Maradona llegó a Ezeiza pasada la una de la mañana de ayer por la Compañía Cubana de Aviación y desapareció. Dos cuatro por cuatro que lo esperaban le permitieron salir del aeropuerto sin tomar contacto periodístico. Se suponía que iría al entrenamiento matutino de Almagro en Ferro. No fue. Se especulaba con que aparecería por la concentración del equipo en el Hotel La Perla, de Once, donde se hospeda. Anoche, los jugadores y el cuerpo técnico de Almagro continuaban aguardando la visita del nuevo manager del club. Así fue durante todo el día.
El presidente de Almagro, Enrique Bissio, en su momento aseguró que era previsible que Maradona no llegara al entrenamiento en el estadio de Ferro porque había arribado desde Cuba en horas de la madrugada tras un largo periplo. Las informaciones consignaron, en cambio, que Maradona había ocupado las horas siguientes a su llegada al país en ir a bailar a un boliche junto a Cóppola y un grupo de amigos. �Llegando a la hora que llegó, y después de dieciséis horas de vuelo desde Cuba, es entendible que no viniera�, dijo Bissio, como para desechar de entrada cualquier hipótesis de conflicto ante el �plantón� de Maradona, cuya presencia en la práctica había sido anunciada por los propios dirigentes.
El último entrenamiento de Almagro anterior al partido de esta tarde ante Racing, presenciado por una gran cantidad de periodistas, fue conducido por Brown y Enrique, la dupla apadrinada por Maradona. Los jugadores del equipo se mostraron unánimemente ilusionados por la presencia de Diego. Almagro marcha último en el Torneo Apertura, con cinco empates y seis derrotas, posee el peor promedio para la permanencia en la categoría y hoy enfrenta a otro que aún no ganó en el certamen.