Por
Ariel Greco
Con una buena tarea colectiva, Gimnasia se acercó a la punta
al ganarle 3-1 a Lanús y ya sueña con el título.
Por más que el partido fue bastante parejo, en el juego de las
diferencias quedó muy claro el presente de cada uno y el por qué
del triunfo de Gimnasia.
Convicción. Más allá del rendimiento exhibido, cada
jugador de Gimnasia está convencido del objetivo. Así lo
dejaron en claro ayer, ya que todos se desdoblaron para atacar y para
colaborar en defensa, aún más de lo que a priori indican
sus funciones. Por el contrario, los locales no tuvieron actitud para
dar vuelta un desarrollo desfavorable. Por eso, si bien se había
planteado difícil, los de Timoteo lo terminaron resolviendo con
bastante comodidad. Una muestra: cómo remataron los penales Pereyra
y Capria. El defensor platense le pegó con clase y dejó
parado a Burela. El ex jugador de Estudiantes lo anunció y permitió
el lucimiento de Noce.
Arqueros. La tarea de Burela y Noce quedó claramente reflejada
en el resultado final. Mientras el de Lanús nunca le brindó
seguridad a la línea de fondo, su colega de Gimnasia fue la contracara,
más allá del penal atajado. Siempre atento en las pelotas
aéreas y muy seguro para tapar varias entradas francas de Ariel
López y de Kmet. Lo de Burela fue pobre. Falló en casi todos
los centros y regaló el primer gol.
Precisión. Con menos chances que sus adversarios, los delanteros
de Gimnasia tuvieron mayor concentración y puntería para
aprovechar cada ocasión. Lo opuesto ocurrió con los atacantes
de Lanús, que dilapidaron casi todas las que se les presentaron.
Suerte. Por más que es obvio remarcar que Gimnasia no ganó
por fortuna, tampoco es falso señalar que contó con la liga
de todo equipo en racha. En cambio, a Lanús casi todas le salieron
en contra. De arranque, el travesaño devolvió un tiro libre
de Capria. Con el partido 1-0, otra vez el poste le impidió el
empate a Klimowicz. Cuando Lanús consiguió la igualdad,
al minuto Gimnasia se encontró con un penal para ponerse 2-1. Y
ante la chance de un nuevo empate, Noce le desvió el penal a Capria.
Ante cada situación clave, el destino jugó para Gimnasia.
Hinchadas. Con la motivación de la pelea por título, los
hinchas del Lobo coparon su popular y alentaron todo el partido. Se ilusionaron
desde el arranque y al final festejaron de manera alocada el triunfo que
los acercó a Boca. Los de Lanús apenas se arrimaron a ver
a un equipo que deambula por el fondo de la tabla. Durante el juego casi
ni cantaron y en el cierre despidieron a sus jugadores con un silencio
indiferente.
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