La primera medida de fuerza de la historia que fue decidida por los directores de un teatro (y no por sus trabajadores) está llegando a su fin. Cuando el viernes pasado las autoridades del Teatro Colón y de la Secretaría de Cultura de la Ciudad decidieron suspender las funciones, la primera reacción fue de desconcierto. Ahora, cuando varios de los objetivos del Gobierno de la Ciudad se han cumplido y los trabajadores aceptan negociar lo que hasta hace una semana parecía innegociable, ese desconcierto es cosa del pasado. Ayer el sindicato de empleados de la ciudad (Sutecba) �en lugar de la intercuerpos, que fue desplazada de las negociaciones por una asamblea multitudinaria en la que no faltaron las agresiones físicas� y las autoridades se encontraban reunidas para dar forma a un acuerdo que, según fuentes del Colón, permitirían a partir del martes de la semana próxima anunciar la reprogramación de las funciones canceladas.
�El diálogo general se comparte�, dijo a Página/12 el secretario de Cultura de la Ciudad, Jorge Telerman. �Hay un conflicto coyuntural, que es el de los concursos y está superado porque se acepta nuestra propuesta; y hay otro, muy antiguo, que tiene que ver con lograr un marco de restablecimiento de la disciplina que permita el funcionamiento normal del teatro. Hubo una propuesta, una contrapropuesta y una nueva propuesta nuestra. La diferencia es de lenguaje más que de objetivos, pero, de todas maneras, ésa no es una cuestión menor porque de ella depende en qué lugares se pone el énfasis en relación con el cumplimiento del acta. Lo que es claro es que la discusión tiene ahora un marco racional y eso es posible porque en la asamblea del martes, por primera vez, la mayoría se hizo escuchar.�
La historia del cierre había empezado cuando la intercuerpos (que nuclea a los empleados de los distintos sectores del teatro) realizó una asamblea que obligó a la postergación de media hora para la función de Il Trovatore prevista para ese día. El miércoles 18, la dirección del Colón recordó a los empleados, través de un comunicado interno, que estaban prohibidas las actividades sindicales en lugares o en horarios que puedan comprometer el normal desenvolvimiento de la temporada. La respuesta de la intercuerpos, que consideró al comunicado �digno de la dictadura militar�, no se hizo esperar: esa misma noche, un rato antes de la nueva función de Il Trovatore, convocó a una asamblea en el escenario e impidió la realización de la ópera de Verdi. Hasta el momento, el histórico conflicto por la efectivización de los contratados siempre había derivado en concesiones por parte de las autoridades con el fin de que la temporada pudiera seguir su curso. El viernes pasado se actuó de otra manera: el Colón quedaba cerrado de hecho hasta que se restableciera la disciplina y hasta que se aceptara la propuesta de la Secretaría de Cultura de prorrogar los contratos actuales hasta la realización de concursos abiertos. 

PRINCIPAL