Ana Wacht, una médica psiquiatra porteña, está investigando si las autoridades argentinas no abandonaron a su suerte a su media hermana, también argentina, durante la Segunda Guerra Mundial. Clara Rita Wacht murió aproximadamente a los seis años de edad en un campo de concentración nazi, sin que los desesperados esfuerzos que su padre, Samuel, hacía desde Buenos Aires sirvieran para salvarla. Samuel y su mujer Raquel nacieron en Polonia y se conocieron en Argentina. En 1936, nació Clara. Poco después, en 1937, madre e hija se enfermaron y decidieron volver a Varsovia a consultar a un médico familiar. La invasión alemana los atrapó, en 1939, fecha en que los hechos se vuelven más difusos. Samuel seguía con frenesí los eventos que sufrían los judíos en su tierra natal y trataba de que la nacionalidad argentina de Clara la salvara. En mayo de 1940, Raquel murió de difteria y la nena quedó a cargo de la familia de Samuel. El 11 de junio de 1941 llegó la última carta de la familia, hablando de las ganas que tenía �Rítele�, como le decían a Clara, de ver a su papá para �que le compres un juguete�. En algún momento después de esa fecha, que casi coincide con la invasión nazi a Rusia, los Wacht fueron deportados a un campo de concentración, sin protección consular pese a los trámites de Samuel ante la Cancillería argentina. Ana Wacht conoció esta historia y la existencia de su hermana recién a los 19 años. �Entonces supe que mi padre había tenido un primer matrimonio y una hija, y que ella había muerto en la guerra�, cuenta. Recién cuando Ana se estaba por casar, su padre le contó la historia, la única vez que habló del tema. Pero sólo dijo que ellas habían muerto �en la guerra�. �Después pude ponerle otra palabra: que fue asesinada�, definió Ana. �Mi padre de esto no podía hablar. Era algo de lo que no se podía hablar en casa, incluso después de que me lo contaron.� Después de muertos sus padres, y al vender el departamento en que vivían, Ana y sus hermanos encontraron algo que les dio la real envergadura de la tragedia. �Encontré en un aparador una bolsita como si fuera de compras, una bolsa de plástico�, recordó Ana. �La abrí y encontré cartas, estaban escritas en idish.� Los hermanos entendieron que era la correspondencia venida de Polonia en esos años difíciles. Ocho años después del hallazgo, en 1994, Ana se decidió a hacer traducir las cartas y a buscar toda la documentación posible sobre Clara. Encontró el acta de matrimonio de Samuel y Raquel, la partida de nacimiento de la nena y también fotos de ella y sus familiares polacos. Esta investigación, que todavía tiene grandes huecos en la narrativa, le permitió inscribir los nombres de sus familiares en la lista de víctimas del Holocausto en el museo Yad Vashem de Jerusalén. �Trabajé con varias traductoras del idish. Pagué hoja por hoja, un costo muy alto para reconstruirlas�, explicó Wacht. �Mi padre no tiró las cartas para que alguien se enterara y las diera a publicidad.� El siguiente paso es investigar los archivos diplomáticos nacionales, para saber si hubo negligencia en no dar protección a una pequeña ciudadana argentina. El caso Wacht es similar al de Matilde Bueno, otra pequeña argentina asesinada por los nazis en Europa. En recuerdo de Matilde se instauró un premio que lleva su nombre y que el año que viene, en abril, será entregado a Steven Spielberg por su tarea en recuerdo del Holocausto.
|