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OPINION

�Sudistán�

Por Eduardo Pavlovsky, Héctor Bidonde, Norman Briski, Fernando Ulloa, David Viñas, Luis Zamora

Mientras se confirma el temor de una extensión del conflicto bélico en Colombia, en Córdoba tropas de ocho países –dirigidas por oficiales norteamericanos– realizaron maniobras militares que consistieron en retomar el control de un país de ficción, “Sudistán”, y que en su imaginación o en sus hipótesis futuras para América latina había sido dominado por una sublevación popular. El operativo “Cabañas 2000” implicó gastos por varios millones de dólares y la participación durante 16 días de 1200 efectivos de la Argentina, Ecuador, Chile, Perú, Bolivia, Uruguay y Paraguay, encabezados por 400 marines norteamericanos. En marzo se realizarán nuevas maniobras militares en Misiones y EE.UU. aspira a poder instalar una estación de vigilancia satelital en el noroeste argentino para controlar eventuales puebladas insurreccionales en América latina. Estados Unidos y el Pentágono lograron algo inalcanzable para ellos durante todo el siglo. Ya no se trata de la excusa de combatir el narcotráfico como en Colombia. Lisa y llanamente se preparan para reprimir –con asesoramiento, conducción o participación de tropas estadounidenses– posibles protestas populares. En el marco de completa extranjerización de gran parte de la economía latinoamericana, con una indignante concentración de la riqueza en pocas manos y de pauperización masiva de los pueblos del continente, EE.UU. y los gobiernos de la región se preparan. Si las protestas sociales se extienden, estimuladas por esa miseria creciente y angustiante, tratan de estar en condiciones de proteger militarmente sus mecanismos de dominio político y económico. El presidente De la Rúa ha ocultado al pueblo estas maniobras militares. Tuvo que violar para ello la propia Constitución que lo obliga a requerir autorización al Congreso para introducir tropas extranjeras. El Parlamento calló en actitud cómplice. El gobernador De la Sota y la mayoría de la dirigencia política y gremial, incluyendo en especial la que posa de opositora, adoptó similar actitud. Así entienden la democracia: con sumisión al poder imperial, y mentiras y engaños a la población. Nos parece que países que no defienden sus soberanías frente a estas imposiciones no podrán recuperarse. Gran parte de los medios sobreinforma para evitar que nos informemos y parecen deliberadamente omitir la difusión de estos hechos. El debate intelectual elude incluirlo, hasta responde con rechazo resignado o impotente. Una nube de silencio vuelve a rodear preparativos de represión popular. Es urgente actuar. Los silencios también se sobornan.


 

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