Página/12
en Perú
Por
Carlos Noriega
Desde Lima
Medio centenar de militares al mando de un teniente coronel se sublevaron
en la madrugada de ayer domingo exigiendo la renuncia del presidente Alberto
Fujimori y el encarcelamiento del ex capitán Vladimiro Montesinos,
el poderoso monje negro del fujimorismo. También exigen la destitución
de la cúpula de generales del ejército estrechamente ligados
a Montesinos, algunos de los cuales ya habían sido removidos, precisamente,
horas antes de este levantamiento militar.
El sublevado es el teniente coronel Ollanta Moisés Humala Tasso
(37), comandante del Grupo de Artillería Antiaérea 501,
con sede en el destacamento militar de Locumba, ubicado en el departamento
de Tacna, en la frontera con Chile. Hasta el momento del envío
de este despacho ninguna otra unidad militar se había plegado al
levantamiento. El presidente Fujimori mantuvo una larga reunión,
en un palacio de gobierno fuertemente resguardado, con el nuevo jefe del
ejército y comandante general de las Fuerzas Armadas, el general
Walter Chacón, nombrado en el cargo apenas doce horas antes de
la sublevación. Fujimori no hizo ninguna declaración pública.
El líder opositor Alejandro Toledo apoyó las exigencias
de los sublevados, pero criticó sus métodos para conseguir
esos objetivos.
En un Manifiesto a la nación peruana, el comandante
Ollanta Humala cuyo nombre hace referencia a un general del imperio
incaico que murió luego de sublevarse contra el Inca anunció
que emprenderá una marcha por todo el territorio patrio y
sólo en el caso de ser hostigados o atacados, o que el pueblo sea
reprimido, se hará uso de las armas, las que sólo
depondrá cuando se legitime la cadena de mando y haya un
presidente verdaderamente elegido por el pueblo a quien jurar subordinación
y valor. En su pronunciamiento los sublevados hablan de un Nuevo
ejército peruano, del cual se autoproclaman como su primera
unidad, la que anuncian se adhiere al clamor y lucha del Perú
profundo, desconociendo toda autoridad de los delincuentes Alberto Kenjo
Fujimori, José Villanueva Ruesta (comandante general de las fuerzas
armadas hasta la tarde del último sábado) y Vladimiro Montesinos
Torres. En su diagnóstico de la situación al interior
del ejército, Humala señala que la cúpula montesinista
de generales enriquecidos con el tráfico de drogas, contrabando
de armas y otros negociados, comprometen muy gravemente la salud del ejército
y pueblo peruanos y por consiguiente la existencia misma del Perú
como Estado Nacional Soberano. El documento está fechado
el domingo 29, pero se refiere al general Villanueva Ruesta como comandante
general de las fuerzas armadas, a pesar que éste fue destituido
del cargo por Fujimori un día antes.
En la madrugada del domingo el comandante Ollanta Humala reunió
a los hombres bajo su mando, tomó como prisionero al jefe de la
División Blindada del destacamento de Locumba, el general Carlos
Bardales, y abandonó el cuartel militar rumbo al asentamiento minero
de Toquepala, a 70 kilómetros de distancia. Ollanta Humala estaba
acompañado de su hermano Arturo (36), quien hace tres años
fue pasado intempestivamente al retiro cuando tenía el grado de
mayor. Con el general Bardales como rehén, los sublevados llegaron
a su destino pocos minutos después de la cuatro de la mañana
y tomaron sus puestos de combate. Luego los militares se apoderaron del
micro con el que se oficiaba la primera misa del domingo y los sorprendidos
pobladores se enteraron por los altavoces que estaban en el centro de
una sublevación militar. El ejército reaccionó ordenando
que un contingente militar se movilice hacia Toquepala para develar el
levantamiento, al que calificó como una grave situación
de indisciplina. Humala y sus hombres se aprovisionaron de combustible,
alimentos y frazadas, y abandonaron Toquepala. Tomaron un camino que lleva
a Puno, en la frontera con Bolivia.
En diálogo con Página/12, Ulises Humala (41), hermano del
líder de los sublevados, aseguró que su familia había
recibido numerosas llamadas de apoyo a la acción de su hermano.
Incluso hemos recibido llamadas de varios militares dándonos
apoyo, señaló Ulises Humala, que dijo sentirse orgulloso
por la decisión tomada por su hermano. Estamos preocupados
por lo que pueda ocurrir, pero un militar tiene que cumplir su deber y
en esa tarea puede morir, señaló el mayor de los siete
hermanos Humala. Se ha llegado al límite del descontento
en el ejército. Está claro que existe un divorcio entre
la cúpula militar y los mandos medios de coroneles hacia abajo,
señaló el líder opositor Toledo, que culpó
a Fujimori de ser el responsable de la crisis que vive el país
y que ha originado el levantamiento militar y exigió, una vez más,
su renuncia. Espero que no se produzcan represalias contra este
militar, agregó.
Al momento del envío de este despacho, los sublevados continuaban
su marcha por el altiplano peruano, con las fuerzas del ejército
persiguiéndolos. La cacería la encabeza el general Abraham
Cano Angulo, un estrecho aliado de Vladimiro Montesinos. En Lima, un grupo
de manifestantes llegó en la noche hasta la Plaza Mayor, donde
se ubica el Palacio de Gobierno, para expresar su apoyo al levantamiento
militar encabezado por Ollanta Humala.
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