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�Haciendo radio, al principio me miraban como si estuviera loco�

La contratación de Alfredo Leuco para conducir la mañana de Continental parece marcar una nueva etapa periodística en la emisora.

Por Patricia Chaina

t.gif (862 bytes)  “La primera persona que me dijo que tenía que hacer radio fue Hugo Guerrero Martinheitz”, recuerda Alfredo Leuco. Y con un gesto de admiración, homenajea a quien le vaticinó hace doce años lo que hoy se perfila como una sólida trayectoria en el medio. Es que después de seis temporadas como columnista de “Bravo 1030” –con Fernando Bravo en Radio Del Plata–, Leuco debutará el año que viene con un programa propio en el codiciado horario de la primera mañana (de 6 a 9) en radio Continental.
Sin embargo, ése no era su plan el día que llegó al programa de cable de Guerrero Martinheitz, para hablar de un libro que acababa de publicar. “Iba en vivo y yo llegué tarde –cuenta en la entrevista con Página/12-, lo vi detrás del vidrio, me hace señas para que pase y abro la puerta. La puerta golpeó una cámara y yo me siento y digo: ‘Discúlpeme, soy un boludo, el tránsito era un kilombo’. ‘¿Cómo?’, me interroga él. Entonces me fijo y estaba la cámara prendida. Me quería morir. Me puse colorado y él largó su risotada. Tengo la grabación y parece de Woody Allen. Pero se enganchó Martinheitz y me invitó a la semana siguiente para charlar de política. Y a la semana siguiente otra vez. Y el último programa lo cerró diciendo: ‘Señores productores, ¿no lo van a contratar a Leuco para la radio o la televisión? ¡Está desperdiciado haciendo epígrafes en los diarios! Este hombre nació para la radio, para la televisión’”.
Todavía sin título definido, su programa de Continental tomará la forma que Leuco acercó a la emisora cuando comenzaron las conversaciones sobre su pase. El más resonante hasta el momento entre los cambios que traerá la radio en el 2001. “Yo presenté un proyecto sobre el tipo de programa que entendía que debía hacerse en el horario de 6 a 9”, cuenta Leuco. Luego explica: “Hoy las primeras mañanas son el reflejo de la sección política de los diarios. Eso es autolimitarse y achicar el público al que te dirigís. Quiero hacer una primera mañana que tenga información general, deportes, espectáculos. Los temas que se hablan en el laburo: la tele, el fútbol, la política. Con mucha preproducción, notas editadas, informes”, sostiene el periodista cordobés, desafiando la inercia del mercado.
–¿No va a ser un programa centrado en lo político?
–Ni de casualidad. Sí voy a hacer mi columna, pero quiero ir a buscar a un público más amplio. Porque además, si sólo hablo de política me aburro. Me interesa muchísimo la política, porque tiene un lugar importante en la sociedad, pero acotado en función de los intereses que hoy tiene la gente.
–¿Ya tiene formado el equipo que lo acompañará?
–La idea es que se integre Gabriela Radice y que continúe Daniel López, que está en la radio. No tengo definido quién hará deportes o economía. Por lo demás, habrá una renovación muy grande, temática y conceptual, desde el lugar donde analizar las noticias. El mensaje fuerte que la radio quiere mandar es que empieza una nueva etapa periodística en Continental.
–¿”Bravo 1030” terminaría a fin de año?
–Fernando y la radio tienen ganas de seguir. Seguramente se va a reformular el programa. Yo me despido, tengo contrato hasta el 31 de diciembre y lo voy a respetar. Con Radio Del Plata soy un agradecido, pocas veces tuve tanta libertad, dije lo que quise, y eso que pasé por tres administraciones. Dije barbaridades que hoy me hacen poner colorado. Las voy a seguir diciendo y con libertad, porque para eso me contrataron.
–Llegó al programa propio, un sueño que no siempre se cumple.
–Una vez Nelson Castro, quien me marcó desde el punto de vista ético en el manejo de la profesión, me decía: “Alfredo, esto es un maratón, hacé el esfuerzo, poné energía, eso se traduce en tranquilidad de conciencia y satisfacción personal. Ya es un logro. Si encima te ganás la vida con eso sos un privilegiado”. Y sin desesperación, todo fue creciendo. El trabajo junto a Fernando fue muy importante. Es el tipo más generosoque conocí en los medios. Y por algo hace 30 años que juega en primera. Traté de aprender de él. Sin embargo siento que me falta un montonazo.
–¿Cómo fue para usted el cambio de la prensa gráfica a la radio?
–Al principio, haciendo me miraban como si estuviese loco, porque preparaba todo como para un diario. Y el primer día fue terrible: había escrito tres carillas y tenía ¡un minuto y medio de aire! Yo tengo 14 años de periodismo gráfico y sólo 6 de radio, y sigo considerando a la información, básicamente gráfica. Pero en la radio aprendí el valor de las formas. Para llegar a la gente hay que pensar dos cosas: en tener buena información y de qué manera ponerla al aire, que es algo tan importante como la información confiable.

Una terna con varias lecturas
Por la conducción de “Le doy mi palabra” (los miércoles a las 22 por P&E), Alfredo Leuco está ternado para el premio Martín Fierro de la TV por cable, por mejor labor periodística. Sus compañeros de terna son Nelson Castro y Román Lejtman. “Linda terna, por eso fui a buscar el diploma”, cuenta Leuco, y por eso también volverá al Hotel Hilton para la entrega de premios. “Son dos tipos que respeto, somos amigos, los aprecio y los valoro, para mí es un orgullo estar ternado con ellos”, concluye sobre esa competencia que aunque se plantea desde el ámbito televisivo, resuena como anticipo de lo que vendrá. Justamente Castro, Lejtman, y el propio Leuco, competirán, entre otros, por la audiencia de la primera mañana en la temporada radial del año próximo.

 

Palabra de cordobés
“Las columnas me han dado muchísima satisfacción”, apunta Alfredo Leuco sobre sus editoriales. “Las escribo todas las mañanas –cuenta–, y no es habitual que alguien escriba en radio. Pero me levanto a las 4 de la mañana, miro diarios por Internet y a las 5 me pongo a escribir, una hora, y la trabajo para que sea lo más clara posible para el público de la radio. Siempre pienso en que la entienda mi vieja, aunque sea un tema complejo como el Consejo de la Magistratura y por eso trato de contarlo a través de historias de vida. Pero por escribir, al principio me miraban como loco porque la gente tiene la idea de que ese laburo en la radio no luce. En mí fue diferente porque la columna me singularizó, la gente me conoce por eso. El latiguillo de `Le doy mi palabra’ se transformó en el titulo de un programa de TV, en un libro, y cuando ahora alguien me dice: `Te doy mi palabra’ me parece hermoso, porque esa frase tiene un valor especial, la palabra es mi instrumento de trabajo, y además refiere a la convicción, a la confiabilidad y a la honestidad en este trabajo.”

 

 

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