzas de seguridad israelíes continúan advirtiendo sobre una ola de atentados suicidas como las de otro tiempo. De todos modos, fuentes palestinas aseguraron que los miembros más capaces de Hamas y Jihad Islámica están muertos y que lo de ayer fue apenas una operación torpe. Integrantes del Fatah también remarcaron que Arafat está totalmente en contra de ataques suicidas dentro de Israel, por temor a intensificar aún más el conflicto. Pero después de un mes de derramamiento de sangre, la pregunta sigue en pie: ¿cuán seguro es el control que mantiene Arafat sobre sus milicias del Fatah? Muchos creen ahora que el líder palestino está siendo forzado a liderar una ola de radicalismo para no traicionar el sentimiento popular palestino.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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