MICHELLE La vida parecía reunir política y espectáculo una vez más: Michelle Pfeiffer llegaba a Buenos Aires a comprar caballos al criador y ex jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes. Los periodistas aguardaron en vano que la actriz descendiera por la escalerilla del avión. La buscaron entonces en aduana. Y lo mismo: ni rastros. A las cansadas asomó una mujer rubia sí pero ni tan esbelta ni tan sugestiva como la bella Gatúbela. La gordita era, sin embargo, una auténtica Michelle Pfeiffer. La homonimia había jugado una mala pasada a quienes sacan sus datos de las listas de pasajeros.
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