Por D. P.
Desde San Pablo
�Mamá, votá por quien nunca usó drogas.� La recomendación, inscripta en letras blancas sobre fondo rojo, fue una de las piezas dedicadas a Marta Suplicy por Paulo Maluf, su adversario en las elecciones que hoy consagrarán al próximo intendente de San Pablo. Los �sanos� consejos malufistas dieron el tono a la campaña concluida este viernes. Quien fuera intendente y gobernador de San Pablo durante la dictadura también previno a los paulistas de que Marta no habría cumplido con el juramento de fidelidad a su marido. Según Maluf, �la señora� no esperó que la muerte la separe de Eduardo Suplicy para tener alguna aventura. A pesar de su cruzada, Maluf no podrá impedir que la candidata del Partido de los Trabajadores obtenga alrededor del 60 por ciento de los votos válidos según las encuestas de Data Folha divulgadas ayer: si así fuera, la izquierda alcanzaría una victoria importante sobre una derecha que, sin embargo, muestra signos de gran vitalidad tanto en San Pablo y en Brasil.
Más allá de cuál fuera el resultado de hoy, la izquierda ya realizó la mejor elección municipal de su historia.Aunque en la primera vuelta del 1º de octubre elPT obtuvo el14,2 por ciento en 5556 alcaldías contra el 15,6 del centrista PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) y el 15,2 del PFL (Partido Frente Liberal), expresión de la derecha, la votación petista fue la de mayor peso cualitativo. En el universo de las principales concentraciones urbanas, el PT obtuvo el 27 por ciento de los votos y administrarámás de 170 municipalidades.
Con excepción de Salvador de Bahía, donde el Partido del Frente Liberal ganó en primera vuelta y Río de Janeiro, segundo electorado nacional, donde hay una disputa cerrada entre dos centristas (Luiz Conde, actual intendente, y César Maia), los candidatos del PT, el Partido Socialista Brasileño (PSB) y Partido Comunista do Brasil (PCB) llegaron al ballottage en los principales centros urbanos brasileños: Belo Horizonte, Porto Alegre, Recife, Curitiba, Belem, Fortaleza y Goiana. Los dos casos salientes son Belo Horizonte (tercera ciudad del país), y Porto Alegre, la más importante de las ciudades del sur brasileño. En la capital de Minas Gerais, el socialista Célio de Castro disputa su reelección con ligera ventaja sobre el social-demócrata Joao Leite. En Belo Horizonte, además, habrá un duelo de vanidades entre el presidente Fernando Henrique Cardoso y el ex presidente Itamar Franco, quien en el último minuto respaldó al socialista De Castro contra el crédito de Fernando Henrique.
A pesar de ir con ventajas, la victoria del socialista no es segura. Sí lo sería en cambio la del PT en Porto Alegre, donde el partido de Luiz Inácio �Lula� Da Silva deberá obtener su cuarta intendencia consecutiva llevando como candidato a Tarso Genro, un ex alcalde a quien las encuestas le dan el 67 por ciento de intención de voto. Un resultado de ese porte confirmará a los gaúchos como un polo de poder en el sistema petista, donde sigue pesando la preeminencia paulista. En esa puja se horneará el modelo de partido y la candidatura para las presidenciales del 2002.
Pero elevando la perspectiva, el proceso que hoy culmina muestra un Brasil polarizado en dos referencias fuertes: el Partido del Frente Liberal y el Partido de los Trabajadores. La socialdemocracia no retuvo el control de la escena, aunque eso no puede tomarse como un cuadro definitivo pues preserva gran parte del poder administrativo, empezando por la presidencia de la Nación. Tampoco cabe dar a las municipales un peso que no tienen: son un test electoral de mitad de mandato y no más que eso.
En el PT, pocas cosas irritan más que el mote de aggiornados, o la ironía con que la revista Veja los definió en su nueva etapa: �El PT colorde rosa�. Pero algo, o mucho, hay de cierto en esas adjetivaciones. Los petistas aceptan, en cambio, que todavía no han alcanzado cierta madurez que exige el ejercicio y la disputa del poder. �Nos pasamos de políticamente correctos�, dijo un dirigente petista a este diario en casa de Marta Suplicy. Por el contrario, esta campaña electoral demostró que la derecha no repara en los buenos modales a la hora de pelear por cargos electivos. Para muestra puede tomarse el caso paulista,principal vidriera política nacional. En estas elecciones quedó ratificado que no hay personaje políticamente más incorrecto que Paulo Maluf. Tanto es así que fueron contados quienes hicieron público su voto por él. Ni el empresariado, ni la Iglesia Católica lo avalaron, y los evangélicos que lo hicieron evitaron mayor publicidad. Por lo mismo, la candidatura de Marta Suplicy recibió el apoyo del gobernador socialdemócrata Mario Covas y del mismo presidente Cardoso.
Entre los malufistas, en cambio, sólo hay casos del Guinness. El cuñado de Marta Suplicy, Anesio Lara, se manifestó preocupado por la suerte �de millones de inocentes que morirán en los próximos años�, víctimas del abortismo que vendrá con el PT. Don Anesio �que no Amnesio� además milita en el monarquismo, igual que el candidato a vicealcalde de Maluf.
Aunque Maluf no puede ser tachado de monárquico como Anesio, sus credenciales republicanas son módicas: fue uno de los más activos opositores a las elecciones directas para consagrar el primer presidente no militar en 1985. Sin embargo, tras empezar la carrera por el ballottage con 18 puntos, Maluf cosechará más de 30 puntos este domingo y eso lo convierte por lo menos en candidato a la gobernación paulista del 2002. Su vitalidad política es un signo de la vigencia que esa derecha preserva en Brasil.
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